Reconstruyen el muro de un colegio de Coia con piedras de dos toneladas que amenazaban con derrumbarse

Luis Carlos Llera Llorente
Luis Carlos llera VIGO / LA VOZ

O PORRIÑO

Aroa Pombo

Un padre advirtió que se movían, dice la directora, y el Concello decidió acometer las obras

12 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Amenazaba con desplomarse sobre la acera causando una tragedia. Cuando apenas queda un mes para el inicio del curso escolar, los obreros han trabajado contra reloj para reconstruir el cierre de granito del colegio público de educación primaria Celso Emilio Ferreiro, situado al final de la avenida de Castelao y que tiene más de 200 alumnos. Bajo un sol castigador y provistos de monos identificativos y camisetas que los distinguen de otras compañías que están en el recinto, los trabajadores de la empresa ACM operaron con urgencia midiendo al detalle las piedras y colocándolas con sumo esmero a pesar del enorme peso y volumen que suponen.

Una supervisora de la empresa Rocas y un encargado del Ayuntamiento, que ha contratado las obras por seguridad, vigilaron para que todo se hiciese de forma perfecta. Depositar una piedra un centímetro de más o de menos puede tener nefastas consecuencias y puede significar situar el perímetro del colegio en un mapa de riesgos para los peatones.

Cada piedra del muro es de granito de O Porriño de cincuenta centímetros de ancho y un metro y veinte centímetros de largo. «Pesan dos mil kilos cada una», señala uno de los participantes en la construcción. Para llevar a cabo la obra se está empleado un vehículo oruga retroexcavadora con mucha operatividad para espacios pequeños y capacidad de carga para muchos kilos de material de construcción. En el interior de colegio, junto al muro perimetral, se alzan algunos grandes árboles que dan sombra en el recreo y bajo ellos se cobijan los estudiantes. «El muro estaba inclinado y podía caerse hacia afuera», señalan en la obra. Si esto sucediese a la hora de entrada o salida de las clases, el problema sería mayúsculo. La inclinación del paramento fue advertida por un padre del centro educativo, según relata la directora del Celso Emilio Ferreiro, Angélica González.

Complicaciones

La responsable del colegio señala que «la cosa se complicó y desde la dirección informamos al resto del colegio por mediación de un padre de que el muro estaba inclinado y que se movía». Tan pronto trasladaron la información al Concello, en el Ayuntamiento se pusieron en marcha para tramitar el expediente con urgencia y empezar cuanto antes.

Las obras se iniciaron hace unos días porque estuvieron esperando a que se finalizase el curso escolar y la adjudicación de los trabajos lleva un procedimiento que no es de un día para otro. Así que la dirección aguardó a que el centro estuviese desalojado y se concluyesen las tareas administrativas.

El patio del Celso Emilio Ferreiro ha estado lleno de maquinaria y la Policía Local colocó una cinta para impedir el paso de personas desde el acceso de Castelao que es el que normalmente utilizan los padres y alumnos a través de una cancela en el muro.

«Se encontraron con un problema en la cimentación porque estaba muy deteriorada», señala la responsable del centro educativo que añade que por eso «ha habido un retraso en la obra». Los constructores señalan que apenas quedaba material de argamasa en buen estado porque el cierre es muy antiguo. Durante años el muro ha sufrido el embate de los temporales que han horadado el subsuelo con las filtraciones de agua restando firmeza a la sustentación y moviendo los sillares.

Las reformas que se están llevando a cabo en el centro rondan los 600.000 euros ya que también se ha llevado el cambio de cubiertas y la mejora de fachadas. Queda pendiente arreglar un zona de la fachada de la calle Porriño que tiene problemas porque se desplazaron unas piedras. En el tejado se han retirado los materiales que contenía amianto y se han sustituido las cubiertas de uralita por unas cerchas a dos aguas que tendrán que soportar unas placas de metal, que van a cubrir el techo.