José Riveiro: «Llegamos al Mundial de Clubes con once sesiones, pero con la sensación de poder competir»

VIGO

AL-AHLY

El nuevo entrenador vigués del Al-Ahly egipcio evoca su camino desde Tercera Regional al primer club de África, con el que se mide este sábado al Inter de Miami e Messi

13 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

José Riveiro (Vigo, 1977) afrontará el Mundial de Clubes con once entrenamientos dirigidos al frente de su nuevo club, el gigante egipcio Al-Ahly. Debutará frente al Inter Miami de Messi tras tres años de éxito con el Orlando Pirates sudafricano. Ilusionado ante el nuevo reto, marca como objetivo avanzar más allá de la fase de grupos, aunque sabe que no será fácil.

—¿Qué le llamó la atención del Al-Alhy para aceptar su propuesta?

—Quizás desde Europa no demos demasiada importancia al fútbol africano; sí a nivel individual, porque los mejores del continente juegan allí, pero es un hecho que el Al Ahly es el club más laureado del mundo. Tiene un seguimiento fuera de lo normal, estiman que entre 90 y 100 millones de seguidores. Esla selección nacional de Egipto, básicamente, el 90 %. El seguimiento también viene dado por lo que representó en su fundación, por el motivo por el que se formó: luchar contra la colonización inglesa, lo que hace que sea casi como un grito de guerra allí. A nivel internacional, creo que solo el Real Madrid tiene más títulos en su palmarés, es una institución muy grande en África y no es fácil tener la oportunidad de trabajar para ellos. Te permite, en tu espacio, aspirar a ganarlo todo. Creía que era un buen paso para mí, intentar hacer en el norte lo que ya hemos hecho en el sur, pero en otro contexto más complicado, porque hablamos ya del mundo árabe, musulmán, otra cultura y otro idioma. Es una nueva barrera que tengo que superar. Pero es un proyecto atractivo, un muy buen equipo y club y lo afronto con ganas.

—¿Cómo se comunica con los jugadores en estos inicios?

—Es la primera vez que tengo que trabajar con un traductor que traduce directamente al árabe. Estamos aprendiendo nosotros cómo gestionar ese obstáculo, buscando fórmulas, estrategias para asegurarnos de que el mensaje llega, de que todo está claro, que no hay interferencias. No es fácil, es quizás lo que más me está costando de todo por ahora, pero es lo que hay.

—Con esas dificultades lógicas, ¿cómo están siendo estos primeros días?

—Te incorporas a una estructura en marcha: no han terminado la temporada, acaban de ganar la liga regular en el playoff con un entrenador interino, pero vienen de 11 meses de trabajo con un anterior entrenador, con Marcel Kohler, y nos toca terminar la temporada con un Mundial de Clubes, así de golpe. En eso estamos, intentando tampoco transformar el equipo, porque no tenemos tiempo. Vamos a ir al Mundial con 11 entrenamientos y con unos viajes muy largos, con una adaptación ahora mismo aquí en Miami, muchísima humedad, muchísimo calor, con el jet-lag… Con muchas cosas que hay que tener en cuenta y que te dejan poquito tiempo para poder entrenar bien. Pero vamos cogiendo la sensación de que podemos competir y hacerlo bien.  Intentaremos que, con lo que había y un poquito que le podamos dar nosotros en este espacio de tiempo tan cortito, el equipo sea lo más competitivo posible, dé una buena imagen en la fase de grupos y tratar de pasar, por lo menos, a la siguiente ronda.

—El reto parece mayúsculo por todos los factores que comenta: cambio de país, de club, con la temporada empezada y encontrándose con una competición después de 11 entrenamientos.

—Es una situación nueva para todos y de la que vamos a aprender mucho de cara al futuro. Tenemos que estar muy despiertos ahora, resolver muchos problemas rápido, pero contamos con una buena estructura y con la seguridad de que el jugador está súper motivado por el nivel de la competición y porque hay un staff nuevo. Serán cosas positivas para pensar que esto pueda salir bien. Evidentemente, sabemos que vamos a enfrentarnos a rivales de mucho nivel y que es una competición muy corta.

