El monte de Nigrán se transforma en toda una película de terror

Pedro Rodríguez
pedro rodríguez NIGRÁN / LA VOZ

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Parada acogerá un camino de los horrores los días 22 y 23 de agosto

13 ago 2025 . Actualizado a las 01:19 h.

Un grupo de amigos quiere pasar una noche divertida en el monte de Parada (Nigrán). Se disfrazan y suben para pasárselo bien. Es solo un kilómetro. ¿Qué podría pasar?. «Pues de todo. Hay hombres con motosierras, payasos diabólicos, iglesias encantadas, cementerios con muertos vivientes y mucha, mucha sangre», explican los integrantes del Centro Cultural Parada do Miñor. No describen el argumento de ninguna película de terror. A ellos le gustan los sustos a tiempo real, los que saltan la gran pantalla. Llevan nueve años organizando su Andaina Nocturna do Terror, una cita que ya reúne a cerca de 1.200 personas cada año y que se celebrará las noches del 22 y 23 de agosto.

Las personas que participan entran al monte acompañados por un guía y por la luz de sus linternas. Por el camino, aparecen varios seres terroríficos y también deben superar varias zonas distintas. Una, quizás la que da más miedo, es un túnel que hay que pasar a gatas mientras resuenan las motosierras. «Nunca sabes lo que te va a tocar después», explica David Costas, presidente del Centro Cultural Parada do Miñor. Él es uno de los impulsores de esta actividad y, también, el maestro constructor de toda la infraestructura que aparecerá en el monte. A su lado, en el campo de fútbol en el que diseñan todo el decorado, hay una araña gigante. Es más alta que una persona. «Está es nueva. Me gusta que cada año haya cosas nuevas», explica.

Julia también lleva asustando desde el principio. Este año también participará su nieta. «Ya somos tres generaciones participando», dice. La Andaina Nocturna do Terror «me da vida», continúa. «Es una forma de estar activa, de hacer cosas, de divertirnos y de disfrazarnos», añade. «Es una experiencia que todo el mundo debería conocer. Vale mucho la pena», continúa. Va disfrazada de monja con un crucifijo y toda la cara pintada. Su nieta lleva el mismo estilo. A su lado, de monje, está Edú, un vecino de Vigo que a sus 73 años es ya hijo adoptivo de Parada. Les ayuda en todo, también en la Andaina. «Me encanta dar sustos», sostiene con su hábito de monje y sus gafas de sol.

Los vecinos de Parada reconocen en que en su monte se pasa miedo, pero que «las risas también están aseguradas». Además, al terminar cada noche, se reconcilian con un buen chocolate caliente. Aunque su camino solo nació hace ocho años, ya cuentan con seguidores de varias zonas de España. «Hay una pareja de Bilbao que viene todos los años. Incluso nos preguntan en qué fin de semana va a caer para hacer cuadrar sus vacaciones», añaden. Además, colaboran con otros proyectos similares en toda Galicia. «Ellos vienen aquí a asustar y, después, les vamos a ayudar nosotros», continúa David. Son, de alguna manera, una gran red que se une para asustar.

«Organizar esto es un trabajo gigante. Yo gasto parte de mis vacaciones para montar todo», reconoce David. Sus compañeros asienten. Las últimas tardes la pasan en el campo de fútbol pintando, diseñando y construyendo. «También es una manera de hacer parroquia, de unir a los vecinos y de organizar cosas para disfrutar en Parada», añaden. En el centro cultural dividen sus tareas en tres grandes ejes: las rondallas, las comparsas, son las únicas que todavía quedan en Nigrán, y, finalmente, la Andaina del Terror, que abre inscripciones el día 13.