Atracadores de banco a sus rehenes: «Me has hecho una trampa, como no abra la caja, no salís vivos de aquí»

Javier Romero Doniz
J. Romero VIGO / LA VOZ

PAZOS DE BORBÉN

La investigación permitió recuperar parte del dinero sustraído en ambos atracos,
La investigación permitió recuperar parte del dinero sustraído en ambos atracos, GUARDIA CIVIL

A juicio la banda de Santiago Rodríguez Puga, que obtuvo 140.000 euros en dos golpes en Pazos de Borbén y Vilaboa

18 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos atracos en un mes. El primero, en Pazos de Borbén; el segundo, en Vilaboa. Ambas oficinas pertenecen a la misma entidad. En total, 140.000 euros que se embolsó la banda que irá a juicio por los dos atracos. Al frente, según ambas investigaciones, Santiago Rodríguez Puga, un delincuente habitual de Vigo con 21 antecedentes penales en forma de sentencias condenatorias por lesiones, quebrantamientos de condena, atentado contra la autoridad, conducción temeraria, robo con fuerza, robo con violencia, daños, robo de vehículo o conducir sin permiso. El carrusel de delitos se amplía ahora con las dos acusaciones por sendos robos en las oficinas de banco mencionadas.

El atraco en Pazos ocurrió en octubre del 2023; el de Vilaboa, al mes siguiente. Ya en diciembre, Puga y sus tres compinches fueron detenidos por ambos atracos. Las instrucciones judiciales de ambos asuntos han finalizado, y coinciden en la forma de actuar de quienes los cometieron, al moverse dentro de las oficinas y maniatar a los rehenes para encerrarlos en los baños.

Durante los registros en la vivienda de un investigado, apareció una libreta con el dibujo manuscrito de un plano que coincide con la disposición real de la oficina bancaria de Vilaboa que fue atracada. Un mes antes, Puga y el resto de imputados se organizaron para hacer vigilancias previas al robo, analizando el perímetro de la sucursal de Abanca en Pazos.

Ya el 27 de octubre, viernes, a las 14.20 horas, minutos antes de cerrar la oficina, aprovecharon que salía una clienta para acceder con la cara cubierta con pasamontañas. Dieron instrucciones a los trabajadores y clientes que estaban dentro. Uno de ellos, en declaración judicial, aseguró que los atracadores le pusieron bridas en las muñecas para inmovilizarlo y lo encerraron en el baño. Añadió que los ladrones tenían, indudablemente, un marcado acento gallego.

El atraco de Vilaboa se desarrolló en parecidas circunstancias. Una empleada de la oficina, en declaración oficial, aseguró que un hombre de buen aspecto llamó al timbre de la oficina con el rostro descubierto. «Al abrir, sacó una pistola del bolsillo y me encañonó. Me apuntaba diciendo ‘‘Quietecita, échate para atrás, ya sabes lo que hacer’’. A la vez entró otro atracador, corriendo, con una braga tapándole la cabeza y se fue directo al despacho de la directora. El que me retenía», añade la testigo, «dijo: ‘‘Ojito que mi compañero está con tu compañera, cualquier movimiento raro y se la lleva por delante’’».

Santiago Rodríguez Puga, en un juicio
Santiago Rodríguez Puga, en un juicio

Tensión máxima

La tensión fue a más durante el atraco. Los ladrones ordenaron la apertura de la caja fuerte, que tiene un retardo de 10 minutos. El paso de los segundos se hizo eterno para buenos y malos. Los primeros deseaban que todo acabara; los segundos querían largarse con el botín sin dejar rastro para disfrutarlo. Pero los nervios jugaron una mala pasada a los empleados de banca. La persona encargada de retirar el dinero se equivocó y cerró la caja fuerte nuevamente en vez de abrirla. El contratiempo no gustó a los atracadores. «Me has hecho una trampa, como no abra la caja, no salís vivos de aquí», amenazó uno al empleado que cerró la caja fuerte sin querer.

La tensión se rebajó al reabrirse la caja fuerte. El dinero acabó en el interior de una mochila de deporte que traían ambos atracadores. Los dos empleados utilizados para acceder al botín fueron encerrados en la parte trasera de la oficina, en los baños, con las manos inmovilizadas con bridas.

«Nos dijeron que permaneciéramos allí diez minutos, pero a los dos minutos nos soltamos ambos y salimos, pero ya no estaban —recordó uno en su declaración en el juzgado—». Lo siguiente fue arrestarlos, tres semanas después, en sus respectivos domicilios y en posesión de una parte del botín en efectivo.

EL PERFIL 

Un caco veterano que sobrevivió a la «belle époque» de los robos de bancos en la ciudad

 Los atracos de bancos se sucedieron en el último trienio en Vigo y su área. Todos los casos evidencian que entre sus cerebros figuraban atracadores de siempre en la ciudad, de los que integraron una generación que hizo de la ciudad un triste referente en los ránkings anuales nacionales. Eran los años ochenta y Vigo, con Barcelona y Madrid, era la ciudad con más atracos de España. Ya si la estadística se filtraba por atracos en proporción al número de habitantes, Vigo la lideró durante un tiempo. Lo normal eran 80, 90, 100 atracos al año, en 1988 se llegó a 150. Incluso se creó una brigada especializada en robos en bancos que duró hasta la década siguiente.

Hoy sobreviven pocos cacos de aquella quinta, en buena parte por las fatales consecuencias que implica el consumo de drogas. Pero desde aquella primera generación, surgieron otras, minoritarias y no tan intensas, pero que ayudaron a mantener durante los últimos 30 años esta concreta actividad delictiva en Vigo. Lo que no ha variado entre unos y otros, es que todos por igual se movieron o mueven espoleados por las adicciones.