
El emblema del Amfiv vuelve al país donde jugó hace diez años para competir durante el verano con el Southern District
30 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Agustín Alejos está de vuelta en Australia diez años después para jugar a baloncesto en silla de ruedas. Será una estancia relativamente corta, aprovechando que los compromisos que ha adquirido allí se pueden compaginar con un Amfiv del que ya no se ve fuera. La competición con el Southern Districts comenzó el fin de semana anterior a este último y se prolongará hasta el último de agosto, período vacacional en la División de Honor española. «Ya me habían hablado hace varios años de la opción de ir en verano, pero quería pasar tiempo con mi pareja y demás y no me decidía. Este año, volvió el entrenador que yo había tenido la otra vez que jugué aquí», menciona como factor diferencial para su sí de esta ocasión.
El vigués jugó allí entre el 2010 y el 2015. Aclara que no es el mismo equipo exactamente, ha cambiado de nombre, pero «sí que es la misma gente la que está involucrada». El técnico insistió e hizo hincapié en el rol que quería de él. «Me hizo entender que buscaban experiencia, enseñarles a los chicos jóvenes. Me convenció fácilmente», admite. Estos años han pasado rápido, pero implican ese papel diferente que asume. «Con 26-27 años, no me tenía que preocupar tanto de los demás. Era ir a hacer yo mi trabajo, mientras ahora me toca cuidar más del resto y hacer un poco de mentor de los que vienen por detrás», desgrana.
De hecho, Alejos no solo va a ser un jugador más del plantel, sino que también asume el rol de segundo entrenador. «En Vigo no tengo ese papel, pero sí que tengo voz en el equipo, en lo que hacemos en la pista. Siempre estamos formando gente joven en el Amfiv y aquí es parecido en eso», ahonda. En todo caso, también hay diferencias: «En Australia se juega para formar a los jugadores para que lleguen a la selección, mientras que en España, y en toda Europa, se entrena para poder ganar ese fin de semana, para ganar lo máximo que puedas», expone.
La anterior etapa en esas latitudes le dejó buenos recuerdos de personas con las que ahora se reencuentra. «Voy a jugar con gente que tenía siete, ocho, nueve años. Ahora, ya han jugado con su selección y ha ganado cosas importantes, incluso en Europa», recalca. Y tiene «muchas ganas de volver a jugar con ellos y ayudarlos al máximo» para ver hasta dónde pueden llegar, afirma. «Cada fin de semana jugamos tres partidos contra el mismo equipo y, después, los cuatro primeros juegan una especie de final four: juegan primero contra segundo, el que gane pasa a la final y el otro, juega contra el ganador de tercero contra cuarto. Tienes una pequeña ventaja si quedas entre los dos primeros, porque tienes dos oportunidades de meterte en la final», que es el objetivo.
Alejos ha ido viviendo los reencuentros «de forma escalonada» porque algunos compañeros han estado con la selección absoluta y jugando el Mundial sub-21. «Es un gusto volver a verlos. Demuestran que me recuerdan de muy buena forma», valora. Y se lleva una vivencia muy especial: «La semana pasada, en un partido de Liga femenina, se acercó una chica que me contó que su marido había jugado conmigo. Tuvo una enfermedad y falleció. Y me contaba que siempre le hablaba muy bien de mí y de la influencia que había sido para él. Te encuentras eso y no me lo esperaba para nada», relata. Y añade que, solo por haber escuchado eso, «merecen la pena los tres meses» que va a permanecer en Australia.
Pero esta aventura le supone también tener menos descanso este verano, algo que no le inquieta. «Igual lo que necesitaba es un pequeño cambio, hacer algo distinto. Y esto me hace ver las cosas de diferente manera», en el sentido de que, aunque siga siendo baloncesto en silla, «es una forma distinta de trabajar, de jugar, de entrenar». Además, señala que aunque es trabajo, la experiencia constituye para él «una especie de vacaciones, entre comillas», al poder disfrutar del país nuevamente.
El factor económico no ha sido un elemento relevante en su sí a este proyecto. «No sé ni lo que voy a cobrar. Me han pagado los billetes, y a mi familia, que vendrá en agosto. Vivo en casa del entrenador con todo cubierto, no tengo que pagar nada. Pero no me muevo por dinero, sino por vivir la experiencia», aclara.
