Medidas básicas para tiempos de escasez de agua

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Los ciudadanos y las administraciones deben tomar conciencia de un problema que irá a más en el futuro

11 ago 2025 . Actualizado a las 11:51 h.

Nuestras reservas de agua están descendiendo a una velocidad vertiginosa. Eiras almacenaba a principios de semana 18 hectómetros, lo que viene siendo el 81,8 % de su capacidad. Era una cantidad razonable, pero el problema es que solamente en un par de semanas la reserva ha descendido al 78 %. Ya perdemos más de un 4,5 % semanal y está bajando a gran velocidad

Para darnos cuenta del problema pensemos que la media de esta semana en la última década era del 94,5 %. La tradición, que todavía tenemos arraigada en nuestra percepción, dice que terminado el verano llegarán las lluvias persistentes que terminarán con la sequía estival, muy relativa en nuestro entorno. El problema es que la emergencia climática hizo saltar por los aires estos estereotipos y recordemos que las últimas sequías extremas, como la de 2017, llegaron hasta mediados de noviembre.

Por estas cosas, que todos los indicadores climáticos confirman que van a ir a peor, hace tiempo que defendemos la tesis de que las actuaciones para luchar contra la sequía deben adoptarse de forma cotidiana, independientemente del nivel de agua embalsada, porque tomar medidas cuando los embalses están casi secos suele ser demasiado tarde y servir de poco. La mejor manera de proceder ante una situación de emergencia es tomar medidas que nos permitan evitar llegar a esa situación de emergencia. Y por eso, porque en este momento no tenemos un problema inmediato, queremos proponerles las medidas de ahorro de agua, a nivel individual y municipal. 

Concienciación ciudadana

 Por la parte que nos toca como ciudadanía, recordemos que no es ningún trauma darse una ducha de 5 minutos cerrando el grifo al enjabonarse. Escojamos una canción que nos guste y utilicémosla como temporizador (y si cantamos lo suficientemente mal quizás llueva, todo ventajas). Como norma general pensemos que el grifo debe estar cerrado siempre que no usemos directamente el agua al lavar los platos, cepillarnos los dientes, etc. Al renovar nuestros electrodomésticos recuerden que, además de la eficiencia energética, lavadoras y lavavajillas indican también su consumo de agua. Optemos por los que menos consumen ambos recursos. El inodoro no es un cenicero ni una papelera, cada vez que tiramos de la cadena (que ahora viene siendo presionar el botón) vertemos unos 10 litros de agua. Utilicemos la cisterna sabiamente. Y recordemos las piscinas. Solo las grandes existentes en el municipio de Vigo y entorno consumen más de 262.200.000 litros. 

Resuelta nuestra parte vamos con la más complicada, la del Concello. La red de abastecimiento sigue teniendo fugas, muchas, y las roturas y parches siguen siendo frecuentes. Se estima que al menos un 20 % del agua potable se desperdicia con estas fugas, son millones de litros, un cálculo muy arriesgado los fijaría en unos 80.454.000 litros diarios. Los sistemas de riego deben ser inteligentes y adaptativos: no se puede regar con el sol cayendo a plomo a mediodía, porque el 50 % de esa agua se va a evaporar. Los programadores de riego deberían contar con sensores de humedad y desconectar los riegos automáticos cuando existe previsión de lluvia. 

Los baldeos de las calles también deberían ser excepcionales y muy restringidos, no solo ahora cuando hay alerta de sequía. No vamos a perder escobas de platino por baldear menos, se lo garantizamos. 

Y finalmente un clásico: las tarifas del agua. No sirve de nada aplicar (no por convicción sino por imposición legal) el pago por consumo si, simultáneamente, se incrementan desproporcionadamente en la factura los gastos fijos, se consuma el agua que se consuma. Esa fórmula no incentiva al ciudadano a que ahorre sino, más bien, todo lo contrario. Nos falta lo de siempre: educación y concienciación.