














Miles de personas se echan a calle en la villa, en una edición en la que por fin brilla el sol
02 mar 2025 . Actualizado a las 14:46 h.La Pinta volvió a arribar ayer a Baiona bajo el sol. Por fin, una edición entera sin mirar al cielo con miedo. El 532 aniversario de la fiesta fue un éxito. La villa se llenó de gente y en las calles del casco viejo casi no se podía entrar. Volvió el olor a choripán, a tortilla a dulces, el vino, el sonido de los artesanos trabajando en la plaza del Concello y en la calle Carabela Pinta, la música y las ganas de celebrar el día en que Baiona se convirtió en el primer lugar europeo en conocer la existencia del nuevo continente.
La playa de A Ribeira, frente a la que fondeó La Pinta de Pinzón, volvió a ser el centro neurálgico de una fiesta que permite viajar en el tiempo a 1492. En el arenal de Monte do Boi, a los pies de la fortaleza, ayer los caballeros compitieron a tiro con arco, en justas montados a caballos y demostraron su pericia con un espectáculo de cetrería para el disfrute de unas gradas en las que hubo que madrugar para conseguir un sitio. A las 16.00 horas de la tarde, cuando los caballeros galopaban en la playa, era imposible encontrar un hueco. Miles y miles de personas disfrutaban del espectáculo desde la playa, las gradas, las murallas de la fortaleza y el paseo. Tras las justas, como suele ser habitual, un pequeño bote se desprendió de La Pinta con los descubridores de América a bordo. Daba así comienzo la representación con la que se recuerda la Arribada cada año y que también se podrá disfrutar hoy a las 18.30 horas.
Cerca de A Ribeira, el parque de A Palma, se convirtió en un patio de juegos medieval para los más pequeños. Centenares de niños disfrutaron en la tarde de ayer de una carrera de obstáculos, una pequeña noria, un ajedrez gigante, un rocódromo, una representación de una coca medieval y otras atracciones para volver atrás en el tiempo. «No se me quiere ir de aquí», decía María Jesús, vecina de Baiona, que bajó a la fiesta con su hijo Abraham. El pequeño estaba deslizándose en la montaña rusa a miniatura que accionaba un paje pedaleando.
Desde A Palma y A Ribeira, una corriente de gente entraba al casco viejo a los pies del convento de las Madres Dominicas, que ayer acogió un concierto de música antigua. Las calles del casco viejo, con puestos a ambos lados, recordaban a la estrechez del urbanismo medieval. Los comercios no dejaban de despachar, pero «este año todo está más caro. Acabo de pagar 5 euros por un choripán», se quejaba Loli. «Como la vida en general», le respondía su hermana, Rosario. Ellas aprovecharon el viaje en barco desde Panxón para pasar el día en Baiona y comer en uno de los puestos.
A las 21.00 horas, la historia de la villa volvió a escena con el vídeomapping «Baiona, unha viaxe no tempo», una de las novedades de este año, en el atrio de la iglesia de Santa María. La proyección de 15 minutos alterna efectos especiales con un vídeo sobre el descubrimiento de América y hoy se podrá disfrutar también a las 20.00 horas. El espectáculo fue uno de los grandes atractivos de una de las zonas más concurridas de las fiestas.
Los espectáculos programados dentro de la fiesta terminaron a las 22.00 horas con la animación musical del pasacalles de la batucada Lenha Verde, pero la fiesta duró hasta bien entrada la noche. Baiona tenía ganas y este año, que perdonó la lluvia, la fiesta volvió a brillar con todo su esplendor. Así lo confirmaban muchos vecinos y visitantes que, como Laureano, decían por la calle: «Creo que este hay más gente que los últimos años».