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Los intentos para recuperar el monasterio románico de Crecente no fructifican
09 abr 2022 . Actualizado a las 23:29 h.El templo que el obispo Hermogio mandó construir en Crecente tras el asesinato de su sobrino, el niño Pelayo, único santo mártir de la Diócesis de Tui Vigo, agoniza sin remedio. Los actuales propietarios del Monasterio del Divino Salvador, ubicado en la parroquia de Albeos en la que nació San Pelayo, ofertaron hace diez años los restos del antiguo convento benedictino del siglo X por 300.000 euros a través de un portal de internet. Pero las negociaciones con la Iglesia y con el Concello pontevedrés para hacerse con unas de las ruinas del románico más valiosas de España, según los expertos, no llegaron a fructificar.
«En el 2016 planteamos una permuta para intentar salvarlo. Le ofrecimos a la familia, a cambio del monasterio, la casa rectoral de Albeos, pero no quisieron», revela el párroco Luis Manuel González. El año pasado, añade, «fueron ellos los que nos llamaron para intentar retomar la permuta, pero ya no fue posible porque ahora para poder rehabilitar algo hay que hacer cesiones y la Iglesia quedaría sin el monasterio y también sin la rectoral», explica el sacerdote.
«Es una pena que esté así. Patrimonio está dejando caer un joya del románico», advierte el párroco.
Actualmente figura en la lista roja de patrimonio elaborada por la asociación conservacionista Hispania Nostra, que describe el monasterio como «una joya románica oculta, olvidada y en un deplorable estado de conservación». «Solo quedan las cuatro paredes de la capilla y parte del techo, a punto de caer también y esta medio enterrado», corrobora el párroco González, que apela a una intervención de la administración. «El Estado, que fue el que permitió esto con la desamortización, que lo arregle», señala.
A la administración local le gustaría que la propiedad entrara a formar parte del catálogo municipal de bienes e inmuebles, pero no está actualmente entre sus planes conseguirlo. «El problema del monasterio es que ya es una ruina desde el siglo XVII y lo que pedía la familia, que eran 300.000 euros, es muchísimo», indica el regidor de Crecente, Julio César García-Luengo. El alcalde no entra en valoraciones económicas concretas, pero destaca el «valor artístico de los restos y el histórico, ya que el único santo de la diócesis que nació en Crecente».
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La asociación de patrimonio románico O Sorriso de Daniel llegó a un acuerdo en el 2019 con los propietarios de las ruinas del monasterio para acometer una limpieza de este patrimonio en peligro de extinción. Entre sus valores, destaca un importante tímpano románico formado por una impresionante pieza monolítica labrada por ambas caras. Además, preside uno de los frentes un pantocrátor que sostiene un libro con la mano izquierda y bendice con la derecha. La estancia mayor, hoy sin techumbre, la forman gruesos muros de sillería granítica. Algunos, con motivos decorativos, según Hispania Nostra. Sobre su estado de conservación dice que está en ruinas, abandonado y que ha sufrido graves expolios tras su abandono definitivo en el siglo XVI, cuando se ordenó a las monjas benedictinas recluirse en el monasterio de San Paio de Antealtares, en Santiago.
La rehabilitación parece una causa perdida, pero el interés por la protección de los restos y el lugar es un clamor.