Las explosiones con dinamita en las canteras agrietan 40 casas de O Porriño

O PORRIÑO

«Me reventaron los cristales y tuve que cambiar las ventanas», dice un vecino de Budiño
12 ago 2025 . Actualizado a las 01:17 h.Las grietas son visibles en la fachada rosa de la casa de Herminia Estévez. Es una de las viviendas que está afectada por la proximidad a las canteras de San Salvador de Budiño. Últimamente, las explosiones con dinamita son más continuas y estruendosas, según relatan los vecinos que aseguran que hay 40 casas con grietas.
Serpenteando por el monte aparecen los carteles que impiden el paso a la zona perforada, en un cráter al que da miedo asomarse. Pero no es fácil caerse de noche por descuido porque unos grandes bloques de piedra tallada rodeando el agujero impiden que alguien se salga de la carretera y se precipite al averno. Allí extraen piedra varias empresas graniteras y el tono predominante es el rosa Porriño, un tipo de roca característica de la zona y muy apreciada en todo el mundo. Para extraer el material, cada vez hay que perforar más.
«Todo esto es una losa», señala Santiago Bastos, un aparejador jubilado que dirigió muchas obras en empresas constructoras y que ahora vive en una casa situada en una pequeña meseta sobre un talud de piedra tan alto que parece el muro de las lamentaciones.
Las quejas en los barrios de viviendas de Vitureira y Vacaría son continuas, según explica Almudena Rodríguez. Es la presidenta de la Asociación de Afectados polas Canteiras de Budiño. A las casas se accede por caminos serpenteantes rodeados de árboles y que zigzaguean por el enorme macizo de piedra que ha enriquecido a O Porriño durante décadas. Rodríguez asegura que hay unas cien casas afectadas por el uso de goma 2. Los residentes están habituados al sobresalto de las explosiones. Pero las consecuencias de estas, según relatan, es que en casi medio centenar han aparecido grietas y en otras incluso se han roto los cristales por la onda expansiva. «Tuve que cambiar todas las ventanas porque reventaron los vidrios. Me he gastado 2.000 euros en reponerlos», asegura Santiago.
Quien más y quien menos tiene un familiar trabajando en las canteras. «No vamos en contra de ellas», señala el vecino Jorge Romero, que es incluso amigo de unos de los dueños de una explotación minera. Lo que quiere la asociación es que los seguros de las canteras se hagan cargo de las reparaciones de las casas porque «las arreglas y al cabo de un tiempo vuelven a agrietarse», indican en San Salvador de Budiño. La presidenta de la asociación señala que los daños rondan en algunos casos los cuatro mil euros por vivienda, según las valoraciones efectuadas por los peritos. Las empresas sostienen que los movimientos de tierras se encuentran dentro de los límites legales, según el sismógrafo que mide los temblores y dicen que las casas se mueven ligeramente porque necesitan asentarse en el terreno.