
Los hermanos Manuel y Chano Sienes Barreiro encarnan a la tercera generación al frente de la cafetería más antigua de Vigo en manos de la misma familia, un negocio que ha visto transformarse la ciudad
20 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En Vigo, el Caribe está al alcance de cualquiera. A veces, cuando hace calor, la gente se sienta bajo sus sombrillas y se puede pedir algún combinado que, cerrando los ojos, puede transportar a la clientela con la imaginación al mar antillano que se adentra al este de Centroamérica. Este Caribe vigués es una cafetería y un milagro que lleva camino de ser septuagenaria, lo que convierte a este negocio de hostelería en el más antiguo de la ciudad en manos de la misma familia. «Más antiguo era el bar León, de 1956, pero hace tiempo que ya no tiene nada que ver con su primer dueño, que era el futbolista Suárez», apunta Chano, el menor de los dos hermanos que encarnan a la tercera generación caribeña.

Miles de personas han pasado desde entonces por el bar que abrió en 1958 Manuel Sienes Lores, un vigués que trabajaba en la empresa de la traída de aguas y se aventuró compaginando ambas cosas. Tenía cinco hijos y tres trabajaron con él en el bar, pero dos se marcharon pronto y solo se quedó uno: Manuel Sienes Soler, que junto a su esposa Rosario Barreiro, que falleció muy joven, con 55 años, se encargaron de seguir la tradición. Sus hijos Manuel y Chano, crecieron allí. Ninguno de los dos sabe decir a ciencia cierta por qué su abuelo bautizó este local como Caribe «porque se mareaba prácticamente con solo subirse al barco de Cangas», bromean. «Y ni emigró, ni fue nunca allí de viaje, ni quería ir, ni tenía nada que ver con eso, simplemente se le ocurrió». Así quedó para siempre el nombre, aunque no los rótulos comerciales del local, que han ido cambiando con los años y las modas. En la imagen en blanco y negro a la derecha de estas líneas, se aprecia un toldo sesentero y en otra foto antigua que conservan, aparecen ellos de niños al lado de un cartel de los míticos helados Camy, bajo otro rótulo con las letras de Caribe incrustadas sobre el marco de la antigua puerta de madera del bar que ya entonces funcionaba como local de sellado de quinielas.

Bajo el toldo vintage, posa el equipo del Celta Juvenil. El Caribe siempre tuvo mucha relación con el balompié. «Mi padre tenía una peña celtista y nosotros dos jugamos al fútbol», cuenta Manuel, que tiene 67 y ya disfruta de la jubilación mientras Chano la acaricia a dos meses vista. Ninguno de sus hijos ha seguido la dura senda de la hostelería, pero según explican, el negocio seguirá en manos de un familiar que se encargará de que todo sea como siempre aunque hay cosas que nunca van a ser igual. Reconocen que su madre era el alma del negocio pero el fallecimiento de su padre hace apenas dos meses, con 91 años, es una herida todavía muy reciente y dolorosa. Entre sus recuerdos hay un Vigo que ya no existe, como el de la clientela obrera de las empresas que rodeaban este emplazamiento en la plaza de Eugenio Fadrique, más conocida como la plaza de la Industria.

El empresario Fadrique, que fue el fundador de la fábrica La Artística, tomó más de una vez café en la barra del Caribe. Cuando Chano y Manuel eran unos niños, la plaza, ahora rotonda, era un conglomerado de casitas con escampado, el tranvía pasaba por las inmediaciones, mucha gente iba a la cercana playa de San Sebastián y a poco metros estaba el circo del que una vez, se escaparon dos leones. «Uno lo mató de un disparo un vecino y cliente que era policía», recuerdan como recuerdan también las tremendas fiestas del destornillo de la cercana Escuela de Peritos. El Caribe sigue siendo como antes, un bar que toma el pulso a la vida de barrio y forma parte de la memoria de tantos ciudadanos.
Desde 1958
Dónde está
Praza Eugenio Fadrique, 3. Vigo