Arranca el dragado de la ría de Vigo: 146.000 metros cúbicos de lodos y áridos

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Imagen de archivo del dragado del puerto de Canido en el 2021
Imagen de archivo del dragado del puerto de Canido en el 2021 Cedida

El reto es encontrar una solución ecológicamente responsable

09 nov 2025 . Actualizado a las 20:00 h.

Tras cuatro años de espera, el Ministerio para la Transición Ecológica señalaba este verano los nuevos lugares autorizados para el vertido de los dragados de las rías. Algunos se realizarán en la de Vigo, empezando por Canido, Arcade y Cesantes, y a continuación los demás. El arrastre natural de áridos y sedimentos (incrementado por el efecto erosivo que dejan los incendios) van colmatando las rías y su exceso de sedimentación afecta a los bancos marisqueros, las zonas portuarias y los canales de navegación, por lo que estos dragados son necesarios, pero extraer miles de metros cúbicos de sedimentos acumulados implica potencialmente un serio impacto ambiental. 

El problema no radica tanto en el propio dragado como en la composición de los materiales que se van a mover en el agua antes de su retirada y su destino final. Pongamos como ejemplo de caso el puerto de Vigo. El dragado es una práctica habitual en entornos portuarios para garantizar el calado necesario para la navegación segura de buques de gran tonelaje, evitar encallamientos y mejorar la eficiencia de las maniobras en zonas de carga y descarga. En el caso de Vigo, se contempla la extracción de alrededor de 146.000 metros cúbicos de lodos y áridos desde Canido (ya han empezado a dragarse 6.000 metros cúbicos) hasta Guixar, incluyendo puntos estratégicos como Bouzas y O Berbés. Se trata de mover una enorme cantidad de sedimentos, y aquí llega el problema. Estudios científicos realizados en distintos puntos de la ría muestran altas concentraciones de diferentes contaminantes, como cobre (entre Bouzas y Teis, 480 mg de cobre por kilogramo de sedimento seco), plomo (se triplican los niveles de la ría de Ferrol), cadmio, etc. en concentraciones en algún caso hasta 21 veces superiores a los niveles marinos considerados normales (zinc). 

Aunque la mayoría de los sedimentos analizados se clasifican dentro de las categorías A y B del CEDEX (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas), lo que indica un bajo nivel de contaminación, el riesgo no desaparece. Los metales pesados y otros contaminantes como hidrocarburos y compuestos orgánicos persistentes pueden permanecer atrapados durante décadas en el fondo marino, pero el dragado, al remover estos sedimentos, devuelve esas sustancias a la columna de agua dispersándolas y aumentando su afectación a organismos bentónicos (los que viven en los fondos marinos) y peces que constituyen la base del ecosistema de la ría y paralelamente la base económica del sector pesquero y marisquero. 

Antes de dragar y posteriormente hacer el vertido de esos materiales, deben analizarse los contaminantes presentes en los sedimentos, y de tener niveles altos se tendrían que almacenar en tierra. 

Finalmente, ¿dónde se verterán esos sedimentos? Hasta ahora el punto de vertido de los dragados de las Rías Baixas se realizaba en la denominada como zona E8, en total se prevé el vertido de 1.678.308 metros cúbicos de material en la próxima década), pero su proximidad a la isla de Sálvora, concretamente el área marina del Parque Nacional, lo desaconsejó. En nuestro caso, la zona de vertido habilitada (denominada zona D) se sitúa frente a la boca de la ría de Vigo, al oeste de Baiona, y atenderá los puertos de nuestra ría y parte de los de la ría de Pontevedra (no hemos conseguido encontrar sus coordenadas exactas, por lo que desconocemos a qué distancia se encontraría del área marina teóricamente protegida de las islas Cíes). 

La situación en la ría de Vigo es un buen ejemplo del difícil equilibrio entre las necesidades del desarrollo económico y la conservación del medio marino. Mientras las autoridades portuarias apelan a necesidades operativas, el sector pesquero y marisquero reclama garantías y estudios que avalen que el dragado no será un desastre ecológico. El reto está en encontrar una solución técnicamente viable y ecológicamente responsable. En un ecosistema semicerrado como la ría de Vigo, cuya riqueza depende tanto de su actividad portuaria como de su biodiversidad, cualquier decisión debe sopesarse con precisión científica.