Un abrazo cariñoso le cuesta un Rolex de 13.000 euros a un vecino de Nigrán

Se conoce como el timo del abrazo amoroso, pero realmente es un robo con fuerza en el que la única arma es el abordaje en plena calle a personas que caminan solas, principalmente de edad avanzada y con algún objeto personal de valor a la vista. Varios vecinos de O Val Miñor y O Porriño han sido víctimas en los últimos días de lo que realmente es un atraco violento contra la integridad física y emocional de las personas. En todos los casos, la estafa ha sido protagonizada por una mujer joven que abordó a sus víctimas cuando estaban solas y a plena luz del día.

La táctica es desconcertar a la víctima para actuar con la mayor celeridad y hacerse con sus objetos de valor. A un vecino de Nigrán le despojaron de su reloj sin que tuviera tiempo para reaccionar. Era la una de la tarde, acababa de salir de un negocio en la zona de Panxón, cuando se le abalanzó una mujer que, sin mediar palabra, comenzó a abrazarlo efusivamente. Con la misma y, sin dejarle tiempo para reaccionar, la estafadora desapareció corriendo de la escena, pero huyó con el Rolex que sigilosamente sacó de la muñeca de este hombre sin que se percatara hasta que ya era demasiado tarde hasta para perseguirla.

Días antes, a pocos kilómetros, ocurría una escena similar. La víctima en Baiona fue una mujer que también se encontraba sola cuando fue abordada violentamente por una supuesta conocida. En este caso, la estafadora, sin escrúpulos, buscó o siguió a su objetivo hasta el cementerio municipal y también aprovechó a que se quedara sola para lanzarse sobre ella con los brazos abiertos y una gran sonrisa bajo la que escondía sus oscuras intenciones. La víctima no reconoció a la mujer que supuestamente la estaba saludando, pero tampoco tuvo tiempo para reacción. Con magistral sutileza, el engaño hizo que en segundos, la ladrona le arrebatara la cadena de oro con medallón que llevaba colgada en el cuello la mujer.

En O Porriño, se repitió la sucesión de hechos esta misma semana. De nuevo, a plena luz del día y en la calle. En este caso la víctima fue otra vez un hombre de mediana edad que a media mañana paseaba por el centro urbano cuando se le acercó una joven. El método empezó igual y haciéndose pasar por una conocida, entabló conversación y se acercó lo suficiente como para que le quitara la cadena de oro que tenía al cuello sin que se percatara en el momento.

El caso de estos vecinos a los que les robaron sus pertenencias es mucho más frecuente de lo que parece pese a lo rocambolesco del truco. Esta vieja triquiñuela muy conocida por las fuerzas y cuerpos de seguridad sigue surtiendo efecto y además no siempre se denuncia, porque las víctimas suelen ser personas vulnerables a las que el timo las deja temblando y sin posibilidad de defenderse. Denunciar es sin embargo imprescindible para detener a los autores pero fundamental también para advertir a potenciales víctimas. Los autores suelen ser miembros de bandas itinerantes con gran capacidad de movimiento aunque, en estos últimos casos, la protagonista ha sido siempre una mujer de unos treinta años que, aunque habla perfectamente español, tiene acento de algún país de Europa del Este. No hay mejor defensa posible que estar alerta y desconfiar de cualquier persona que se acerque.

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