Miedo al virus... y a la multa playera en Cangas

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

CANGAS

M.Moralejo

Las restricciones impuestas por el Concello de O Morrazo enfadan y despistan a los usuarios

05 jul 2020 . Actualizado a las 21:14 h.

Ni los propios residentes en Cangas se atreven a ir en coche a sus playas porque no tienen claro a qué se exponen. Román y Eva viven en Aldán, pero como no han solicitado el permiso que el Concello de Cangas exige desde el pasado 1 de julio para aparcar en 33 de las 38 playas del municipio, han llegado a Barra, han visto la señal de acceso prohibido «excepto autorizados» y han dado la vuelta hasta encontrar un hueco en la carretera, antes de esa señalización, y se han puesto a caminar hacia Barra. «Por si acaso», dicen mientras se van.

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A unos metros de ellos, el vigués Javier ya ha sufrido el primer percance de aparcar antes de la bajada que indica la prohibición. Ha metido la rueda en la cuneta y ya se le ha amargado el día. «Esto es una cacicada», protesta. «Llevo 40 años viniendo aquí, a un entorno natural en el que ya dejamos el coche mucho antes de llegar a la playa precisamente porque apreciamos este paraíso y ahora en vez de dejarlo a un kilómetro, lo tenemos que dejar a dos. Como medida disuasoria, es estúpido», opina.

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Mucho más enfadada todavía está la propietaria de un leiraparking. «Yo soy de Cangas. Vivo y trabajo aquí y nadie me ha informado de nada», lamenta. Dice que no sabe si pueden multar a sus clientes por bajar hasta su aparcamiento. Una llamada a la Policía Local de la villa lo aclara remitiéndose a una nota informativa publicada firmada por el alcalde, Xosé Manuel Pazos. «Si está empadronado y tiene vehículo registrado aquí, o tienen en Cangas su primera o segunda residencia, puede. Si no, no puede porque para llegar al aparcamiento se está saltando una señal de prohibición». Así que dejar el coche en un leiraparking tampoco sirve para acercarse a los arenales, a no ser que el usuario tenga autorización. Y en el aparcamiento municipal al lado de Bara, tampoco, confirma el policía.

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Antonio y Loli, que acaban de dejar su vehículo en el párking de bar creyendo que no están incumpliendo ninguna norma, también expresan su disgusto. «Entiendo lo del covid, la salud es lo más importante, pero si los de fuera pueden venir, entonces ya no lo entiendo porque el argumento se viene abajo», señala la mujer.

Menduíña es una de las cinco playas que el municipio ha salvado de las restricciones. No por bondad, sino porque los viales que llevan hasta ellas son de la Diputación de Pontevedra. El matrimonio formado por Carmen y Carlos llega temprano y bajan andando la sinuosa carretera que hay que recorrer para llegar. Pese a que a su playa favorita desde hace décadas sí se puede ir sin miedo a las multas, y a que siempre van caminando, la pareja de Chapela está molesta con la nueva norma. «Creo que el asunto acabará en el juzgado. Parece más una venganza por la PassVigo que otra cosa», augura él. «¿Así que si vienen turistas los hoteles les facilitan un pase pero los que llevamos aquí toda la vida no podemos venir? ¿Y si tengo casa en Cangas, mis amigos no pueden venir a verme?», se pregunta.

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Liméns es otro de los arenales de la lista de los no vedados aunque es un caso diferente porque la restricción es parcial. Jenny y Pablo llegan con su hija y dejan su coche delante del Chiringuito de Ana. No han visto ninguna de las señales que prohíben el paso excepto a autorizados, que el Concello ha empezado a colocar este viernes y se van con la idea de que su coche puede estar donde lo han dejado. Jose, el camarero del chiringuito, aclara que la prohibición está en la otra entrada a la playa, no en la de la carretera general sino en la que da al pueblo y se ve en la desviación para ir a la Costa da Vela. Si tanto unos como otros terminan en el mismo aparcamiento, será difícil sancionar a no ser que la policía cace in fraganti a los conductores atravesando la vía vetada a foráneos.

Vecinos de Areacova, como Toñito Seara no tienen problema para moverse por allí, pero tampoco le gusta el cariz que está tomando el asunto. «Me escaralla este Concello, y el de Vigo, también», añade con sorna. «Han puesto una señal que ni siquiera va a evitar los atascos que se montan cuando se bifurca el camino», vaticina.

En un restaurante cerca de la playa de Melide, sus dueños cuentan que el Concello aún no les ha facilitado tarjetas para sus clientes. «Por ahora nos han dicho que solo se las han dado a los que están dentro de los viales prohibidos, pero de todas formas hasta el viernes que viene no entra en vigor. Al parecer aún tiene que pasar el tema por la junta de gobierno mañana».

Solicitud de forma telemática o presencial

El alcalde de Cangas puso en marcha esta medida alegando que se trata de una fórmula disuasoria que se ejecuta por motivos sanitarios, para evitar las aglomeraciones debido a la latente amenaza del covid-19. El 16 de junio el Concello publicó que la solicitud de tarjeta para el acceso rodado a las playas se puede hacer de forma telemática enviando un email a mobilidade@cangas.gal o de forma presencial en la oficina habilitada para ello, lunes, miércoles y viernes de 11.00 a 12.00h. Los empadronados en el municipio no la necesitan.