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El exjugador, nuevo entrenador del equipo de O Rosal, asume lleno de optimismo y ambición «un gran reto»
23 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Davor Cutura (Serbia, 1979) se define como «medio gallego» y eso, sumado a su pasión por el balonmano, hace que conozca de sobra el Novás desde hace años. También a su presidente, que fue quien lo llamó hace unas semanas para hacerse cargo del conjunto de O Rosal, que pelea por la permanencia en División de Honor Plata, después del cese de César Armán, cuyo trabajo alaba. Está convencido de que hay mimbres y de que lograrán el objetivo.
—¿Le sorprendió la llamada del Novás?
—Sí. Llevaba cinco años en Italia, primero como jugador y entrenador, y luego, solo entrenando. Fueron unos años exitosos, compaginándolo con la selección de Letonia, que ya es mi tercer año. Pero en Italia vi que necesitaba pasar de nivel y, además, primaba mi familia, buscar una estabilidad para mis tres hijos y mi mujer, que es gallega y lleva años acompañándome por el mundo. Así que decidimos volver a Pontevedra y si salía un proyecto deportivo fuera, ir yo solo. Y en esas estaba cuando llegó la llamada de Andrés (Senra, el presidente) y decidí echarles una mano. Es un gran desafío.
—¿Qué sabía del club y qué se ha encontrado?
—El Novás es un equipo que vive por y para el balonmano. Se percibe en la distancia, pero cuando estás aquí, aún más. Me encontré un club estabilizado en la categoría desde hace siete años, pero que está sufriendo en una liga competitiva y que tiene que mirar hacia arriba con ambición. Hay un equipo joven, con muchas caras nuevas, ahora también en el staff. No es fácil empezar mediada la temporada, pero es un gran reto. Hay mucho potencial para trabajar y mejorar y creo que en el primer partido ya lo demostramos, pese al resultado (derrota).
—¿Ha podido hacer un diagnóstico de qué les había llevado a la zona baja de la tabla?
—Sí, desde que tuve el primer contacto, empecé a ver los partidos, a analizar y valorar. Creo que había muchos condicionantes: pagan la cláusula de uno de los mejores jugadores de la plantilla y se va, hay dos fichajes que llegan casi en diciembre y que son jóvenes que necesitan adaptación... Creo que César lo tuvo complicado, que todo eso afectó y ahora la situación es mejor, aunque seguimos con ciertas limitaciones y vamos un poco contrarreloj, porque estamos haciendo un trabajo que se tiene que consolidar. Pero no tenemos que caer en una presión añadida por los resultados ni por la clasificación. Hay que trabajar lo físico, pero también lo mental, construir un grupo fuerte a base de convivencia, solidaridad y sacrificio; a partir de ahí, el tema técnico-táctico irá más rápido. Estoy contento con los pasos que estamos dando.
—Si aceptó, se entiende que está convencido de que la situación es reconducible.
—Sí, totalmente. Creo que vamos a mejorar en el juego y en la clasificación. Mi primer objetivo es la mejor individual de los jugadores y hacer un grupo unido. Tengo confianza en ellos y en mí mismo, en mis herramientas como líder. Noto que los jugadores tienen ganas de aprender y de seguirme y no le veo techo a este equipo. Eso nos da muchas posibilidades de crecer, por eso estamos con optimismo y ambición máxima.
—Les espera su primer partido en casa. ¿Va a ver la afición a un Novás muy diferente?
—Estamos en fase de asentar nuestra identidad y nuestras ideas. Queremos ser un equipo que sabe a lo que quiere jugar, con una defensa fuerte, mucha disciplina y solidaridad. Hay conceptos y detalles que necesitan su proceso. Se va a ver un equipo diferente, sí, ni mejor ni peor, porque somos personas diferentes, con nuestra propia filosofía y formación como entrenadores. Pero había un gran trabajo de César que me facilita las cosas y también habrá continuidad.
—Se estrena en casa ante un rival directo como el Zarautz. ¿Cómo se presenta este partido?
—Es muy importante, pero no hace falta insistir en eso para no añadir más presión a la que hay, como decía. Realmente, lo que estamos intentando es tener la presión diaria de hacerlo lo mejor posible en cada entrenamiento, ser exigente cada uno consigo mismo y trasladar ese trabajo a los días de partido, disfrutar jugando. Con la presión de pensar en lo que puede pasar, es imposible que uno disfrute. Al final, es un juego.
—Hablaba antes de cómo se vive el balonmano en este club. ¿Tiene ganas de vivir lo que es ser local con el Novás?
—Sí, yo soy una persona que transmite y le gusta que transmitan tanto jugadores como afición. La afición va a ser un jugador más para nosotros y tengo muchas ganas de hacerles disfrutar y sentir orgullosos. Nuestro público es conocido a nivel nacional y estoy seguro de que nos van a acompañar, que va esta ahí y vamos a remar todos juntos.
—Compagina este nuevo rol con la selección de Letonia
—Sí, no es ningún problema. No es un equipo que juegue Europa y tenga dos partidos a la semana, con esa exigencia. Cuando yo tengo la semana de equipo nacional, es en un parón y los jugadores pueden aprovechar igual esa semana con mi staff y dar importancia a la preparación física y a todas las necesidades que tenemos. Aquí no estoy solo yo, sumamos todos, Eso va a ser clave, el futuro está en la unión de todos.