—¿Qué piensa de este torneo y qué supone poder participar en él?

—No pienso demasiado en eso. Es un torneo especial, un formato nuevo, y está genial poder estar aquí con otros 32 equipos y entrenadores. Supongo que más adelante, cuando eche un ojo atrás, daré más valor al haber estado aquí y poder jugar un partido inaugural de un Mundial como va a ser el día 14, del que le damos ahora mismo. Me centro en cómo intentar hacerlo bien y ganar, pero no voy a mentir, de vez en cuando piensas en la suerte que he tenido en este caso, de poder haber llegado aquí después de un recorrido que no ha sido fácil, que empezó en vivo en Tercera Regional, entrenando al Teis, y que ahora mismo me ha llevado a poder estar en un Mundial de Clubes. Tengo que dar gracias no solo a mi trabajo, sino también a otra mucha gente que me ha hecho mejor, que me ha ayudado a trabajar, a los futbolistas, a todos en general, porque esto es un deporte de equipo y nosotros somos una parte importante de todo lo que sucede, pero no todo depende de nosotros.

—¿Cuántos años pasaron desde que estaba en el Teis, en Tercera Regional?

 —Tengo 47, soy del 77, pero dejé de jugar muy pronto, era un portero del montón y sabía que no iba a ser futbolista profesional, entonces saqué el nivel 1 con 19 años y el 2, con 20 años. Tenía que validar mi título con unas prácticas en algún club y me fui al Teis, donde jugué de niño y jugaban mis amigos. Le dije al presi, (Antonio) Collazo, si me podía meter de ayudante en un Alevín o algo así, y me dijo que solo tenía sitio en el primer equipo. Le respondí que si quería, lo cogía y lo ascendíamos rápido a Segunda; al principio, se rio, pero al cabo de unos días, me llamó. Lo cogí con 20 años y salvo cinco, todos los jugadores eran mayores que yo. Ascendimos y ahí empezó todo. Ahora, llevo desde el 2014 dedicándome a esto. Antes, fueron etapas de trabajo en equipos de formación: Rápido, Teis en varias etapas, Choco y Celta durante cuatro o cinco años

—¿Se imaginaba entonces enfrentarse a Messi como hará en el primer partido?

—Desde luego que no, ni mucho menos. Es lo que nos ofrece la fase de grupos, el calendario, el sorteo, y lo cogemos como una oportunidad especial de competir contra el que mucha gente cree que es el mejor jugador de todos los tiempos y que seguro está entre los mejores. Poder verlo en directo, analizar su juego, preparar el partido para intentar que no juegue bien es algo que hace unos años nunca lo hubieras imaginado, evidentemente. Cualquier partido en el que participe Messi se convierte en un partido especial.

—Al margen de su figura, ¿qué espera de ese primer duelo?

 —Este es un partido inaugural de un Mundial de clubes en Miami, la que es su casa; va a haber mucha expectación y, para nosotros, todavía más responsabilidad para poder estar a la altura del partido. Creo que va a ser abierto, porque hace muchísimo calor aquí, es muy complicado jugar de una forma consistente. Los dos equipos, en un buen día, podemos ser capaces de tener más el balón que el otro, y el equipo que lo logre, va a tener ventaja, porque va a ser muy complicado ser consistente a nivel defensivo en las condiciones en las que se va a jugar. Lo imagino Igualado, pero abierto, con muchas ocasiones de gol, un partido que tarde o temprano se va a romper. Evidentemente, ellos tienen muchísima calidad individual: Busquets, Luis Suárez, Jordi Alba, Messi y más jugadores que tienen por ahí, como Redondo. Para nosotros, se trata de hacer las cosas mejor que ellos como equipo, como grupo. Si somos capaces, podemos tener nuestras opciones de ganar, y el que sea capaz de imponerse en el primer partido del grupo, considero que tiene una ventaja considerable en una competición tan corta.

—Antes mencionaba que espera, al menos, pasar la fase de grupos. ¿Es la meta que se marca en el torneo?

