
Más de un centenar valientes desafían las frías aguas de la Praia de Area Grande para despedir el año con el ritual más refrescante y un buen plato de callos
01 ene 2025 . Actualizado a las 12:04 h.En A Guarda, hay tradiciones que son mucho más que costumbres, son auténticas ceremonias de bienvenida al nuevo año. Y, sin lugar a dudas, la más singular de todas se celebra en la Praia de Area Grande, donde cada 31 de diciembre un grupo de valientes se lanza al agua helada con la misma energía con la que se tiran al 2025. ¿El secreto? ¡La Peña Cemento, la culpable de mantener vivo el ritual desde hace 36 años!
Aunque el sol parecía hacer un intento de suavizar el frío de las aguas, la temperatura del mar no subió más de 12 grados. Pero eso, lejos de ser un obstáculo, fue solo un empujón extra para los más de 100 bañistas que, con una sonrisa de oreja a oreja y una energía desbordante, se zambulleron en las gélidas aguas. Desde los seis hasta los 80 años, no hubo edad que se librara del bañito, ni siquiera la fría corriente. Con las olas rompiendo suavemente sobre la orilla, los valientes se lanzaron al agua al grito de "¡Todos a una!" con la esperanza de que esa descarga de adrenalina les recargara las pilas para el año que está a punto de comenzar.
Entre los más veteranos de este peculiar baño de Año Nuevo, destaca Francisco López Sobrino, conocido por todos como Quico, el médico de 72 años que lleva participando en este ritual desde hace 28 Navidades. Con una sonrisa traviesa y un carácter incansable, Quico asegura que este ha sido uno de los baños "más fresquitos" de todas las ediciones, ya que, aunque el sol brillaba en el cielo, las aguas no superaban los 12 grados. «Es buenísimo, especialmente para el espíritu», sostiene el galeno.
La tradición, que nació en 1988 gracias a la Peña Cemento, tiene una historia muy especial. La peña, formada por amigos, hijos y padres de la localidad, lleva décadas organizando este baño colectivo para despedir el año con el pie derecho, o mejor dicho, con el cuerpo empapado. Quico recuerda cómo, cuando era alcalde Ligero, lograron que se tapara un agujero cercano al lugar desde el que los bañistas se lanzan al agua. Desde entonces, la Peña Cemento ha mantenido el ritual a rajatabla, con un único paréntesis: entre diciembre y marzo, ellos no pisan el agua, salvo ese 31 de diciembre.
Y es que este baño no es solo un chapuzón. Al finalizar la inmersión, los bañistas se agrupan para compartir una comida igualmente entrañable y simbólica: unos sabrosos callos con garbanzos que preparan en el restaurante de la playa. Y es que, si hay algo que une a este grupo es el espíritu de comunidad, la complicidad y esa chispa de locura que, año tras año, logra que todos se atrevan a saltar al agua sin pensarlo dos veces.
El sol brilla sobre A Guarda, pero es la comunidad, el calor humano y la adrenalina de este baño lo que realmente ilumina la Praia de Area Grande en el último día del año. Como dice Quico, «con esta descarga de adrenalina, ya tiramos todo el año». Y qué mejor forma de empezar el 2025 que con una sonrisa, el agua salada en la piel y un buen plato de callos para sellar el nuevo comienzo.

El ritual sigue vivo, más fuerte que nunca, con la promesa de que, mientras haya peña Cemento, habrá baño. Y mientras haya baño, habrá fiesta, risas y, sobre todo, ¡mucho espíritu de A Guarda!