Noelia Porto: «En los campamentos de Tinduf tuvimos partos a 50 grados y con apagones de luz»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

La enfermera y coordinadora de Sogaps está recién llegada de Argelia, donde dirige dos misiones al año de sanitarios gallegos. Los niños con dolencias graves se operan en Galicia, dentro del convenio con el Sergas

28 sep 2025 . Actualizado a las 01:30 h.

En plena tormenta de arena, en un desierto que es realmente un pedregal y a 50 grados de temperatura sobrevivir no es fácil, salvar vidas tampoco. Noelia Porto Isla (Ponteareas, 1976) acaba de regresar a Galicia desde los campamentos de Tinduf, en Argelia, donde coordinó la expedición sanitaria formada por una médica de familia, una ginecóloga y dos enfermeras, todas gallegas. En total fueron 570 consultas, cuatro cirugías, tres partos y una amputación realizadas en poco más de una semana en Bojador. «Fue muy intenso, trabajabas de mañana y tarde y, por la noche, nos surgían los partos. En el primero tuvimos continuos apagones de luz, temimos quedar a oscuras. A 50 grados se complica mucho la misión». Salió bien.

La enfermera y podóloga ya está incorporada a su trabajo en la clínica de Ponteareas de la que es socia, pero la coordinadora de la Comisión de Sanidad de Sogaps (Solidariedade Galega co Pobo Saharaui) sigue pendiente del estado de salud de los niños acogidos este verano en Galicia y que fueron intervenidos de patologías graves en el Hospital de Vigo. La mayoría han regresado a los campamentos, aunque dos siguen recuperándose con las familias de acogida. «Hubo tres ingresados en el área de Vigo y uno que tuvo que ser intervenido dos veces». Otro fue operado de un tumor de tiroides que resultó benigno.

Son un pequeño porcentaje de los menores que participan en el programa Vacaciones en Paz que este año gestionó la estancia de 305 menores con familias de acogida gallegas. La gran mayoría son niños sanos que repiten cada verano y que tienen la oportunidad de someterse a chequeos gracias a un convenio con el Sergas. Muchos de los que debutan en la experiencia, a los siete u ocho años, nunca han visto a un médico más allá del programa de vacunas que sí funciona en su lugar de origen. En los campamentos de El Aaiún, Auserd, Esmara, Bojador y Djala hay un solo pediatra para una población de 173.000 residentes refugiados. Las condiciones extremas en las que viven los saharauis favorecen las dolencias de riñón, por la mala calidad del agua, pero también surgen tumores o problemas óseos, sobre todo en los pies.

En el desierto sanitario de Tinduf hay un único hospital con medios limitados que está coordinado con los consultorios de los campamentos. Allí se desplazan los voluntarios internacionales que viajan a Argelia. El equipo gallego ha sumado en esta ocasión a enfermeros saharauis que, de niños, pasaron veranos en Galicia. «Decidieron venir a apoyarnos sobre el terreno. Hemos estado atendiendo en una región distinta a la de los niños que forman parte del programa Vacaciones en Paz. Los pequeños que consultamos también nos decían que querían venir a nuestro país».

Noelia Porto Isla viajó a los campamentos por primera vez hace más de 25 años de la mano de su madre, Maite Isla, presidenta de Sogaps y coordinadora estatal de las asociaciones solidarias con el Sáhara. Pocos saben que la hija tuvo un papel determinante en que la madre se volcase en la causa saharaiu. «Recuerdo que estaba en la ortopedia de mi madre y vi venir a un niño con secuelas de polio y una pierna muy afectada. Iba con un bastón que era un palo corto que le hizo su padre, caminaba muy encogido y venía a buscar una muleta. Me impactó. Cuando llegué a casa lo hablé con mi madre y ella me dijo que llevaba un tiempo pensando acoger a niños saharauis». Ahí empezó todo.

Miles de niños han viajado a Galicia desde entonces. Menores que mejoran su alimentación, aprenden español y gallego, descubren lo que es una escalera, un paraguas o una piscina y olvidan durante unas semanas su condición de refugiados. En coordinación con el Ministerio de Salud Pública del Sáhara han conseguido salvar decenas de vidas en riesgo. Gracias a la mediación de Noelia Porto se consiguió repatriar a un chaval de 18 años enfermo que pesaba 30 kilos. Tuvo también la oportunidad de sobrevivir un niño con un cáncer renal que recibió su tratamiento en el hospital de La Paz, en Madrid.

Con los adultos casi nunca hay opciones. Porto Isla recuerda a una mujer que fue niña de acogida del Programa Vacaciones en Paz y que luego envió también a sus hijos a Galicia. Padecía una dolencia grave y murió sin que llegaran los papeles para su repatriación. «Esas situaciones te provocan una gran sensación de impotencia, te llevan a cuestionarte si hay valores en la sociedad. Esas cosas te agotan», lamenta. La esperanza siempre puede más, Noelia ya está preparando la siguiente expedición que será en marzo. «Iremos pediatra, ginecólogo, médico de familia y enfermeras». Este mes se llevaron un monitor fetal, glucómetros, insulina, medicamentos infantiles y tratamientos para patologías como diabetes, hipertensión y antibióticos. «Nos ayuda la Xunta, empresas, farmacias y particulares. Los poquitos de muchos permiten hacer grandes cosas».

Su canción favorita

«El Niágara en bicicleta», de Juan Luis Guerra. «Es un tema alegre pero que habla de las necesidades sanitarias en algunas zonas donde hay muchas dificultades para salvar la vida si te enfermas. Aquí nos parece muy obvio llevar a nuestro hijo al hospital y que haya un médico, pero hay lugares donde no lo tienen».