—Pienso que la de todos, no creo que haya nadie en la competición que no aspire, al menos, a ser segundo de grupo y poder jugar la siguiente ronda, donde ya te metes en una eliminatoria y ahí ya todo es posible. Hay muchas situaciones que pueden hacer que pases o no, ahí ya se empieza a abrir todo más. La parte más complicada de estos torneos es la fase de grupos, todo pasa por empezar bien, no descolgarte, que es algo que puede pasar muy rápido: tienes un mal partido, pierdes por una diferencia de goles por encima de uno y ya se hace muy complicada la clasificación. La clave es jugar ese primer partido como si fuera una final. Es una fase de grupos complicada, pero creo que nosotros también vamos a poner los partidos muy complicados para todos.

—Dentro del gran nivel del torneo, ¿quiénes son los favoritos para usted?

—Los europeos: PSG, Real Madrid o Bayern Múnich, probablemente, son los que parten como favoritos o con más ventaja. Son las plantillas con mejores jugadores, con más experiencia en este tipo de competiciones, pero siempre suele haber un equipo con el que nadie cuenta, que se puede meter en el top-4, en una semifinal, incluso puede llegar a una final. Ojalá sea un equipo que no sea europeo, creo que le daría más relevancia al torneo en sí, más riqueza, más atractivo. Pero creo que los nombres de los favoritos los sabemos todos, voy a meter también ahí al City, evidentemente, pues viene mejorando mucho en los últimos meses y también va a llegar bien. Pero, como digo, ojalá algún equipo sudamericano o del continente africano pueda llegar lejos en la competición.

—Dejando a lado este Mundial de Clubes, ¿qué espera en general de esta etapa?

 —Llegamos al club para intentar una pequeña transformación en cómo se venían haciendo las cosas. Vamos a poner fuerza en cambiar una forma de jugar, procesos de entrenamiento, muchas cosas con las que el club no estaba contento en los últimos años, a pesar de haber ganado mucho. El margen, la paciencia, no es la mayor de las fortalezas en este tipo de clubes y la exigencia es máxima desde el primer partido. Hay mucha gente detrás del equipo que quiere resultados, que quiere ver a su equipo ganar y tenemos que saber que eso va a ser así. Así que el objetivo es ayudar en esa transformación, poder llegar al final del contrato, que sería señal inequívoca de que estamos ganando mucho. A nivel personal, aprender otra vez y ver si somos capaces de rendir bien en otro lado del continente, en otra zona del planeta, en otra cultura y que nos lleve en el futuro a otros sitios. Ojalá, igual o mejor.

—Hablabas de transformación que el propio club demanda. ¿Ya ha detectado muchas cosas que le gustaría cambiar cuando disponga del tiempo preciso?

—Sí, están siendo días de tratar de entender muchas cosas, adaptarme y de buscar adaptaciones en la gente que tengo alrededor, poco a poco, para poder competir bien en este torneo y ya cuando paremos y volvamos a poner todo en orden para empezar la pretemporada, hacerlo de una manera en la que todos nos sintamos más cómodos y eficaces en la forma de trabajar. Llevo con cuatro personas más, pero son como 28 más en el staff que son locales, ese proceso de adaptación siempre lleva tiempo. Es una situación nueva para todos y compleja, será difícil hacerlo perfecto, pero saldremos de aquí con las ideas mucho más claras de cara al año que viene.

 —Entre sus ayudantes está otro gallego, Carlos Nodar.

—Sí, es un chico de Marín con el que coincidí en mi etapa en Celta de Vigo, él estaba en Juvenil de División de Honor, aquel que casi hace campeón de España con David de Dios. Tenía muy buena relación con él, ya se vino conmigo para Pirates el año pasado, y ahora está aquí conmigo también en El Cairo. Luego están los chicos valencianos con los que ya trabajé en Inter Turku, en el Pirates también, y he metido un chico más, alemán, que viene para hacer el trabajo de video-análisis.

