Se tatúa en el muslo la cara del actor Chechu Salgado por una apuesta de hace diez años

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

VIGO CIUDAD

Chechu y Simón, en el estudio Secret Bridge
Chechu y Simón, en el estudio Secret Bridge MIGUEL VILLAR

El tatuador Simón Seoane prometió que si el intérprete ourensano se llevaba el Goya se lo tatuaría y cumplió su palabra

16 dic 2022 . Actualizado a las 22:21 h.

El actor Chechu Salgado y el tatuador Simón Seoane son amigos de toda la vida. Hace unos diez años, cuando el primero estudiaba interpretación en Vigo y el segundo Bellas Artes en Pontevedra, surgió entre los dos una apuesta que acaban de saldar. «Siempre pensé que Chechu iba a llegar a algo grande, era una sensación muy bestia que tenía», cuenta Simón, que actualmente trabaja en el estudio ourensano Secret Bridge. Por aquel entonces, los amigos se juntaban mucho los fines de semana en Vigo para salir. En una noche de esas propias de la juventud, se quedaron hasta las tantas, desahogándose y arreglando el mundo, expresando todos los sueños que les gustaría cumplir. Simón de pronto se envalentonó, optimista con el futuro que auguraba para su amigo. «Le dije que el día que ganase algo importante, me tatuaría su cara en el culo», confiesa. Así, sin más. Simón soltó la idea y Chechu la recibió. «Completamente en broma, como todos los que estábamos allí», comenta.

Nada hacía presagiar entonces, para un joven estudiante de arte dramático y su amigo, que una década después, el primero se subiría a un escenario a recibir un Goya al Mejor Actor Revelación. «Desde que me nominaron, empezamos a recordarle sus palabras», comenta Chechu, entre risas. «Me paraba gente por la calle que no es de nuestra pandilla, pero que conocía la historia, para recordarme que tendría que cumplir la apuesta si ganaba», dice el tatuador. Chechu lo consiguió. Se hizo con el Goya el pasado febrero. Lo ganó por su papel de El Zarco en la película Las leyes de la frontera y a Simón no le quedó escapatoria. «De pronto me vi en la tesitura, pero hay que ser leal a lo que uno dice», recuerda Simón. Y no se lo pensó ni un segundo. Se tatuó en septiembre en el estudio en el que trabaja, en la calle Hernán Cortés del casco histórico de Ourense. «La verdad es que es una locura muy grande y tengo que decir que nunca dudé de que cumpliría lo que dijo. Es muy bonito y muy divertido, nos acaba de regalar una de las mejores anécdotas que vamos a tener siempre», dice Chechu. Simón escogió para su obra maestra a un colega de profesión que vino desde Burgos a hacer una colaboración con Secret Bridge, Pedro Sánchez.

«Tengo cosas mucho peores que la cara de Chechu, pero es cierto que este es mi primer tatuaje realista. Es que por no tener, no tengo ni el nombre de nadie así que la idea en sí me imponía un poco», confiesa. Finalmente no fue en el culo. Pero casi, se lo hizo en el muslo, por la parte de atrás, justo debajo de la nalga. El cambio tiene una explicación. «El realismo es una técnica que necesita que el boceto sobre el que dibujar sea lo más plano posible y el culo no permite eso. Son cosas del guion, aunque casi que lo agradezco», admite Simón. La imagen de Chechu Salgado es una instantánea que le sacó su amiga, la fotógrafa Diana Martínez, recién terminado el confinamiento. «Queríamos una foto de él, no de uno de sus personajes», cuenta Simón. «Resulta que me pasé toda la cuarentena encerrado en un bajo en Madrid sin saber que tenía una azotea. Al salir, cuando lo descubrí, me subí con Diana e hicimos esa sesión para divertirnos. Fue muy guay», cuenta Chechu. El resultado es un tatuaje realista, de un treintañero al que ya le asoman las canas y fuma, con un cierto aire a Clint Eastwood.

«No volveré a prometer tonterías», asegura Simón mientras Chechu no es capaz de evitar una enorme carcajada. «Al menos llevo tatuada la cara de mi actor favorito», afirma. El intérprete, que está a punto de estrenar la serie Motel Valkirias, no tiene ningún tatuaje. «Bueno, a ver, después de oír esto lo único que puedo decir es que algún día me haré yo la suya en el culo», termina, ¿en broma?