Un viaje de miles de años sin salir de Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

El Museo do Mar ofrece un amplio recorrido por la historia de la humanidad

20 may 2025 . Actualizado a las 00:30 h.

El Museo do Mar de Galicia, dependiente de la Consellería de Cultura, cuenta con una zona dedicada a la arqueología en la que es posible transitar por la historia de Galicia desde hace miles de años hasta la actualidad. Hoy, Día Internacional de los Museos, es posible acceder a todas sus instalaciones de manera gratuita.

El espacio arqueológico se denomina Galicia, Mare Nostrum y está situado en el sótano del segundo edificio, justo al lado de donde actualmente se muestra la exposición del fotógrafo Nicolás Muller.

El recorrido comienza en el Paleolítico. Un vitrina permite contemplar algunos de los artefactos líticos más antiguos hallados en Vigo. Se corresponden con el período achelense, un amplio período que comenzó hace medio millón de años y se extendió hasta hace 200.000 años. El conjunto que se expone fue hallado hace unos años en la zona rocosa de la playa de Canido, cuando aquel lugar se encontraba muy alejado del mar, sobre una de las laderas del valle del río que, una vez inundado tras un cambio climático, dio lugar a la formación de la ría de Vigo.

El Museo do Mar de Galicia no solo muestra piezas de Vigo y su entorno, sino que también hay numerosas referencias arqueológicas de toda Galicia, como es el caso de los yacimientos de Porto Maior en As Neves o Cabrón, en Arbo. Muy cerca de allí se da cuenta al espectador de los primeros mariscadores de la zona, los habitantes mesolíticos que dejaron huella de sus habilidades recolectoras en los conocidos como concheros. Los ajuares y cerámicas de los constructores de las grandes tumbas del Neolítico también están presentes, con piezas procedentes de As Neves o Chan de Castiñeiras, con una antigüedad establecida entre los 2.500 y 1.800 antes de nuestra era.

El recorrido por la historia _en este caso, la prehistoria_ de la humanidad continúa con la aparición de utensilios realizados con metal, como el bronce. En una vitrina se muestran dos espadas de unos tres mil años de antigüedad, que fueron encontradas en el río Ulla. De esta misma época es el conjunto de hachas de bronce. Un cartel explica que nunca fueron utilizadas, y los expertos todavía no son capaces de explicar cuál era su finalidad.

Junto a ellas se abre una ventana al mundo castreño, tan presente en toda la comunidad. La mayor parte de las piezas expuestas de este período se corresponden con el castro do Muíño do Vento, cuyos restos todavía son visibles entre los dos edificios que conforman el museo. Destaca la presencia de un cipo púnico, una pieza que pudo haber formado parte de un altar ya que en el mismo castro otras dos piezas similares.

Tras la era de los castros, Galicia fue romanizada. El museo ofrece un amplio muestrario de objetos de esa época e, incluso, un esqueleto de un habitante de la zona de Alcabre que pudo vivir entre el siglo II y IV. Con él comparten espacio una estela funeraria hallada en O Fiunchal, un ara encontrada en Donón, tégulas, ánforas y distintas piezas de un ajuar romano.

El recorrido propuesto por el museo lleva después al visitante a una zona dedicada a la Edad Media. Tan amplio período de tiempo permite conocer algunos objetos suevos, como unos potes hallados en Camposancos (A Guarda), cerámica almohade, descubierta en Baiona, o una bombarda y una cureña de una ballesta procedente de un pecio localizado en Xove.

La Edad Moderna, ese espacio acotado por los historiadores entre el siglo XVI y el XVIII, está representado en el circuito expositivo del museo con objetos muy variados. Desde un cañón de bronce, rescatado en las aguas de Corme, a pipas para fumar realizadas en caolín. Aunque ninguno de ellos estremece más que la presencia de un conjunto de manillas empleadas para aprisionar esclavos en el siglo XVI. Fueron halladas en aguas de las islas Estelas. Son testigos del tráfico de esclavos vivido en estas costas hace siglos.

El transcurrir del tiempo histórico lleva al espectador a recorrer momentos más recientes, con la época contemporánea, que ya da paso a la arqueología subacuática. Todo esa sección rodea los anteriores espacios. Lo que se expone es fruto de hallazgos casuales, principalmente realizados por embarcaciones pesqueras que emplean métodos de arrastre, pero también hay piezas donadas por submarinistas deportivos y fruto de expediciones científicas realizadas ya en tiempos actuales. Son curiosas las anclas líticas empleadas por las embarcaciones entre el segundo milenio antes de Cristo y los primeros siglos de la era actual. O la anforeta localizada cerca de las Cíes y que perteneció a un galeón transoceánico del siglo XVI o el XVII.

La exposición incluye una reproducción de un pecio para que el visitante entienda el contexto de algunos de estos hallazgos. A partir de ahí se suceden grupos de objetos pertenecientes a barcos conocidos. Es el caso de algunos buques pertenecientes a la flota de Martín Padilla que se hundieron en Corcubión en el siglo XVI cuando se dirigía hacia el norte con la intención de invadir Inglaterra. O ya más recientemente, el caso del S.S. Great Liverpool, un moderno barco de vapor que se hundió en Cee en 1846 cuando regresaba con pasaje desde Egipto. Entre los objetos que se exhiben hay algunas joyas de aquellos adinerados pasajeros.

En los últimos años, la Xunta impulso excavaciones subacuáticas en la ría de Ribadeo. Algunos de los objetos rescatados en esas misiones se pueden ver también en este recorrido.

El museo muestra más piezas arqueológicas en otras salas distinta a esta. Es el caso del ungüentario bizantino, una pequeña pieza cerámica que servía para trasladar óleos de Tierra Santa. Su localización en Vigo permitió a los expertos constatar que este puerto tuvo relación con el este del Mediterráneo en el siglo VI. Cualquier amante de la historia tiene una cita obligada con el Museo do Mar.