El Concello concede licencias en cascada en un contexto de escasez de pisos
28 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La transformación de oficinas y bajos comerciales en viviendas está suponiendo una revolución en materia de vivienda en Vigo. La carestía del mercado residencial, el auge del teletrabajo, la jubilación de profesionales y el cierre de pequeños negocios han dejado muchos locales vacíos. Ante esa falta de salida, cada vez más propietarios optan por reconvertirlos en pisos, una solución que la Gerencia de Urbanismo lleva meses autorizando cada vez en mayor medida. Los proyectos, van desde pequeñas reformas hasta inversiones superiores a los 60.000 euros. Con frecuencia, las nuevas viviendas resultantes se destinan a los alquileres turísticos, especialmente cuando se trata de antiguos bajos comerciales que cuentan con entradas independientes al resto de las viviendas de los inmuebles, como marca el PXOM.
Entre las últimas obras autorizadas, en la calle Xílgaro 18, la sociedad madrileña Travel and Holiday consiguió autorización para transformar un bajo en dos viviendas de 56 y 43 metros cuadrados. El presupuesto asciende a 47.714 euros, y el proyecto fue redactado por los arquitectos Gumersindo Vázquez Gómez, Alejandro Mosulén Martínez y Ricardo Salgado Salgado.
En un edificio de nueve plantas, lo que antes era un local se convertirá en dos pisos con destino al mercado residencial, un ejemplo de cómo incluso capital de fuera de Vigo encuentra en la ciudad un espacio para invertir.
Otro caso significativo se encuentra en Urzaiz 86, donde la abogada María Romana San Luis Costas, con más de medio siglo de ejercicio profesional, obtuvo licencia para reconvertir su despacho en una vivienda de 63 metros cuadrados.
El mismo fenómeno se repite en otras calles de la ciudad. En Sanjurjo Badía 214, la empresa Obra de Arte Construcción e Interiorismo llevará a cabo la adaptación de un bajo para transformarlo en dos pisos de 50 y 77 metros cuadrados, con una inversión que supera los 60.000 euros.
En Antonio Nieto Figueroa 7, portal C, el despacho Aristeia Abogados presentó un proyecto con un presupuesto de 35.887 euros para crear una vivienda de 89 metros cuadrados. En el portal contiguo, la promotora Millarcasa obtuvo también licencia para reconvertir otro bajo en vivienda. Entre las últimas autorizaciones también destaca otro proyecto en San Francisco 35, donde se adaptará un local de 101 metros cuadrados para vivienda con una inversión de 54.930 euros, y en Gregorio Espino 81, donde se autoriza la transformación de un bajo de un edificio de nueve plantas en un piso de 56 metros cuadrados.
Causas
El experto inmobiliario José Luis Amigo, cuyas oficinas se encuentran en la calle Alfonso XIII, explica que estos cambios de uso están en alza porque para los locales comerciales que no están bien ubicados, «la única solución que tendrían para ser vendidos o alquilados sería a través de crear vivienda, de la que existe una alta de manda». «Es una solución interesante para darle una nueva vida a estos locales en desuso y la regulación ha avanzado para permitirlo», afirma.
Por otro, el teletrabajo ha dejado muchos despachos vacíos. Desde la pandemia, miles de profesionales trabajan desde casa o alquilan puestos por días en espacios compartidos, lo que ha vaciado oficinas tradicionales. A ello se suman las jubilaciones: abogados, médicos o pequeños empresarios que se retiran y se encuentran con locales imposibles de colocar en el mercado.
El comercio tradicional también ha sufrido un fuerte golpe. Las ventas por internet y el cierre de negocios han dejado escaparates vacíos en muchas calles.
«Hoy vender o alquilar un despacho es prácticamente imposible»
La abogada María Romana San Luis Costas, primer mujer inscrita en el Colegio de Abogados de Vigo, simboliza con su experiencia lo que les ocurre a muchos profesionales en Vigo. A sus 81 años, después de casi seis décadas de ejercicio, decidió pedir licencia para transformar su despacho de Urzaiz 86 en vivienda.
«Intenté venderla con poco éxito porque con el sistema del coworking casi nadie tiene una oficina propia. Mantenerla es muy caro. Hoy vender o alquilar una oficina en Vigo es prácticamente imposible», resume. Durante décadas trabajó en derecho civil y penal, primero en un despacho alquilado y más tarde en el local que compró en 2008.
Su relato muestra cómo ha cambiado la profesión. «Alquilan una oficina por días y con un ordenador y una base de datos tienes suficiente para trabajar. Las bibliotecas han desaparecido y ya no necesitan tanto espacio. Compañeros que se han jubilado tienen el mismo problema».
La llegada del teletrabajo y los cambios en los hábitos profesionales han dejado muchas oficinas vacías. Romana decidió acogerse a la nueva legislación que permite el cambio de uso y lo consiguió. «Presenté la documentación y me la concedieron», cuenta. Hoy sigue vinculada al mundo jurídico, aunque en otra dimensión: «Voy casi todos los días a un despacho colectivo a leer jurisprudencia. Me licencié en 1966 y comencé en 1967. Son muchos años de abogacía». Su decisión de transformar el local es la respuesta a un contexto en el que oficinas y bajos pierden peso como espacios de trabajo, pero ganan valor como viviendas en una ciudad donde cada metro cuadrado habitable cuenta.