La viguesa que quiere recuperar los huesos de su padre para enterrarlos en Teis acude a la justicia

Pepe Seoane OURENSE / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Lo único que ha logrado de la Iglesia hasta ahora es un certificado que dice que no encuentran la partida de defunción

17 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La viguesa hija de un hombre que falleció en 1951 a causa de una caída casual en el municipio de A Peroxa quiere trasladar los restos al cementerio de Teis. Le está resultando difícil. La Xunta y un juzgado de instrucción de Ourense autorizaron la exhumación en el 2014, pero no fue entonces posible, pues Pilar Santana y el personal de servicios funerarios trasladados al cementerio de Santiago de Carracedo se percataron, una vez en el lugar, de que había sepulturas encima. Acudió la mujer a la justicia, pero en la vía civil no ha prosperado su demanda contra el Obispado de Ourense. A salvo de que la Audiencia diga otra cosa, el Juzgado de Primera Instancia número 2 se abstendrá de intervenir en la demanda al considerar la jueza que concurre una falta de jurisdicción.

La petición, como dice la jueza en su resolución, «se ciñe a que autoricen las medidas pertinentes para localizar el cadáver de su padre, identificar sus restos y proceder a la exhumación, traslado y posterior inhumación en el lugar por ella elegido», con el fin de «darle digna sepultura». Pero es asunto de otro juzgado.

La demandante pretende llegar a las instancias que sea necesario con el fin de cumplimentar su deseo. El lugar del cementerio de Carracedo donde fue enterrado el trabajador de la central de Os Peares aparece muy detallado, con una precisa localización redactada por el secretario judicial que había intervenido en la instrucción de aquellas diligencias. «No se puede poner en duda una diligencia firmada por un secretario judicial» del año 1951 ni «tampoco se puede dudar del resultado de las investigaciones realizadas» en el sumario. «Lo cierto es que está enterrado en ese cementerio y lo cierto es que el Obispado y el párroco parecen saber quién está enterrado en ese cementerio con la salvedad», dice, de Juan Santana. «Encima de sus restos y de lo que era su lápida aparecen otros panteones que pertenecen a otras personas, pero nadie manifiesta nada y el silencio y falta de colaboración es cuento menos extraño» y produce lo que en la demanda de esta vecina de Vigo se presentaba como grave indefensión.

Pretendía Pilar Santana, ahora a la espera de lo que decida la Audiencia Provincial en cuanto al ámbito jurisdiccional en el que debe resolverse este conflicto, que se requiriera al Obispado de Ourense para que, a su vez, ordenara al cura párroco la exhibición del libro registro de cementerios para identificar a los titulares de nichos y panteones, con el plano de localización de cada uno de los anteriores. Proponía, asimismo, que se autorizara a alguna empresa especializada para localizar los restos de acuerdo con la descripción del secretario judicial del año 1951.

Hasta ahora, la mujer solo ha conseguido de la Iglesia una certificación del cura administrador de la parroquia de Santiago de Carracedo. Declaró que, según el libro de difuntos de la parroquia, entre los años 1944 y 1966 «no se ha encontrado ninguna partida de defunción con el nombre de Juan Santana Ramírez».

El juzgado de Primera Instancia número 2 no llegó a entrar en el fondo del asunto, por lo que se mantiene la aparente contradicción.