Las otras joyas de acero de las Rías Baixas

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Dos amigas viguesas dejaron sus trabajos como contables para crear Salitre, una firma de diseño de alhajas inspiradas en el mar y bautizadas con nombres de playas gallegas, con tiendas en Vigo y Pontevedra

11 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

De fundir la palabra acero con la localización Rías Baixas suele surgir en la mente, como resultado habitual, la construcción de barcos. Si añadimos Vigo, estaríamos hablando de astilleros. Pero hay otros proyectos hechos de la misma materia prima y cercana inspiración marina que tienen una factura a pequeña escala. Por ejemplo, Salitre Joyas, una empresa viguesa creada por dos amigas: Lidia Estévez, de 32 años e Iria Pereira, de 41, ambas contables de profesión antes de saltar a la que ahora les ocupa.

La sustancia salina que impregna la piel tras un baño de mar inspira la filosofía de las emprendedoras que cambiaron las tablas de Excel por el diseño de piezas de adorno.

Lidia trabajaba en la empresa familiar e Iria, casualmente, en unos astilleros. Ambas, en oficinas, ya que lo suyo eran los números, la contabilidad. «De hecho nos conocimos en un taller de coches, ella era la contable y yo entré como auxiliar administrativa, y de nuestro amor por la moda nació Salitre», resume Lidia, que se formó en hostelería como cocinera aunque nunca llegó a ejercer.

Aunque su primer impulso fue entrar en el mundo de la moda, lo descartaron pronto porque compaginándolo aún con sus trabajos, les parecía demasiado complicado: «Necesitábamos algo pequeño que se pudiera transportar, porque al principio no lo veíamos como para abrir una tienda, sino trabajar con poco stock, con unidades limitadas, y las joyas nos encajaron a la perfección en la idea que teníamos de que ocupara poco y que lo pudiéramos hacer nosotras», reconoce Lidia.

«Empezamos en el sector de las joyas como un extra a unos empleos que no nos llenaban, yendo cada fin de semana, en nuestro tiempo libre, a mercadillos y ferias por muchas localidades, desde las Rías Baixas hasta las Rías Altas. Llegábamos a los sitios con nuestro puestito y veíamos que el producto tenía muchísima aceptación, por eso, entonces, nos embarcamos un poco más a lo grande», recuerda.

Su primer stand fijo lo instalaron en el centro comercial Vialia, donde aún sigue abierto. Luego inauguraron una tienda en la plaza de Ourense de Pontevedra, más tarde añadieron un espacio en Santiago, en el centro comercial As Cancelas (el único que no fue bien y han cerrado), a ese le siguió el centro comercial Gran Vía de Vigo y por último, una tienda en pleno dentro de esta ciudad, en la calle Eduardo Iglesias, 4. Canido, Marosa, Portomaior, Montalvo, Caranza, Caneliñas, Bascuas, Fortiñón, Fontaíña, Silgar, Lanzada, Lapamán, Santa Marta, Frades, Marosa... son los nombres de playas gallegas con los que han bautizado buena parte de sus obras. Su catálogo, además, está salpicado de peces, estrellas de mar, olas, conchas y otros elementos de inspiración marina. «Y luego tuvimos que abarcar diseños más atemporales abriendo el abanico, pero la gran mayoría tienen que ver con el mar y muchas veces, con la terriña», relata. Entre las piezas más icónicas de cuantas han creado a lo largo de los tres años que llevan haciendo crecer este proyecto, coinciden en señalar el anillo de la concha de vieira y el de la ola. «Son nuestras joyas más top y nos identifican mucho», aseguran. Las viguesas aclaran que ellas no fabrican las piezas, sino que las diseñan «aunque tenemos una partida pequeña que sí que fabricamos», añade. Además, instruyen a quien quiera aprender. En el taller que tienen en la trastienda del local de Vigo enseñan a crearlas desde cero. «La actividad la hacemos en sábados alternos por la mañana y con desayuno, en plan relajado; y luego hacemos unos exprés los jueves por la tarde. Quien acude sale de allí habiendo hecho como mínimo, unos pendientes», asegura. Elegir el material con el que querían condensar la esencia de Salitre fue fácil. «Amamos Galicia y teníamos claro que necesitábamos que fueran joyas con las que quien las llevara se pudiera meter en el mar, y que se mojara sin preocuparse de estropearlas. De ahí el nombre y de ahí, el acero inoxidable.

Un poco de historia

 Aprendizaje. Todas las joyas de Salitre están fabricadas en acero inoxidable pulido, con un baño en oro de 18k para el acabado en dorado y son hipoalergénicas y resistentes al agua. Ofrecen la posibilidad de personalizar las piezas y también han pensado en las mascotas, para las que han diseñado chapas identificativas. Tanto Iria como Lidia reconocen que son personas muy inquietas. «A los seis meses de empezar ya estaba dejando el trabajo y al poco, Iria también», admite su socia. De aquella etapa de mercadillos aprendieron que aunque el online funcione, «es más fácil vender si tienes delante al cliente y el producto».