El factor humano, el distintivo de un club referente de la vela

LA VOZ VIGO

VIGO

MONTE REAL BAIONA

El Monte Real de Baiona cumple 60 años convertido en una potencia a nivel organizativo y fiel a su filosofía fundacional

24 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Seis décadas contemplan al Monte Real. Un club que nació con el nombre de Erizana en el año 1964 y que, tiempo después, adquirió su actual denominación. Surgió concebido como un complemento a la construcción del parador que impulsó Baiona y con la idea clara de potenciar la vela. Desde el primer día, estuvo claro el deseo de apostar por las regatas internacionales y a lo largo de esos años, pasaron por sus aguas tres desafíos de la Copa América, varios mundiales y europeos y otra serie de pruebas que convierten a la entidad en una de las más prolíficas a nivel organizativo del mundo de la vela. Todo, con el capital humano como primer pilar.

«El club fue fundado en el año 1964 por un grupo de aficionados al mundo de la mar. Coincidieron en la misma idea de crear un club para promocionar el mundo de la vela», comenta el actual presidente, José Luis Álvarez. Los principales impulsores de aquella idea fueron Ricardo Valeiras, el primer presidente, y Jesús Valverde, que era el arquitecto de paradores en ese momento y que fue el encargado de dirigir las obras del parador y de la sede social. Porque el nació como un complemento de la oferta turística que se puso en marcha en aquella época en Baiona. «Estaba previsto que en el Monte Real, cuando se hizo el proyecto del parador, que hubiera una ubicación para un club dedicado al mundo del mar. Los pilares fundamentales eran el turismo náutico internacional y la promoción de las regatas de vela, la práctica del mundo de la vela en general», recuerda el presidente.

Estos principios fundacionales, que no han abandonado a la entidad en ningún momento desde entonces, vivieron un salto importante durante la larga presidencia de Rafael Olmedo «que le dio un impulso absoluto». Fue entonces cuando el Monte Real Club de Yates de Baiona comenzó a hacerse un nombre y un hueco entre los grandes y por eso camino llegaron a la localidad los grandes eventos del mundo de la vela, con los desafíos de la Copa América como platos más conocidos para el gran público. «Cuando alguien me pregunta (porque la pudieron organizar) no sé qué responder, solo que aquel día debían de estar muy locos todos. Al final salió, se hicieron tres desafíos y eso puso al club a nivel internacional», apunta Álvarez Vázquez.

Como casi todas las entidades, el club pasó por un momento duro en el 2008, cuando la crisis se acentuó, se llevó por delante a un buen número de entidades y sacudió a otras muchas, pero en ese momento duro, en Baiona supieron proteger su bien más preciado, el equipo humano. «No hubo ningún despido, se mantuvo firme, cuidar a tu gente es lo que te puede hacer grande. El equipo que tiene el Monte Real en raros clubes lo va a encontrar. He estado viajando por otros sitios y la calidad humana del equipo del Monte Real no se encuentra por ahí adelante y ese es un valor que tenemos».

La recompensa fue una nueva época dorada que arrancó en el 2016 con una regata transoceánica a las Azores. Fue el punto de partida para alcanzar el tercer circuito más importante de las competiciones mundiales a vela: el de los TP52, que ya estuvieron en Baiona hace un par de años y que regresan para este 60 aniversario por iniciativa propia. Esa gran cita será entre el 2 y el 7 de junio.