Carlos Mouriño y Abel Caballero se reencontraron en el palco de Balaídos. Se saludaron pero evitaron hablar
10 abr 2017 . Actualizado a las 13:27 h.El municipio de Mos no solo es el primer candidato para albergar el nuevo estadio y la ciudad deportiva del Celta si Mouriño cumple su órdago de llevarse al equipo de Balaídos, sino que dirigentes del club ya han visitado diversos terrenos acompañados de los técnicos municipales, con quienes además han mantenido más de una reunión para revisar planos y demás aspectos técnicos. El primer escenario que ha saltado a la luz es un solar muy próximo a las instalaciones del Círculo Mercantil.
El anuncio del presidente Carlos Mouriño de llevarse el Celta de Vigo tiene un trabajo previo detrás. La entidad celeste ha recibido varios ofrecimientos de concellos limítrofes, ya que el club podría actuar como dinamizador económico, pero en donde más se ha profundizado es en Mos. En el municipio que rige Nidia Arévalo se han visitado diversos enclaves, se ha recabado toda la información posible, se han visionado planos y analizado las opciones existentes en el Concello. Uno de estos enclaves sería los terrenos cercanos a la Ciudad Deportiva del Círculo Mercantil, al lado de la Universidad. Una zona muy próxima a Vigo pero perteneciente al término municipal de Mos, con buenas conexiones, con la autovía de las Rías Baixas muy cerca y por lo tanto de fácil acceso para los aficionados.
De concretarse este espacio, o cualquier otro parecido, el primer escollo a superar sería la recalificación urbanística del terreno, que debería pasar de suelo rústico a comercial. Mouriño Atanes dejó claro en su comparecencia del viernes que quiere construir un estadio de fútbol y una ciudad deportiva con una zona de ocio y cultura. Un centro comercial con una inversión aproximada de 70 millones de euros. Conseguir la recalificación se presenta como un aspecto clave para que la opción pueda prosperar.
En este sentido, en varios estamentos se da por sentado que el máximo accionista del Celta ya habló con la Xunta de Galicia, que es que la encargada de dar el visto bueno a este tipo de recalificaciones en última instancia, para recabar su apoyo. Desde el primer momento Nidia Arévalo, la alcaldesa de Mos ha mostrado encantada con la posibilidad de albergar el nuevo hogar del Celta y ha prometido toda clase de facilidades. «Nosotros ofertamos una posibilidad, o incluso más de una, que creemos que urbanísticamente podría ser, que el terreno sería muy propicio en la situación en la que se encuentra», comentó a este diario días atrás.
Otro aspecto previo al inicio de la obra muy importante es llevar hasta el lugar agua, luz, alcantarillado y los propios accesos. Una tarea compleja en función de la ubicación. Cuando más lejos de un núcleo de población, más dificultad.
Todo este apartado burocrático sería el mismo de prosperar cualquier otra iniciativa en un concello diferente. Redondela sería el segundo en el ránking de alternativas, dejando en un tercer lugar a Nigrán, cuyo alcalde ya se ha posicionado manifestando que el Celta tiene que seguir en Balaídos. También han sonado otras posibilidades, como Cangas o Ponteareas, pero su situación geográfica juega en contra. Ya están un poco más alejadas de la urbe.
Todo este proceso, dando por hecho que el proyecto iría en paralelo a la burocracia, unido a la construcción del campo dibuja un tiempo mínimo de seis años para que la idea del cambio fuera realidad. Siempre que todo fuera sobre ruedas y a velocidad de crucero. Durante este tiempo, Balaídos seguiría siendo la casa del Celta, que tiene un convenio firmado hasta el 2034.
Ni los movimientos con el Concello de Mos ni el anuncio de Carlos Mouriño van a provocar un cambio en la hoja de ruta de Abel Caballero. El Concello de Vigo mantiene la oferta de la concesión administrativa por 50 años a cambio de un canon que no está fijado y su postura de que Balaídos no se puede vender. Es bien de la ciudad, calificado como demanial y que por lo tanto, por ley, es invendible. Tampoco hay posibilidad de que ceda terrenos para un estadio nuevo en otro punto del municipio para un estadio privado cuando existe uno público en el que se están invirtiendo en la actualidad 30 millones de euros para su reforma.
Caballero y Mouriño mantienen las formas en el palco
El Celta jugaba ayer el en césped, pero también en el palco de autoridades, en las gradas y hasta en los aledaños de Balaídos. Porque la bomba informativa que Carlos Mouriño soltó el viernes seguía ayer con su efervescencia en forma de corrillos, pancartas y de división en la grada.
En el palco, la diplomacia mandó y Carlos Mouriño y Abel Caballero, que acudió acompañado de todo su séquito, se sentaron juntos. Solo unos centímetros separaban a las dos cabezas visibles de un conflicto que no impidió que se saludasen y se diesen la mano como manda la buena educación. Porque, ante todo, son dos hombres de mundo hechos a sí mismos y que saben que las formas se deben conservar aun cuando el fondo está enfangado.
Desde el palco de autoridades ambos pudieron escuchar la división que se ha cebado con la grada, y que en determinado momento del partido tomó voz para recuperar el «Mouriño, atende, o Celta non se vende» acuñado meses atrás, cuando la oferta de compra china estaba en pleno apogeo. Ese cántico, entonado por parte de los fieles que respondieron a la llamada del Celta-Éibar, no recibió la aprobación de todo el graderío, ya que pronto empezaron a escucharse pitos. La recriminación de la recriminación. La tan temida guerra civil, amenaza cada vez más en serio al seno del celtismo.
Los posicionamientos enfrentados entre quien defiende la decisión de Mouriño Atanes y quien comprende la postura del Concello están sobre la mesa. Y hubo quien quiso ponerlos negro sobre blanco, literalmente. Caso de un aficionado que se enfundó una camiseta en la que se leía «Caballero embustero» y que acompañaba de una pancarta tan nítida como directa. «Ni Caballero ni escudero, embustero». Hasta en los momentos delicados hay un lugar para la rima.
Tras el partido, cada uno por su lado. Caballero con todo el arsenal de concejales que queda en Vigo en plena Semana Santa y Mouriño con su familia, que acaba de llegar de México para descansar y quién sabe si para seguir analizando la situación que se ha generado en el Celta. En teoría, el jueves Caballero y Mouriño se reencontrarán en el mismo escenario.