
La ampliación de la autovía para suprimir las peligrosas curvas de Tameiga se lleva por delante 26 hogares; los afectados piden una alternativa menos gravosa; entre ellos hay personas enfermas, mayores y gente que ya fue expropiada en el pasado
02 feb 2025 . Actualizado a las 14:45 h.«Déixame as fincas, déixame as viñas e non me leves a miña casiña. Déixame o chisco e o chisqueiro e non me leves o meu churrasqueiro», canta Marga en la entrada de su casa. Es el hogar de varias generaciones de su familia. En la planta baja vive ella con su marido y en la de arriba su hijo con su mujer y sus tres nietos. «Todo isto é unha aberración. Vannos enterrar aquí e a maioría somos xente maior», lamenta. Ella y toda su familia tienen un nudo en el pecho desde que pasado 18 de diciembre el Ministerio de Transportes sacó del cajón el proyecto para conectar la A-52 con Vigo de forma más directa a través de un túnel. La obra eludirá las peligrosas curvas de Tameiga de la A-55, el tramo de carretera más peligroso de Galicia y uno de los puntos negros de toda España, pero también se llevará por delante 26 hogares de Bembrive y Mos, entre ellos el de Marga y su familia.
«Nosotros estamos a favor de que se busque una alternativa a la A-55, nunca nos negaríamos a eso, pero consideramos que hay alternativas ya construidas como la liberalización de la AP-9. No pedimos tanto. ¿No pueden probarla antes de tomar una decisión que nos quitaría nuestra casa y partiría por la mitad nuestra historia?», dice Marcos Zabaleta, el hijo de Marga. Habla desde un salón llenó de recuerdos. «Esta casa es mi vida. Yo crecí aquí». Su mujer, Paula Verde, dejó su hogar en el centro de Vigo para mudarse a Bembrive con Marcos. «Aquí descubrí una forma de vida que me enamoró. Estamos rodeados de naturaleza, de una comunidad que nos arropa y donde mis hijos crecen felices». Uno de ellos tiene un trastorno de espectro autista y «esta tranquilidad le viene genial», reconoce.
Toda la familia de Marga se ha volcado al máximo con Bembrive en Pé, el movimiento vecinal que trata de parar el proyecto de la A-52. Lucas, el más pequeño de todos, «vino conmigo cuando fuimos a informar puerta por puerta a los vecinos sobre lo que podía pasar» y, también, es el protagonista de un vídeo que se ha hecho viral con su madre sobre la situación. «Esto es lo más bonito de esta desgracia. Estamos todos más unidos que nunca y tenemos que pararlo», desea Marcos, que recuerda que «no estamos alzando la voz por política. Lo hacemos para salvar nuestro modo de vida, nuestros recuerdos y a nuestros padres, que no quieren ver como sus hogares de toda la vida desaparecen bajo los carriles de una autovía».
«Vivo en el lugar que mejor le viene a mi terapia contra el cáncer»

Cerca de donde comenzará el túnel del nuevo tramo de la A-52 está el hogar de Esteban Rodríguez. «Aquí vivimos mi abuela de 92 años, mis padres y yo», cuenta desde una salita con vistas al valle del río Eifonso. «Esta es la casa de O Gaiteiro», dice. Su abuelo era músico y «abrió aquí una escuela que se llamaba Os Rapaciños de Bembrive». Muchos vecinos de la parroquia aún recuerdan el lugar con cariño y cuando se encuentran con Esteban comparten con él historias de su abuelo. «Si estuviera aquí no pararía de luchar hasta conseguir parar todo esto», dice con cariño.
Esteban volvió a la casa de O Gaiteiro después de que le operaran de un tumor cerebral. «Estar aquí me ayudó mucho con la terapia», cuenta. «Estar rodeado de naturaleza, mojar los pies en el río, ver las estrellas o bajar a la calle y conocer a todo el mundo es algo que no tiene precio. Eso no lo podría hacer nunca en la ciudad», indica. Esteban acaba de terminar su segunda fase de quimioterapia por otro tumor que le diagnosticaron y desea que se reconsidere el proyecto. «No pueden partir nuestro pueblo ni cambiar nuestra forma de vida», insiste. Esteban recuerda que si la autovía va adelante los vecinos «tendrán que ir de un lado a otro de la parroquia a través de Beade».
Esteban también se ha implicado en el movimiento vecinal «para aportar mi granito de arena». Ya ha hecho socios de Bembrive en Pé a toda su familia e insiste «que tenemos que estar orgullosos de la unión que tenemos». Además, recuerda que ellos aún se pueden adaptar, pero las personas mayores «como mi abuela están sufriendo mucho con todo esto. Ella está bien, pero si le quitan la casa y se nos muere de dolor. Ellos serán los culpables», lamenta.
«E se non me dan os cartos para quedar vivir aquí?»

María del Carmen González y su marido gastaron todos sus ahorros para construir una casa en una finca de Sanguiñeda en Mos. Aprovecharon una parcela que había heredado de su madre y las juntaron con otras que compraron. «Cando a fixemos todo isto era monte. Había unha tranquilidade», recuerda. Ninguno de los dos se esperaba que una autovía les robara parte de su finca en los 90. «A A-55 quitounos máis de 600 metros da casa e dende que abriu no 92 teño que aguantar un ruído constante. Non podo abrir as ventás pola noite se quero durmir», lamenta. «E como non foi pouco iso, agora queren tirarme a casa cando hai unha alternativa xa feita», dice refiriéndose a la liberalización de la AP-9.
María tiene miedo de que si le quitan la casa se tenga que ir de su propio concello. «Todas as miñas memorias están aquí. Levo 67 anos vivindo en Sanguiñeda (Mos) e non quero marchar. Non sei nin cantos cartos me van dar. E se non me da para mercar algo por aquí?», concluye.
«Eu quero que as miñas fillas poidan crecer en Bembrive»

«Eu quero que as miñas fillas poidan crecer aquí». Desde el salón de Iolanda se puede disfrutar de una vista en altura del paisaje de Bembrive. Es un balcón a la naturaleza. «Era o que buscabamos cando decidimos facer a casa aquí. Nós queremos que as nosas fillas crezan nun lugar saudable e no que poidan vivir en contacto co medio natural», explica. Llevan viviendo ahí desde hace un año, cuando consiguieron terminar su proyecto vital tras años de alquiler en alquiler.
«Estes meses están cheos de dor», dice. El proyecto de la A-52 se ceba especialmente en su familia. Su casa quedará cercada por la autovía, pero la de sus padres la derribarán por segunda vez. «Será a terceira expropiación que sufrirán. Xa lle tiraron unha, quitáronlle parte dunha finca e agora isto. Están a sufrir moito», lamenta Iolanda, que confía en que «o traballo duro e a unión da veciñanza paren esta aberración, que non é boa nin para os que estamos aquí nin para os que virán nun futuro».
El proyecto
- El coste. 389,4 millones, 37 por kilómetro. De las tres alternativas planteadas era la más cara ya que se debe construir un túnel más largo.
- El túnel. El más largo de Galicia. El túnel tendrá 4,2 kilómetros de largo y será el más grande de Galicia. El de A Cañiza consta de poco más de 2,5.
- La alternativa elegida. La de menor impacto ambiental. El informe de Transportes considera la alternativa elegida la «menos desfavorable ambientalmente» de las tres barajadas.
- Una solución. Evitar las curvas del Tameiga. El túnel conectará la A-52 con Vigo y evitará cruzar el peligroso tramo del Alto de Puxeiros, de los peores de España.