María y el Bembrive, para toda la vida

LA VOZ VIGO

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Oscar Vázquez

Enfermera especialista en salud mental, entró en el club a los 7 años y tras 19 temporadas, ejerce de capitana en un equipo que está a un paso de Primera

12 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

María González le pone cara al crecimiento del Bembrive. La capitana lleva 19 temporadas en la disciplina de un club en el que llegó con siete años y que no abandonó jamás, aunque durante un tiempo, hasta los 12, lo compaginó con el Celta de baloncesto. Ahora, a punto de cumplir dos décadas de verde, afronta su segunda final por el ascenso a partir del sábado en Guadalajara, en donde se medirán al Chiloeches. «Para el club sería un premio al trabajo de muchos años. Se están haciendo las cosas bien», dice lo que significaría convertirse en el primer club de Vigo que alcanza la Primera División femenina de fútbol sala. Para ella: «Una ilusión enorme. Lo de sueño suena a tópico, pero es la realidad, porque sería alcanzar la máxima categoría en el club en el que quiero estar», aunque no quiere pensar más allá de la ida.

María es historia viva del Bembrive, tanto, que los recuerdos a veces son borrosos. «En los primeros años, yo era muy pequeña. Tengo aquello un poco difuso. Empecé a los siete años, supongo que en benjamín, y creo que aquel momento tenía más base. Igual ahora es lo que le falta recuperar al club», comenta.

Su relación con el deporte había comenzado un poco antes. «A los cuatro años jugué un año al fútbol 7 en el Sárdoma, que era mixto; luego, estuve en el Celta de baloncesto y, tras un año sin jugar al fútbol, complementaba el fútbol sala con el baloncesto, hasta que llegó un punto en el que me tuve que decidir, fue sobre los 12 años». En el fútbol sala nunca vistió ninguna otra camiseta que no fuera la verde, quemando etapas y subiendo de categorías: «He ido pasando por todas las categorías de la base, subiendo luego a Autonómica y a Plata...».

A lo largo de estos 19 años, María «nunca» se planteó salir. «Estoy muy cómoda aquí, juego en el equipo en el que me siento representada, es otro tipo de sentimiento. En su momento, se me planteó la posibilidad de cambiar de club, pero no lo sentí así y para nada me arrepiento. Creo que tomé una muy buena decisión y volvería a hacerlo mil veces más. Sería increíble poder jugar con mi equipo en Primera».

El Bembrive, además, también ayudó a formarla para la vida. «Muchas cosas que soy ahora, además de a mi familia, se las debo al club, que es el club en el llevo toda la vida». Ahora, a su 26 años, esta enfermera especialista en salud mental, que trabaja en Vigo en el área de psiquiatría, hace números para atender el fútbol sala y su profesión. «Como muchas, tenemos que hacer malabares con tema turnos y tema trabajo». Por el momento, no se perdió ningún partido y el del sábado no será una excepción y tras salir del trabajo se subirá al autobús el viernes al mediodía.

Todo, para poder culminar una faena que comenzó por casualidad el día que cruzó por primera vez la puerta del pabellón de Bembrive: «Estamos ilusionadas y concienciadas de que es una eliminatoria a doble partido en donde todo pasa por hacer un buen primero y llegar con opciones al segundo».

«El Chiloeches lleva muchos años arriba jugando fases, conocen más esto que nosotras»

El Bembrive conoce bien al Chiloeches, el último escollo para el ascenso. «En estos últimos días, vi cosas sobre ellas. Llevan muchos años ahí arriba, jugando fases de ascenso. Conocen esto más que nosotras», avisa María, que lo define como «un equipo muy intenso, al que le gusta mucho robar balones arriba y que marcó los mismos goles, 148, que el primero de su grupo. Le gustan los partidos de idas y venidas». Frente a esto, la premisa es «intentar que no se sientan cómodas». «Por lo general, nos gusta ir a los partidos con goles», dice.

Las viguesas acuden a su segunda final consecutiva con la lección aprendida. «Tenemos la experiencia de haber jugado el año pasado la final del ascenso a Primera, en donde tuvimos un resultado difícilmente remontable para el partido de vuelta. La plantilla cambió bastante, pero hay algunas que nos mantenemos y sabemos que no se puede volver a repetir. Tenemos que ir centradas en sacar un buen resultado y saber sufrir», descartando cualquier miedo, pero dejando claro también que son «conscientes de que todo pasa por este fin de semana, porque un resultado muy adverso lo complicará todo más».

También les puede servir de aviso el 0-2 que tuvieron que remontar en su pabellón en la eliminatoria anterior. «Sabíamos que era una posibilidad y pasó. Lo que tiene mérito es darle la vuelta en el segundo tiempo y eso nos tiene que servir también para aprender. Nos tiene que servir de aviso para disputar cada jugada como si fuera la última».