«Sudáfrica me cambió la vida, me dio otra visión en lo personal y en lo profesional»

Riveiro terminó su contrato en el Orlando Pirates, rechazando irse el pasado invierno pese a tener una buena propuesta en Europa para no dejar el proyecto a medias, y también diciendo que no luego a la oferta de renovación. Pero hace tiempo que tenía claro que finalizada la temporada, su ciclo allí sí estaba agotado.

—Deja atrás tres años en el Orlando Pirates. ¿Con qué se queda de esta etapa y qué supone cerrarla?

—Han sido tres años de mucho trabajo y resultados muy buenos, casi excelentes, que son los que me permiten tener otra oportunidad de mejorar y dar un pasito. Es complicado salir, no fue una decisión fácil. Estaba muy cómodo, tenía una relación estrecha con todo el mundo allí y, sobre todo, con los jugadores, y también un cariño especial por parte de los aficionados. Una vez que se anunció que me iba, recibí probablemente más cariño del que merecía y me voy con un recuerdo súper especial. Es lugar que siempre va a estar presente en mí y una experiencia que me cambió la vida en todos los sentidos.

—¿De qué manera le han cambiado la vida estos tres años?

—Me encontré una liga muy competitiva, muy bien organizada y con muchísimo talento en cuanto a los jugadores que participan. Es un fútbol con el que disfruté mucho, me lo pasé muy bien entrenando y compitiendo por la forma que tienen de entender el juego. Después, me encontré un club muy moderno, muy europeo, por decirlo así, que en Europa nos gusta mucho mirarnos el ombligo y, a la vez, precisamente por eso, un cambio de mentalidad. Tenemos una visión muy eurocentrista de este negocio del fútbol, pensando que lo mejor lo tenemos en Europa en cuanto a todo y he encontrado cosas muy buenas e interesantes en Sudáfrica y en el continente. También he tratado con gente que me ha dado la oportunidad de participar de una sociedad diferente y ha sido un cambio grande.

 —Venía de una etapa larga en Finlandia, otro mundo.

—Sí, fueron casi ocho años viviendo en una sociedad casi modélica y muy justa y pasé a otra que es cualquier cosa menos justa, donde la mayoría de mis jugadores venían de ambientes complicados y donde lo único que recibí por su parte fue cariño y respeto. Me sirvió para aprender a no juzgar a nadie, a ser aún más empático e intentar entender mucho al ser humano que tenía en mis manos para poder trabajar y sacarle lo mejor. Me ha dado una visión diferente de muchas cosas en lo personal y en lo profesional.

—Tiene que ser muy enriquecedor estar en contacto con esas otras realidades.

—Lo es, porque no he estado en Sudáfrica de turismo, han sido tres años trabajando todos los días muchas horas con ellos. Eso hace que tengas oportunidad de conocer realmente lo que es esa forma de vivir, esa cultura. Tenemos mucha suerte en este trabajo de vivir vidas diferentes a la vez que estás trabajando e intentando ganar, que al final es para lo que vas allí, pero es una consecuencia directa de pasar allí mucho tiempo, haber podido terminar mi contrato. Te vas quedando para ti todas esas cosas que vives, te ayudan en cada paso y espero que ahora me sirvan en Egipto, otro mundo completamente diferente. La suma de todas estas experiencias de once años fuera de casa me va a ayudar mucho en esta nueva.

—¿El hecho de cerrar esa etapa viene dado por la oferta de su nuevo club o tenía la sensación de etapa acabada con independencia de eso?

—No, me iba ya. Se anuncia en diciembre o enero, después de haber tenido una oferta de renovación, pero entendía que tres años ya era un tiempo, tanto para mí como para el club, para pensar en otra cosa y valorar otras opciones, empezar otra vez de cero en otro sitio. En aquel momento, no tenía la posibilidad del Al Ahly, tenía otras, porque siempre van apareciendo cosas. Me surgió una oportunidad muy buena en diciembre para venir a Europa, pero decidí que no era el momento, no quería dejar el proyecto a mitad de camino, pero una vez llegado a los últimos meses de mi contrato, sí tenía claro que quería moverme a otro sitio.