El Bosque Encantando de Aldán, un objeto de deseo de lo más peculiar

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

CANGAS

M.Moralejo

Hace 15 años, una inmobiliaria quiso construir 4.000 viviendas en la finca

25 feb 2024 . Actualizado a las 17:28 h.

Érase una vez unos condes que vivían, en Aldán, en un hermoso pazo con torre y una extensa finca que empleaban para la caza y otras actividades ociosas propias de aquella nobleza. Un día, aquella familia decidió vender parte de sus extensiones a una promotora inmobiliaria viguesa que planeaba construir 4.000 viviendas en tres urbanizaciones. Sin embarco, la calificación forestal de aquel suelo no lo permitía, por lo que la empresa, llamada Promalar, trató de revertir la situación cediendo al Concello de Cangas una parte de aquel paraíso para reverdecer el lugar con un parque botánico y una compensación económica. Y ahí acabó el cuento porque aquel suelo nunca llegó a recalificarse y la crisis inmobiliaria de finales de la primera década de comienzos de presente siglo desvaneció cualquier sueño constructor y además acabó con la propia Promalar. Cuando se hizo público el proyecto, la oposición vecinal fue poderosa y definitiva.

Ese peculiar objeto de atracción se llama finca de Frendoal, pero es conocida popularmente con el disneidiano nombre del Bosque Encantado de Aldán. Esta pasada semana, ese espacio recobró actualidad al conocerse que había sido comprado por unos armadores de Marín. De momento, se desconoce con qué intenciones.

Antes de que se abriese la carretera que une Aldán y Bueu por la costa, el bosque estaba unido al pazo-torre de los condes, aunque tenía una vida vegetal, animal y patrimonial propia. Hoy en día es un atractivo turístico, a pesar de ser una propiedad privada. Su elemento más famoso y fotografiado es un pastiche de castillo medieval, construido por la familia condal en la década de los años sesenta. Pero no es ese el principal atractivo del lugar.

En el ámbito botánico, la finca, aunque está muy descuidada, cuenta con numerosas especies autóctonas y foráneas. Hay carballos, laureles, abedules y un largo etcétera de árboles y plantas propias de los bosques atlánticos y también algunas exóticas. El reino vegetal se ve favorecido este lugar de Cangas por la presencia del río Orxas, que traviesa la finca. En la parte norte de ese riachuelo se sitúan varios molinos de agua que dan nombre a una ruta de senderismo. Es una de las zonas de la finca más descuidadas en la actualidad, pero también la más frondosas. El río se despide de la finca bajo el único arco de un puente, posiblemente, de época medieval. .

Un acueducto

Pero, lo más asombroso de esa finca es la presencia de un acueducto que sirvió en tiempos para llevar agua fresca y potable al pazo-torre de Aldán. El Arco de la Condesa es de mampostería y tiene una altura considerable. Cuando se construyó la carretera quedó cortado en su tramo final. Los acueductos son una rareza en la Galicia de los mil ríos y, más aún, el de Aldán debido a sus dimensiones.

Una mirada atenta en el entorno del castillo permite descubrir que hay un banco de piedra con una forma peculiar. Es un sarcófago, posiblemente medieval, que fue cortado para acomodar las posaderas. La historia se repite en el entorno del acueducto.

Así que el lugar es un dechado de virtudes paisajísticas, medioambientales y patrimoniales aunque carece de protección legal, de ahí que haya brotado nuevamente la preocupación en la zona.

Cuando Promalar llegó a la liquidación quedó desierta la subasta judicial por lo que las fincas fueron a parar al banco malo, la Sareb. Con el paso del tiempo, la propiedad fue adquirida por otra inmobiliaria, llamada Aliseda, que tampoco pudo realizar ningún proyecto allí.

Ahora, habrá que esperar a conocer las intenciones de los nuevos propietarios y saber si, de momento, tienen previsto mantener abierto el Bosque Encantado. Por su parte, el Concello de Cangas todavía debe a una parte importante de aquella compensación económica ofrecida por Promalar.