El fuego acaba con la capital termal de España

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

MONDARIZ-BALNEARIO

M.Moralejo

El 9 de abril de 1973 ardía completamente el gran hotel de Mondariz-Balneario, realizado por Jenaro de la Fuente. A comienzos del siglo XX, fue una de las principales referencias balnearias de toda Europa

14 abr 2023 . Actualizado a las 01:09 h.

John Rockefeller III, Miguel Primo de Rivera, Concepción Arenal, el sultán Muley Haffid o el mismísimo arzobispo de Westminster tienen en común que disfrutaron en algún momento de sus vidas de las comodidades del gran hotel de Mondariz (Mondariz-Balneario, si lo hicieron a partir de 1924, año de la segregación del municipio). Aquel remanso de calma, que llegó a ser comparado en su momento con el municipio balneario alemán de Baden-Baden, quedó reducido a un mero esqueleto pétreo tras el incendio acontecido el 9 de abril de 1973.

«El fuego ha consumido lo que en su día fue uno de los mejores hoteles de Europa y lo que hoy, después de un siglo, constituía el medio de vida de casi todo un pueblo. Las llamas han devorado el hotel balneario de Mondariz, del que solo cuatro paredes quedan en pie, teñidas con la huella inconfundible del fuego», informa La Voz de Galicia al día siguiente.

En la crónica del suceso se explica que a la una de la tarde se produjo un cortocircuito después de que unos operarios abandonasen el hotel tras realizar tareas de mantenimiento. Minutos el fuego se hizo dueño y las vigas empezaron a desplomarse. Había trabajadores en ese momento barnizando piso, lo que aceleró las llamas.

«Prácticamente, todo está perdido. Apenas se pudo recuperar algo de plata. Perecieron cuadros valiosos, muebles, la biblioteca, la escalinata central, que era pieza única; muebles, ropas, enseres... Según unos primeros cálculos, los daños materiales rebasan los cien millones de pesetas, aunque hay cosas que no pueden ser valoradas todavía», explicaba la periodista de La Voz desplazada a la capital termal, que añadía que un bombero de Vigo había sido herido durante la extinción tras caerle encima una viga.

En el momento en que ardió, el gran hotel ya abría entre junio y septiembre, pero de él vivía una gran cantidad de habitantes de este pequeño municipio.

Jenaro de la Fuente

El edificio consumido por las llamas había sido planificado por el maestro de obras Jenaro de la Fuente Domínguez por encargo de Enrique Peinador Vela en el cambio de siglo. El empresario y médico había iniciado el negocio termal con un hotel mucho más pequeño que a penas sobrepasaba el medio centenar de habitaciones. Los buenos resultados obtenidos en sus primeros años de atención al público y, especialmente, la fama medicinal de las aguas de las fuentes de Troncoso y Gándara, llevaron al mayor de los Peinador a atacar con fuerza el negocio del turismo de salud, que tuvo sus principales referentes europeos en Baden-Baden, en el aspecto termal, y Davos, en el sanatorio. El trabajo presentado por Jenaro de la Fuente Domínguez en 1898 ya alcanzaba las 250 habitaciones, salones de baile, piscinas y largo etcétera de comodidades que hicieron del lugar un centro de referencia europeo en el turismo balneario.

Tras el incendio del gran hotel, Mondariz-Balneario quedó sumido en una nostálgica melancolía que José Antonio Lorenzo se encargó de sacudirse de encima. Tras llegar a la corporación como concejal en 1979, aquel entusiasta vecino se propuso recuperar el esplendor perdido o acercarse, especialmente tras acceder cuatro años después a la alcaldía.

En los años posteriores, si el alcalde facilitó el campo burocrático y político para el resurgimiento mondaricense, fue el empresario Javier Solano, desde la presidencia de Fuentes de Mondariz, quien buscó el desembolso económico para impulsar el proyecto. Ahí surgió la sociedad Balneario de Mondariz S.L. Desde ahí se puso en marcha el Hotel Tryp Mondariz, inaugurado por Manuel Fraga en julio de 1994. Poco después puso unirse ese edificio, a través de un paso subterráneo, con un edificio diseñado por Antonio Palacios que, en su momento, no llegó a concluirse y era conocido como el hospital. Aquellos dos elementos ya ofrecían una presencia contundente al proyecto de recuperación de la identidad del pueblo.

A partir del inicio del siglo actual, el proyecto se amplió con la creación de un campo de golf de dieciocho hoyos en territorio ponteareano, aunque limítrofe con Balneario. Ya solo quedaba el edificio del gran hotel. Para este elemento, la empresa propietaria no pensó en retomar la línea funcional del termalismo, al menos, no directamente. Fue reconstruido para ser convertido en un edificio habitacional, principalmente de apartamentos. Fueron vendidos, en su gran mayoría, como segundas viviendas con uso en momentos vacacionales.

El proyecto termal aún puso más tarde en funcionamiento el conocido como Palacio del Agua. Durante la pasada Semana Santa, el complejo termal de Mondariz-Balneario era visitado por numerosas personas, que gozaban de las bondades de las agua termales y de las comodidades de hotel asociado. Sin embargo, los tiempos ya no son similares a los vividos en la época dorada de los balnearios, que finalizó con la guerra civil. El incendio de 1973 solo escenificó algo que entonces no interesaba a casi nadie. Hoy en día, el turismo termal se ha democratizado y resurge.