Pablo Martínez-Lage, neurólogo: «Con los nuevos fármacos para el alzhéimer se pueden ganar hasta 12 meses de vida autónoma»
VIGO
Explica que en breve habrá análisis de sangre para diagnosticar la dolencia
23 nov 2025 . Actualizado a las 02:24 h.La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias de Galicia (Afaga) celebra este sábado 22 (Afundación, en Vigo, de 9.00 a 14.30 horas) unas jornadas sobre esta enfermedad. Pablo Martínez-Lage (Pamplona, 1964), responsable de neurología en la Fundación CITA-Alzhéimer, hablará sobre los avances en esta enfermedad, para la que existen dos nuevos fármacos.
—¿Qué diferencia al alzhéimer de otras demencias?
—La demencia es un cuadro clínico caracterizado por el deterioro de la cognición, con síntomas conductuales en grado tal que no permiten hacer una vida autónoma. El alzhéimer supone el 70 % de las demencias y afecta a uno de cada diez mayores de 65 años. Sabemos que inicialmente afecta más a la memoria, la orientación y el lenguaje, y después a otras capacidades cognitivas.
—El alzhéimer provoca la acumulación de dos proteínas en el cerebro, beta amiloide y tau. ¿Esto permite diagnosticarlo de forma más certera y diferenciarlo de otras demencias?
—Exactamente. El gran avance en los últimos años son los biomarcadores, que permiten identificar presencia de placas amiloides y tau. Son marcadores de imagen, a través de una prueba PET, y hay marcadores en fluido. Hasta ahora, en líquido cefalorraquídeo: se extrae con una punción lumbar, se manda al laboratorio y mide los niveles de amiloide y tau. En los últimos dos años se han desarrollado biomarcadores en plasma y no tardaremos en tenerlos disponibles para el uso clínico.
—Es decir, con un análisis de sangre se podrá diagnosticar el alzhéimer. ¿Con certeza?
—En muchos casos, sí. Algunos casos tendrán que confirmarse o descartarse mediante PET o líquido cefalorraquídeo.
—Esto puede agilizar mucho el diagnóstico.
—Efectivamente. Antes era normal que se consultase por un fallo de memoria, pero si el paciente hacía vida normal se podía considerar irrelevante y se le mandaba para casa. Volvía la cabo de un año, cuando ya no hacía vida normal, y se le diagnosticaba. Esto ha cambiado con los biomarcadores. El biomarcador en sangre se podrá extender a todas las consultas de neurología general.
—¿Y a atención primaria?
—Eso es más conflictivo. Creo que tenemos que ir despacio. En primaria sería importante disponer de biomarcadores que excluyan la enfermedad. Uno completo puede tener sus limitaciones.
—¿Por qué? ¿Por el coste?
—El coste no es un problema. Yo veo dos riesgos. Uno es hacérselo a personas que clínicamente no tienen problemas. Entre el 20 y el 30 % de los mayores de 65 años pueden tener marcadores positivos sin síntomas. Si lo haces y te da positivo, le generas angustia al paciente, que cada vez que tenga un despiste lo atribuirá a eso.
—¿Y esos que dan positivo no desarrollan la enfermedad?
—No. Algunos acaban desarrollando síntomas, pero otros no. Por eso es importante que haya una buena historia clínica, con una valoración cognitiva. En primaria no tienen tiempo ni herramientas para esto.
—Decía dos riesgos.
—El otro es que las personas que den negativo en alzhéimer se queden sin mayor valoración, y hay otros tipos de demencia que debe valorar el neurólogo.
—El alzhéimer no se puede curar. ¿Por qué es importante el diagnóstico temprano?
—No se puede curar, pero sí tratar. La persona pregunta «¿Qué me pasa?» y hay que responder a esa pregunta. Se puede retrasar con fármacos y también se pueden dar suplementos nutricionales y controlar factores de riesgo, como la hipertensión, la obesidad, la diabetes o los hábitos de vida saludables.
—En pocos meses se han aprobado dos nuevas terapias: lecanemab y donanemab. ¿Qué cambian?
—Es el inicio de una nueva era. Los fármacos hasta ahora atacaban alguna consecuencia química de la enfermedad, pero no las causas. Estos atacan los mecanismos. Son dos anticuerpos que son capaces de eliminar los depósitos de la proteína amiloide.
—O sea, no solo evitan que aparezcan, sino que eliminan.
—Efectivamente. Lo más importante es que eliminarlos se traduce en un cambio en la velocidad de progresión de la enfermedad. Va más lenta. En personas que tienen una situación funcional satisfactoria, se prolonga esta vida autónoma.
—¿Cuánto?
—Entre un 30 y un 35 % más lento. Esto se traduce en una reducción del 50 % del riesgo de empezar con una dependencia moderada. Con un diagnóstico en fases leves, puedes aportar entre ocho y doce meses de vida autónoma.
—¿Cuándo llegarán al mercado?
—Quizás en el primer semestre del 2026. Es importante que el sistema sanitario se prepare y en Galicia sé que se está haciendo.
—¿En qué sentido?
—Se administran en hospitales de día. Además, cada paciente necesita cinco resonancias en un año para monitorizarlo.