Merchi Llanos: «Hice los carnés del Celta de todas las temporadas, el primero con la Olivetti»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

XOÁN CARLOS GIL

Suma 36 años trabajando en el área social del club, que vive una de sus etapas más dulces: «No había vivido esperas de más de dos años para poder ser abonado»

10 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay abonado del Celta que no haya tratado alguna vez con Merchi Llanos (Vigo, 1966). La trabajadora del área social celeste es una institución en el club vigués, no solo porque en su trayectoria de casi 36 años en el equipo haya atendido directamente a aficionados, jugadores y directiva, sino porque ha vivido, sufrido y disfrutado, los mejores y peores momentos deportivos. Ninguno como el actual. «En toda mi trayectoria nunca había visto a aficionados que me dicen que llevan dos años esperando para dar de alta su hijo. Jamás».

Hoy acompaña a las peñas, pero sin perder de vista la atención a los abonados, a los que en muchos casos ha acreditado en el club. «Guardo los carnés de abonada de todas las temporadas. Cuando márketing diseñó un tríptico con fotos de todos los cartones, me hizo mucha ilusión, porque los había hecho todos yo, los primeros con una máquina de escribir Olivetti». Carnés que atesora también como aficionada, porque Llanos, además de empleada, es una forofa del equipo de su vida, al que se abonó de adolescente y en el que empezó a trabajar recién terminados los estudios de Administración de Empresas.

Cuando llegó al Celta, en el año 1989, la plantilla laboral eran «tres o cuatro empleados» que viajaban con el equipo a los partidos. Hoy, son unos 300 trabajadores, contando el personal deportivo, todos bajo la dirección de Marián Mouriño. Merchi Llanos trabajó directamente para la directiva, cuando Mouriño llegó al Celta para hacerse cargo del departamento de Márketing, en el año 2005: «Es una celtista tremenda y muy buena persona». Se deshace en elogios también hacia un Carlos Mouriño que consiguió fichar al cantante C. Tangana para el himno que ha exportado el celtismo a dónde no había llegado nunca. «Hay gente que viene de fuera de Vigo y va al campo para vivir el momento himno. Sin ser celtistas, solamente por eso», explica, refiriéndose al rito de inicio de los partidos en Balaídos.

El campo vigués es su casa, donde trabaja desde que llegó al club y donde ha vivido noches felices y complicadas. «Cuando juegan fuera, evito ver el partido entero porque lo paso fatal, sufro muchísimo. Cuando juegan en Balaídos, estoy más tranquila». Antes de la reforma, desde la oficina de abonados, había acceso directo al campo: «Me encanta salir en la segunda parte a verlos, porque en la primera hay trabajo en la oficina y no se puede. Pero los partidos que más disfruto es cuando estoy de vacaciones, porque ahí puedo subir la bufanda y disfrutar del momento del himno y de todo el partido».

Ha celebrado victorias y ascensos épicos, pero hay un partido que se le ha quedado grabado: el pase a final de la Copa en Tenerife, en el año 1994. «El club se fue a Canarias y los empleados dijimos que íbamos a ver el partido reunidos en la sala de juntas. Estábamos en contacto con ellos. Los empleados enviamos un fax al hotel para que lo leyesen los jugadores en el vestuario, dándoles ánimo y fuerza. Al final fue un partido de sufrimiento. Nos salvó nuestro Vlado en los últimos minutos y pasamos a la final de Copa».

El jugador bosnio es uno de los favoritos para la trabajadora del club que también recuerda con nostalgia a Michel Salgado, Mostovóy, Mazinho o Makelele. Hoy, Iago Aspas es el preferido por la afición, como explica Llanos que, en los últimos años, ha asumido el puesto de enlace con las peñas celtistas y la gestión del visitante, que es el desplazamiento de los aficionados a otros campos. «Hay que escuchar a la afición. Para mí es fácil porque siento lo mismo que ellos. Cuando me cuentan un problema, les entiendo, porque seguramente yo también lo he vivido».

Hay lunes difíciles, reconoce, pero de frustración más que de cabreo. «Cuando se pierde no puedes enfadarte porque desde aquí sabes todo el esfuerzo que hay detrás, lo que sufre el equipo». Lo dice también como madre. Su hijo tiene 20 años y es jugador del filial del Pontevedra C.F. y su hija, fan de As Celtas. La propia Merchi viene de una familia de celtistas que le inculcaron el amor por el equipo. El momento que más disfruta es el de entrega de las insignias de oro a los abonados que llevan más de 50 años en el club, en un acto que organiza cada año. «Cuando yo empecé en el Celta los aficionados eran hombres mayores, ahora hay muchas mujeres y chavales», explica.

Llanos también recibió un homenaje cuando cumplió 30 años en el club, le regalaron una camiseta firmada. Atesora, además, las elásticas de los años 90, años gloriosos del equipo. El de ahora también es un momento dulce. El Celta está en el séptimo puesto de la tabla y Europa parece un objetivo realista, algo que no ocurría desde hace nueve años. «Apuesto por Europa, pero si no es, no pasa nada. El equipo va muy bien, nos ha costado años, así que si viene Europa, bienvenida sea. Estamos preparados para eso y para más». 

 Su canción favorita

«Oliveira dos Cen Anos», de C. Tangana. «No conozco otro himno o canción que, al escucharla, te empiece un cosquilleo en la nariz porque enseguida te vas a emocionar. Me provoca escalofríos. Es una pasada. Tiene momentos de mucha intensidad, como ese subidón que te da cuando entra la voz de las mujeres».