La temporada del Amfiv
La temporada 2024/2025 del Amfiv ha dejado buen sabor de boca a Alejos, que señala que fue «lo esperado» aunque quizás se quedaran con «mala sensación» por un desenlace con varias derrotas consecutivas. «Ese final no fue todo lo bueno que hubiéramos querido, pero conseguimos el objetivo de la permanencia y estuvimos a un partido de meternos en a Copa del Rey y de la fase final en Europa», recapitula.
En la valoración, Alejos considera fundamental tener en cuenta «todos los problemas» a los que han tenido que hacer frente por lesiones, algún jugador que llegó tarde y demás contratiempos. «A falta de cuatro o cinco jornadas, estábamos salvados, así que lo solventamos bastante bien. Cada vez es más difícil mantenerse en la máxima categoría, porque los equipos invierten más dinero y nosotros tenemos las limitaciones que tenemos», recuerda.
Como capitán y emblema, le da rabia que tengan que pasar apreturas económicas cada año. «Hacemos una labor deportiva y social en la ciudad que creo que nadie hace. Ofrecemos a gente con discapacidad poder hacer deporte gratuitamente, una vía para tener una vida», subraya sobre algo de lo que es ejemplo en primera persona. «Empecé en las escuelas deportivas y gracias a eso, he conseguido vivir una vida que nunca hubiera esperado de no ser por el deporte. Fastidia que no se vea ese trabajo, es un pena», dice al tiempo que garantiza que todos los que están ene club seguirán «trabajando al máximo» para mantener el proyecto, si bien avisa: «No depende de nosotros. Tienes que cumplir las normativas de la liga, tener x número de jugadores y hacer ciertas cosas. A veces, el dinero no llega par eso».
En lo personal, hace tiempo que transmitió al club que salvo que llegase «una oferta de muchos ceros irrechazable» su sitio ya estaba definitivamente en el Amfiv. «Desde que volví de Australia, he seguido mi carrera aquí y quiero continuar ayudando al equipo de mi ciudad, que me dio muchas cosas. No pasa por mi cabeza irme a no ser que no exista el club y tenga que buscarme la vida por otro lado», plantea. Sí admite que ya ronda su cabeza el momento de «dar un paso al lado en un futuro no muy lejano» y encaminarse al mundo laboral tras hacer finalizado un ciclo de gestión administrativa cuyas prácticas hará en septiembre ya con la aspiración de encontrar un trabajo.
Decepción con la selección 3x3
Alejos expresó a través de redes hace poco su decepción por haber desaparecido del proyecto de la selección 3x3 después de transmitirle hace un año que querían que liderara este equipo. «Me dicen que quieren que tenga un papel importante y luego no se cumple. Mi intención no fue decir nada sobre nadie ni culpar a nadie, simplemente expresar cómo me sentía yo y cómo veía que habían ocurrido las cosas», razona.
Cuenta que en la Federación estaban un poco disgustados por que hiciera público esto. «Les molestó que no hubiera cogido el teléfono y les hubiera preguntado. Pero yo, como jugador, no tengo la obligación de ir a pedir explicaciones. Están en su derecho de no llamarme, faltaría más», sostiene sin ocultar que le hubiera gustado «comunicación por su parte» después de lo que le habían dicho. «No se trata de señalar a nadie individualmente, es un cúmulo de cosas», enfatiza.
Paralelamente, él sigue como segundo entrenador de Dinamarca. «A principios de mes, estuve con ellos cuatro días entrenando. Tenemos el Campeonato de Europa División C en septiembre en Bulgaria», al que acuden con el objetivo del ascenso a categoría B. «Está complicado. Es un grupo veterano y es difícil cambiar sus hábitos y hacer que jueguen como nos gustaría», reconoce. No obstante, asegura que «han mejorado muchísimo» desde la primera vez que estuvo allí y continúan «involucrados y mejorando».
Por su parte, sumando experiencias sin parar: «En este deporte, no te puedes llevar un gran beneficio económico para toda tu vida, pero intento quedarme con estas experiencias de viajar, conocer sitios, ayudar a la gente. Te queda esa recompensa».