
Tendrán capacidad para 98 tripulantes y alcanzarán los 21 nudos
27 mar 2025 . Actualizado a las 01:30 h.El astillero vigués Cardama ha celebrado hoy el corte de chapa que supone el inicio de la construcción de las patrulleras para la Marina de Uruguay. La factoría naval arranca su proyecto C-250, que insuflará una considerable carga de trabajo para los próximos dos años en sus gradas de la avenida de Beiramar.
«Con este hito, se sigue cumpliendo con el cronograma del contrato, previéndose la puesta de quilla el próximo mes de mayo», explica Cardama sobre el pedido más ambicioso en su centenaria trayectoria empresarial. Su valor supera los 80 millones de euros.
Las embarcaciones que pondrán a punto en Vigo son de tipo offshore patrol vessel y a bordo tendrán capacidad para 98 tripulantes cada una. Están diseñadas para alcanzar los 21 nudos, «gracias a sus motores Caterpillar con una potencia total instalada de 10.120 kilovatios», explica el astillero.
La autonomía de las patrulleras para el Ministerio de Defensa de Uruguay será de 7.000 millas náuticas, a fin de cumplir en las misiones de vigilancia, que será su función principal. Desde Cardama también señalan que las embarcaciones estarán preparadas para portar armamento, como «un cañón de 30 milímetros y dos ametralladoras de 12,7 milímetros de la firma española Escribano». El pedido contará con sistemas de control de tiro de la compañía danesa Terma.
El diseño es obra de la española Cintranaval, mientras los responsables se encargarán de obtener el certificado de la construcción otorgado por Lloyd’s Register.
El Gobierno uruguayo quiere incorporar a su flota unas patrulleras de 87 metros de eslora que dispongan de una plataforma de vuelo para operar helicópteros, así como una rampa para el lanzamiento de lanchas de intercepción en alta velocidad.
El naval vigués está sabiendo aprovechar las nuevas políticas de defensa que han motivado un reguero de pedidos para reforzar las armadas. Cerca de Cardama, Armón construye un buque para las fuerzas armadas de Suecia. Es el primero de un pedido de dos unidades multipropósito de cincuenta metros. Freire, por su parte, avanza en el nuevo buque de apoyo para el equipo de buceadores de la Armada española.