«Ahora sí que acaba el confinamiento», dice uno de los numerosos vecinos que esta medianoche participaron en la celebración de la caida del «muro de Berlín» que blindó el confinamiento más largo por coronavirus en Galicia
02 jul 2020 . Actualizado a las 01:07 h.«Es la primera vez que noto realmente la libertad de la desescalada. Ver ese muro y no poder cruzar a Valença ha sido agobiante». Carlos Fernández es uno de los numerosos vecinos que esta mañana disfruta de la última fase de la desescalada.
Los más madrugadores en hacerlo fueron los que a medianoche acompañaron al alcalde de Tui, Enrique Cabaleiro que, con los demás miembros de la corporación local, levantaron las vallas que limitaban el acceso al primer puente internacional entre Galicia y Portugal. Esa reapertura social fue un acto simbólico de una noche «histórica», como apuntó el regidor, con el que las poblaciones de ambos municipios reivindicaron su identidad.
«La lección que tenemos que trasladar a los gobiernos de España y de Portugal es que los problemas hay que afrontarlos desde el punto de vista peninsular y no estatal. Para nosotros este puente es una calle que une dos territorios con una identidad común, social e incluso económica, por lo que las relaciones transfronterizas hoy, más que nunca, son de vital importancia, tanto para valencianos como para tudenses», manifestó el alcalde, Enrique Cabaleiro antes de proceder a la retirada de las vallas y cruzar a pie el paso de Pelayo Mancebo hasta Valença, donde hubo que esperar a que fueran las doce en Portugal para echar abajo el cierre, entre aplausos y alguna bomba de palenque que se lanzó de manera espontánea.
Decenas de vecinos vivieron esta larga noche sobre el Miño y el movimiento desde primera hora de la mañana en los cinco pasos que jalonan el tramo internacional desde Tomiño hasta Arbo, han retomado ya su pulso. Esta reapertura de la frontera con Portugal es, para la mayoría de los de 147.000 gallegos que viven en las eurociudades, es paso real para la nueva normalidad.
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Separados
El puente entre Tui y Valença ha sido sido durante los últimos tres meses y medio el único punto habilitado en la provincia de Pontevedra para cruzar el río, aunque desde hace quince días y de lunes a viernes, los trabajadores transfronterizos también podían circular por los de Tomiño y Arbo pero con un horario que no se ajustaba al laboral. Tui y Valença han soportado el confinamiento mucho más que el de otras localidades ya que no solo sus economías, sino sus culturales y sociedades conforman un único espacio.
La caída del muro de Berlín de la raia, como ya se conocerá para siempre al bloque de hormigón que por primera vez en sus más de 125 años de historia cortó el paso entre los dos países, ha abierto la puerta a la nueva normalidad. El reencuentro de una familia que tras todas estas semanas pudo finalmente abrazarse aún sobre las barandillas que restringieron el paso, grabó esta madrugada otra de las imágenes para la memoria colectiva de dos municipios «que dependen uno del otro».
Hoy se respira distinto. La cuarentena más larga termina para los vecinos de las eurociudades y con una feria en Valença que esperaba por los gallegos desde hacía semanas. «Valença agonizaba sen Galicia», confirmaron a La Voz numerosos empresarios lusos y los alcaldes de ambos municipios defendieron durante todo este tiempo su necesidad mutua.
El último ferri del Miño vuelve a surcar otra vez el estuario del Miño desde esta esta mañana y solo falta a estas horas escuchar de nuevo el sonido del Celta. El tren, que desde hace décadas lleva pola beira do Miño a cuantos cruzan el Miño volverá a circular pronto sobre el único paso ferroviario entre Galicia y Portugal, testigo y superviviente de una epidemia en 1885 y de dos pandemias: La gripe de 1918 y el coronavirus del 2020.
Vuelve la feria
El mejor termómetro para evaluar el impacto de la reapertura de fronteras es hoy la feria semanal de Valença en la que a las 12 del mediodía ya había tantos gallegos como portugueses. En varios de los puestos a todo volumen recibían a los compradores a ritmo de Resistirei, la versión lusa del Dúo Dinámico que se ha convertido en todo un himno durante esta pandemia. La canción anima un reencuentro de por sí emotivo, al que ya se suman vecinos de puntos tan distantes de Galicia como Santiago o Cambre. «Llevamos esperando semanas para poder volver a Portugal. Esta feria es fantástica y hoy además vamos a comer bacalao pulpo y frango», dice Fernanda de Melo con su hijo Henric García que vienen desde Compostela con su amigo de Santa Comba, Onno de Lanye.
«Hoy estamos felices, ya hemos venido a desayunar. De Portugal nos gusta todo, cualquier día es bueno para venir y hoy sin duda, es especial», dicen Ana y Oti, que son de Vigo. Ambas acudieron con una pancarta que desplegarán en cuanto se encuentren con su amigo Paulo, de Barcelos. «Hace un año que nos conocemos y llevamos todo el confinamiento sin vernos pero escribiéndonos para reencontrarnos hoy», explican emocionadas antes de volverse a ver las dos viguesas.
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Los primeros turistas extranjeros que recorrían el camino de Santiago postcovid frecuentan ya por decenas la zona y han cruzado hoy el Miño a pie por Tui y en barco desde Caminha y A Guarda, ya que el último transbordador del río ha retomado hoy también la actividad tras tres meses en dique seco. Ana Paula Ferreira y Ana Paula Caldas esperaron hasta hoy en Caminha para poder cruzar la frontera. Es la séptima vez que hacen el camino de Santiago, el primero por Portugal y debido a la falta de tiempo para terminar el recorrido hoy llegaron a Valença en tren y a las 9 ya habían cruzado a pie el puente centenario. Desde hoy ya se puede sellar la Compostela.
Claudia Figuerido fue otra de las primeras peregrinas en alcanzar hoy Tui tras cruzar a pie el Miño por el paso fronterizo. Esta alemana de 37 años explica que tuvo que esperar a que se reabrieran las fronteras para realizar su tercera ruta xacobea. «En Alemania estamos igual que aquí, aunque allá hay mucho más control. En Portugal he visto gente sin mascarillas y eso es impensable en mi país porque te multan al momento», asegura esta peregrina.
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Desde Braga han llegado también Edgar Silva y Marco Caldas. Ellos van a hacer el último tramo del Camino pero desde Santiago a Finisterre y no pudieron cruzar el puente en tren ya que se han enterado hoy por sorpresa que el Celta, el comboy que une Galicia y Portugal, aún no circula.
El tercer escenario del nuevo ambiente en el territorio transfronterizo es que ha regresado también el turismo de gasolineras. En las estaciones de servicio de Tui comienzan a registrarse las primeras colas de vecinos lusos que cruzan para ahorrarse hasta doce euros por depósito.