La policía detuvo al sospechoso del crimen de Redondela tras fingir que se iba de su casa y dejar a un agente oculto
REDONDELA
Aunque el acusado no confesó, en el registro de la vivienda se encontraron varios indicios que podrían incriminarlo
04 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La policía usó una estratagema para detener al marinero de 48 años sospechoso de haber matado a cuchilladas a un conocido con el que mantenía reyertas y herido de gravedad a la novia de esta en Redondela en la madrugada del viernes 31 de enero. Un coche patrulla fingió que se marchaba de la casa donde sospechaban que se ocultaba, pero un policía quedaba oculto cerca. Así, tras una paciente y silenciosa espera en la oscuridad, comprobaron que había movimientos en el interior de la vivienda y que el implicado estaba dentro.
La búsqueda del sospechoso comenzó a primera hora de la madrugada. Tras llegar a la escena del crimen, evacuar a la mujer herida e interrogar a los testigos, identificaron a un marinero como sospechoso. Varios agentes rastrearon los lugares en los que podía estar oculto el supuesto autor del homicidio, como su barco, la zona de los aparejos o un galpón. Finalmente, los policías acudieron a su domicilio. Nadie respondía al timbre y todas las persianas estaban bajadas, pero intuyeron que él estaba allí.
Fue entonces cuando uno de los agentes entrevió un hilo de luz en la bodega de la vivienda. Hicieron una espera sin resultado, motivo por el que los patrulleros idearon un truco para averiguar si había señales de vida en el inmueble. El coche patrulla fingió que abandonaba el lugar, pero un policía se escondía detrás de un contenedor. Pasado un rato, el uniformado observó que la luz de la bodega se apagaba, señal de que había alguien en la casa.
Una vez descubierto, los agentes lo llamaron a gritos por su nombre para invitarlo a salir de la vivienda. Roberto Carlos González, el implicado, un hombre muy corpulento, se asomó por una ventana, pero se negó a colaborar. Los agentes intentaron convencerlo de que saliese calle.
El hombre lo negó todo y retó a los funcionarios a que entrasen en su casa si tenían valor. Finalmente, tras una negociación, aceptó salir a la calle y fue esposado. No se derrumbó ni confesó y solo admitió que había tenido peleas con el fallecido, pues se conocían desde hace años. Reconoció, eso sí, que esa noche estuvo con la pareja, pero que no los agredió. En el registro de la vivienda, la Policía Nacional encontró varios indicios que podrían incriminarlo.
Doble intervención
Dos de los agentes que intervinieron en esta operación hicieron doblete esa noche, porque dos horas antes habían salvado la vida de un peatón de casi cien kilos de peso que se adentró a pie hasta la mitad del puente de Rande y se quedó sentado sobre una viga con los pies mirando al mar. Decía que había sufrido un desengaño.
Los negociaron con él, pero a las palabras siguió un forcejeo y uno de los agentes fue zarandeado. El otro lo agarró, pero corrían peligro de caerse los tres al vacío. La única mujer bombero de Vigo y un policía local de Redondela los sujetaron y evitaron una tragedia.
El sindicato Jupol solicitará el ingreso en la Orden al Mérito Policial (OMP) de ambos agentes «por su gran valentía, su heroísmo, su trabajo y su constancia», tras resolver dos casos en una sola noche, y también para la mujer bombero y el policía local de Redondela que les ayudaron.