Afronta multa de 3.600 euros por tocar las nalgas a dos amigas cuando bailaban en una fiesta de cumpleaños en Vigo

E. V. PITA VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

La Fiscalía pide además que pague 300 euros de indemnización a la única denunciante por daños morales. Beneficia al acusado con una atenuante de embriaguez

10 feb 2025 . Actualizado a las 23:37 h.

Les aguó la fiesta de cumpleaños y ahora afronta una multa de 3.600 euros por agresión sexual. Un joven ha respondido este lunes ante la jueza como autor de una supuesta agresión sexual a una chica de una gran pandilla con la que salió a celebrar una fiesta de cumpleaños en la zona de pubs de Areal, en Vigo, a las cuatro de la madrugada del 25 de febrero del 2024. La joven denunció que el acusado estaba muy ebrio y que en la pista de baile le levantó la falda y le agarró las nalgas. Minutos antes, otra amiga le contó que el mismo implicado le había levantado el vestido e intentado tocar sus partes íntimas.

La Fiscalía de Vigo acusa de agresión sexual al implicado porque considera que los tocamientos fueron intencionados, porque a la denunciante, supuestamente, le subió la falda y le palpó las nalgas y pide que sea condenado a pagar una multa de 3.600 euros y que indemnice a la perjudicada con 300 euros.

El juicio se ha celebrado esta mañana en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo y el acusado se declaró inocente. Asegura que, efectivamente, estaba muy embriagado esa noche y que bailaba «espíricamente» en la pista, de forma «estrambótica» e «histriónica», lo que molestó al resto de su pandilla porque les dio vergüenza ajena. Niega haber realizado los tocamientos. «Bebí alcohol, bastante más de lo habitual. Bailaba yo solo, llamativamente, y a ellos les dio vergüenza, no es agradable para nadie, pero no la toqué», explicó a la jueza.

Las amigas y el acusado se conocieron en una cena de cumpleaños en un restaurante del centro de Vigo. Nunca se habían visto antes. La denunciante dice que ella bebió agua y a él se le notaba ebrio. Luego, salieron en grupo a tomar copas por la calle Inés Pérez de Zeta, en Areal, y bailar en varios pubs ya de madrugada. Una de las amigas, que no presentó denuncia, asegura que fue el acusado el que, cuando estaban bailando en la pista, le levantó el vestido y le tocó las nalgas, lo que le puso «muy nerviosa».

La denunciante, a su vez, contó en el juicio que conocía ese incidente previo, que salió con él a la calle para amonestarlo y que le dijo que «esta vez te lo voy a pasar» porque estaban de fiesta y no quería amargar al grupo. Pensó que mañana sería otro día pero luego, cuando regresaron al discopub, el acusado la tocó a ella. «Noté que una mano se me metía por debajo del vestido para agarrarme el culo, me cogió la nalga y apretó. Me giré y lo vi a él de espaldas marchándose», relató la joven en el juicio.

Presionada por la abogada del acusado, la joven admitió que «puede que fuese él». Según la defensa, el local estaba repleto de gente y podía haber sido cualquier otro. «Pudo ser cualquier cliente pero si estás a medio metro de mí y te estás yendo...», replicó la joven.

Tras esos tocamientos, la denunciante no le dijo nada pero, al salir de la discoteca, comentó a sus colegas que iba a hablar con el portero de otro local para que no dejase entrar al acusado porque esta ebrio y les causaba «molestias». El implicado se rebotó y ella lo abofeteó dos veces en la calle: «Le dije: "Tío, si no sabes beber, vete del cumpleaños. No te paso una más, vete a casa". Él me insultó, me agarró del cuello, le dije lo del culo y lo aparté, le dio un bofetón y se tambaleó. Vino hacia mí con el puño cerrado y le di la segunda bofetada».

Luego, la joven corrió hacia un coche patrulla de la Policía Local y dio la casualidad de que conocía a un agente, que era amigo suyo, y los uniformados arrestaron al sospechoso.

El acusado insiste en que no hizo nada malo y que «me sentí detenido injustamente, me sentí impotente». Nadie se quejó esa noche de que él hubiese tocado a las dos chicas. Niega que provocase graves incidentes con la policía tras su arresto. Envió al día siguiente unas disculpas al grupo de WhatsApp de sus amigos del cumpleaños pero por el «baile estrambótico», no por la supuesta agresión sexual. «Si hubiese pasado, sus amigos me habrían pegado. ¿Quién va a tocar a una persona así?», alegó en el juicio.

Un agente admitió que el detenido estaba ebrio, muy inquieto y sugirió que «había bebido y tomado algo más». El acusado negó en el juicio que él hubiese consumido drogas aquella noche.

La abogada dijo que existen dudas de que el acusado fuese el culpable porque el local estaba repleto de clientes y solo lo vio la víctima. Recuerda que, debido a su estado ebrio, sus amigos se quejaban de que les molestaba y les fastidiaba la fiesta y que para condenar hay que tener una certeza absoluta de que ha sido él el autor.

Petición fiscal

La Fiscalía beneficia al acusado con la atenuante analógica de embriaguez. Pide que sea condenado a una multa de 3.600 euros, un alejamiento de cien metros de la víctima durante un año, la inhabilitación para cualquier profesión con menores de edad durante dos años, las costas del juicio y que pague una indemnización a la víctima de 300 euros por los daños morales.