
Se ubica entre la avenida de Antonio Palacios y la de Madrid y la forman desde el 2008 salgueiros, carballos o bidueiros
31 mar 2025 . Actualizado a las 17:45 h.Existe un pequeño ecosistema en la ciudad, un bosque mixto de carballos, salgueiros y bidueiros sobre una pequeña meseta cubierta de una pradera de plantas silvestres que seguramente es de los más desconocidos de Vigo a pesar de que, solamente desde el coche, lo podrían ver a diario los ocupantes de más de 40.000 vehículos que cada jornada pasan por delante, seguramente sin apenas fijarse. Es un pequeño espacio natural —apenas llega a la media hectárea— que sobrevive en el lugar donde la avenida de Antonio Palacios pasa bajo de la avenida de Madrid, justo enfrente de la antigua estación de autobuses.
Estos primeros días de primavera se encuentra en todo su esplendor, con los salgueiros y carballos ya completamente cubiertos de hojas y los bidueiros, un poco más perezosos, empezando a brotar. La pradera está llena de plantas silvestres en flor, mostrando una variedad cromática que nadie se imaginaría en semejante entorno de asfalto y cemento. Con el oído atento podemos escuchar, por debajo del atronador sonido de los GTI 16 válvulas y resto de coches que devoran la ciudad y la naturaleza, el amable canto de los pájaros y los insectos polinizadores. Parece algo descontextualizado del Vigo urbano, y es un milagro que siga allí.
Lo que quizás no sepan es que ese bosque en miniatura tiene una impresionante historia: ahí donde lo ven nació gracias a la sangre de un buen número de vigueses y viguesas, que literalmente dieron su sangre para que pudiera existir. Dicho así suena tremendo, pero permitan que lo expliquemos: corría el año 2008 cuando desde Amigos da Terra y el Centro de Transfusión de Sangue de Galicia propusimos conjuntamente al Concello de Vigo desarrollar en la ciudad una iniciativa que hacía unos años que celebrábamos en Ourense. La campaña no podía ser más explícita: «Axuda a vivir, doa sangue e planta una árbore».
La iniciativa consistía en que por cada donación de sangre se plantaría un árbol autóctono en agradecimiento a cada donante. Se trataba exacta y literalmente de eso: ayudar a vivir, con la sangre de vigueses y viguesas para quien la pudiera necesitar y con esos árboles que nos darían vida a todos, todas y todo. De esta forma, durante tres días la unidad móvil de donación de sangre se instaló en distintos puntos de la ciudad y por cada persona donante de sangre se plantaría un árbol, cosa que se hizo unas semanas después con grupos de escolares de colegios de la ciudad en el Vixiador, San Miguel de Oia y… en nuestra rotonda de la avenida de Madrid, donde en febrero de 2008 se hizo la plantación de la que hoy pueden ver el resultado.
No podemos evitar mencionar, por cierto, que se batió el récord de donaciones. Se dijo entonces desde la alcaldía que aquella iniciativa quedaba institucionalizada por parte del Concello de Vigo y que se incorporaba al programa de actividades que se desarrollarían para siempre, al menos una vez año. Lamentablemente no fue así y aquella plantación de árboles solidarios en reconocimiento a las donaciones de sangre solo se repitió el año siguiente, y nunca más.
No sabemos lo que pudo suceder para que la iniciativa no se llegase a repetir. Quizás nuestras críticas no gustaron en la Praza do Rei. En cualquier caso el pequeño bosque solidario sigue allí y sus árboles ya tienen un porte respetable, entre otras cosas gracias a pasar desapercibidos. Por eso empezamos a tener miedo por su futuro.