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Costas, jugadora con experiencia en División de Honor, refuerza al Carballal después de tres años alejada del balonmano, desde que nació su hija, Nora
22 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Sandra Costas está de vuelta. Jugadora con varias temporadas de experiencia en División de Honor de balonmano con el Porriño, motivos laborales la llevaron a dar un paso al lado en diciembre del 2016. A la temporada siguiente, se enroló en el Lavadores y en abril del 2021, cuando supo que estaba embarazada, lo dejó. Hasta ahora. La viguesa ha aceptado reforzar al Carballal, una nueva aventura que vive con ilusiones renovadas.
Costas había comenzado a entrenar en agosto con el Lavadores, el que había sido su último club, «para quitar el mono, para matar el gusanillo y pasar el rato», asegura. Solo iba a entrenar un par de días con una amiga, sin pretensión de jugar. Pero en Navidad llegó la llamada del técnico del Carballal, Chiki Castro. «Me comentó que habían tenido bajas por lesiones en primera línea, que podía echar una mano entrenando y si veíamos que iba bien, fichar», detalla.
Teniendo presente que «son dos categorías de diferencia», la jugadora quiso probarse y, al final, dieron el paso. «Igual otro año decía que no, pero al estar ya metida y habiendo retomado los entrenamientos, no hubo que convencerme tanto», admite. Aunque no se ve todavía al nivel de las compañeras, sí cree que puede ir a más y aportar. «Nunca dejé de hacer ejercicio desde que fui madre. Sigo haciendo crossfit y ahora, por las noches, a entrenar», apunta.
Y a jugar, porque el pasado fin de semana ya vivió su redebut. «Mi último partido lo jugué embarazada sin saber aún que lo estaba, en abril del 2021. Las sensaciones en la vuelta fueron extrañas, pero son veintipico años en el balonmano y no dejas de tener ese puntito de competir», indica. Dice que lo está cogiendo con ganas y que pensó que le «costaría más», pero que la buena acogida de las compañeras también ha sido clave.
Habituales de O Gatañal
Sandra nunca se desvinculó del balonmano, aunque su presencia en pabellones ha estado más ligada al masculino: su pareja y padre de su hija, Nora, es el jugador del Cangas Juan Quintas. «A O Gatañal vamos mucho; al final, está todo ligado», desliza divertida. La pequeña ha visto jugar a su progenitor desde que tenía un mes y ahora, hace lo propio con la mamá. «Está metida en los pabellones desde que nació. Este finde semana vinieron los dos a verme y ella quería bajar al campo, preguntaba por qué no podía. De vez en cuando, escuchaba desde la grada: '¡Mami, mami!'», relata.
Hasta ahora, le contaba que ella «también había jugado al balonmano como papá» y es especial que Nora lo vea ahora con sus propios ojos. «Aunque sean unos meses, está bien», menciona a propósito de que no sabe lo que pasará más allá del final de esta temporada. Tampoco oculta que, aunque hará lo que quiera, les gustaría que la niña jugara al balonmano. «Pero de momento, parece que es más de darle con el pie», revela entre risas.
En su última temporada antes de estrenar maternidad, Sandra no tuvo tampoco ficha hasta diciembre. «Era un sí, pero no, para echar una mano. Estaba con muchas dudas, porque estábamos buscando el bebé, pero tampoco lo queríamos decir mucho y fue como ‘sí, ficho, pero que sepáis que hay esta opción’». Para entonces, esa ya era su prioridad. «Jugamos el último partido de la temporada y a los diez días, nos enteramos (de que Nora estaba en camino). No sé si hubiera seguido, ya tenía otra visión de futuro en ese momento», plantea.
En su momento, cuando dejó el Porriño, «la cabeza no daba para más» y sintió que debía hacerlo. Ahora, el panorama para compaginar su trabajo de administrativa, el deporte y la maternidad le supone «malabares», pero dentro de eso, todo está bastante controlado. «Al jugar el papi a nivel profesional, viaja mucho y hay que compaginar los horarios de los dos. También tiramos mucho de mis padres, benditos abuelos», agradece.Tenía claro, eso sí, que si fichaba sería desde el compromiso.
El hecho de que el Carballal esté en descenso no era algo que la echara en absoluto para atrás. «Como si estuvieran de primeras, no es algo que me influyera para fichar o no. Lo que me guiaba era sentir yo que pudiera ayudarles», aclara. Además, ve al equipo «en buena línea» con los dos últimos empates seguidos y recuerda que muchos partidos se decidieron por detalles. Ahora, ella es un «detalle» para jugar a favor.