
Eduardo Meijueiro abrió con 33 años La Pecera, un referente de la música en directo que cuenta una programación estable y propuestas variadas. «La gente se fía del criterio que tenemos», dice
03 may 2025 . Actualizado a las 01:59 h.El barrio vigués de Casablanca, que está difusamente delimitado por El Corte Inglés, la Ciudad de la Justicia y el muro de la estación en Urzaiz, es uno de los núcleos más activos de la ciudad para la música en directo gracias a locales como El Contrabajo y La Pecera. Este último es el decano por experiencia y estabilidad de su propuesta, que acaba de cumplir 21 años y anteayer lo celebraron con un concierto de la banda de blues Jay Doe & The Blues Preachers.
El proyecto lo inició en el 2004 Eduardo Meijueiro, un emprendedor vigués que tenía 33 años cuando encontró el local perfecto en la calle Pizarro: «Aquí tenía su almacén y la oficina una empresa de venta de productos fotográficos para tiendas de fotografía y fotógrafos profesionales», recuerda sobre un tipo de negocio que está casi desaparecido tras la llegada de la tecnología digital.
El hostelero cuenta que durante el primer año no hicieron prácticamente nada respecto a los conciertos. «Abrimos solo como cervecería, pero después empezamos a organizar actuaciones, y ya regularmente, desde hace ya mucho tiempo, desde el segundo o tercer año en funcionamiento, organizamos regularmente actuaciones los fines de semana, y ahora estamos haciendo alrededor de cien al año, más o menos, a veces incluso más», cuantifica. Hoy en día es uno de los pocos locales de Vigo que cuenta con una programación fija.
«Hay muchos que hacen puntualmente amenización, sesiones vermú y ese tipo de cosas, pero para las salas que cobramos una entrada y ofrecemos una programación regular y variada, lo importante es tener los medios técnicos para poder hacerlo, o sea, que tenga buen sonido, que tengas unas buenas luces, un mínimo para que la banda o el artista pueda demostrar lo que tiene o lo que vale», razona Eduardo, que compara su labor con la de los exhibidores cinematográficos: «Es que nosotros realmente lo que hacemos es como si fuéramos un cine, ponemos todos los medios y ponemos la película cada semana, siempre una distinta, o varias, esa es la forma de trabajar», advierte.
Del otro lado hay un público que confía plenamente en el criterio de un local que se sostiene con calidad. «Para que esto funcione, trabajamos para ofrecer una programación de calidad y que atraiga al público, eso es lo primero que hay que hacer», explica. Lo segundo es mantenerlo. Y para ello entra en escena la confianza. «Como llevamos tantos años, la gente se fía del criterio de programación que tenemos porque lo hemos demostrado mil veces. Saben que vienen a ver una banda, de soul, o de blues, de rock, de jazz... y saben que si tocan aquí, es porque va a ser una banda de calidad, aunque no los conozcan o no los haya visto nunca, y se arriesgan a gastarse 8, 10 o 12 euros en asistir a un espectáculo en directo», argumenta el profesional.
La Pecera no hace actualmente honor a su nombre, porque sí llegó a tener un acuario, pero lo retiraron para no hacer sufrir a los peces en un entorno algo estresante para ellos. Keith Richards clava su mirada en un póster enmarcado cerca de la barra, pero Eduardo asegura que esa faceta, aunque es un complemento esencial, no es la que más le motiva. ««Para mí, la parte de la hostelería es un complemento de la programación, no al contrario. Nosotros estamos centrados en la música en directo, que anima también la ventas de consumiciones, pero yo ya no entiendo una cosa sin la otra», asegura.
Su local formó parte de un colectivo que trató de reactivar el barrio de Casablanca hace unos años pero como cada uno era de una rama diferente, al final acabó por disolverse. Pero La Pecera forma parte desde hace años de la asociación Clubtura. «Somos casi cuarenta salas en toda Galicia, y la verdad es que ahí sí que el asociacionismo funciona muy bien porque eso también nos permite rotar actuaciones y contar con patrocinios de marcas para todas las salas. Y sobre todo, nos da fuerza», indica explicando que estar unidos es una manera de tener voz para, por ejemplo, tener proyectos desarrollados con la Consellería de Cultura o de Turismo, «y es una manera de obtener ciclos de conciertos, también con las asociaciones profesionales de músicos. Realmente el estar en una asociación profesional es muy importante para nuestro sector, porque al final, en Vigo somos pocos los profesionales independientes los que apostamos por la música en directo. En Pontevedra ahora mismo no hay ninguna sala, en Ourense hay dos... es difícil», reconoce. Pero recuerda que los artistas no empiezan tocando en recintos para 3.000, 4.000 o 10.000 personas. «Muchos se dan a conocer en pequeñas salas como la nuestra», afirma.
Desde 2004
Dónde está
Pizarro, 35. Vigo