La afición al milenario deporte se dispara en la comarca, con 390 de los 500 federados gallegos
17 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.«Juego mejor ahora con 65 años que con 10». José Alonso Valverde, Pío, es el más joven de la tripleta veterana del Club de Bolos Celta de Camos. Comparte campo y equipo con los mismos vecinos con los que se inició en el juego hace medio siglo, «aunque de aquella la diferencia de edad le hacía estar en equipos distintos». Sus compañeros tienen 71 y 77 años, respectivamente. Hace 24 ganaron el intercontinental que se disputó en Baiona contra las selecciones de Argentina y Uruguay. Ahora entrenan para repetir la hazaña.
O Val Miñor es el lugar en el que más pervive este deporte milenario que requiere de una gran fuerza, puntería y concentración. La comarca acogerá el primer campeonato del mundo de bolos celtas. El presidente de la Federación Gallega, Isidro Costas, confirmó ayer la buena nueva para los amantes de esta tradición que forma parte de la comarca y, en general, para todos los sectores, ya que el evento repercutirá a nivel turístico en toda la zona.
El campeonato evidencia la pervivencia de este deporte y también su buena salud. «Entra mucha gente nueva porque es una forma de entretenerse de forma tradicional», afirma Pío, miembro de uno de los 19 clubes de la comarca. El de Camos, con 40 deportistas, es uno de los más numerosos. La comarca tiene a 390 de los 500 gallegos que están federados en Galicia. Compiten regularmente en las ligas organizadas, indica Isidro Costas. Él es uno de los artífices del sostenimiento de esta tradición arraigada en el valle desde tiempos inmemorables. «Cuando era pequeño jugábamos por un gallo o un cordero, que era el premio», recuerda Pío. Su nieto Diego, de 6 años, ya está federado y sobre el campo son rivales porque es del club gondomareño de Peitieiros, como su padre. A los tres se iniciaba y dos después se federaba José Manuel Figueroa, que ahora tiene 16 años y juega en la categoría cadete. «Practiqué fútbol y natación, pero lo que de verdad me llenó fueron los bolos», afirma. Los deportistas aseguran que se disfruta tanto en el campo como fuera. «Lo que te engancha no es solo el juego en sí, si no lo que conlleva por los amigos, la afición y lo bien que lo pasamos», afirma Figueroa. Sobre las mejores aptitudes para jugársela, destaca «la puntería y la precisión». El veterano Pío apunta en la misma línea: «Hay que mantener la serenidad, apuntar bien y tener potencia para tirar». Cuando él era niño el premio era un cordero o un gallo. «Ahora hacemos carne al caldero porque en Camos jugamos todos los fines de semana del año, tanto los sábados por la tarde como los domingos por la mañana», explica.
Para Isidro Costas, «la fuerza mental es más importante que la física a la hora de jugar a los bolos celtas. Al ser un juego de precisión y fuerza se requiere mucha concentración». «Yo creo que engancha con facilidad porque es atractivo poder practicar como lo hicieron nuestros antepasados, la lucha del hombre por superarse con los mismos elementos, que son maderas, piedras y tierra», considera el presidente de la Federación Gallega de Bolos Celtas.
Este año hay cita por partida doble en el mes de junio, con escenarios en Baiona, Nigrán y Gondomar. Primero se disputará la sexta competición intercontinental, entre el 17 y el 19, con más de 300 expertos jugadores llegados de Argentina, Uruguay, Venezuela, Chile, Portugal y distintos puntos de la Península. Esta prueba, avanza Costas, será el calentamiento para el Mundial del fin de semana siguiente y que coincide con las fiestas de San Juan de Nigrán. Más que un deporte, es una manera de relacionarse entre las distintas parroquias.
La Policía Nacional de Tui debería incrementar su plantilla en un déficit del 25 %. Faltan 8 funcionarios y no tienen chalecos. Así lo asegura la Unión Federal de Policía, que ha convocado una concentración para solicitar más medios y policías en el municipio. Entre las carencias que arrastran el servicio y las instalaciones está la falta de una rampa de acceso para personas con movilidad reducida, pues para acceder al inmueble hay que superar un escalón de más de 30 centímetros de altura.
Tui es el único centro fijo de la Policía Nacional de la comarca por lo que el número de usuarios es muy elevado. La UFP explica que, además, solo hay un baño para todos: «Estamos cansados de oír que nuestro trabajo es importante y que todo se quede en palabras. La realidad es que no hay ni medios ni policías, y con uno de los sueldos más bajos del país». Hacen especial hincapié en la necesidad de dotar a todos los policías de Tui de equipos individuales de protección, como chalecos y guantes. A día hoy, no disponen ni de uno solo. Las mujeres deben disponer de chalecos adaptados.