Carlos Alberto Villar y Rosa Ana Fernández son dos de los 27 nuevos habitantes de un municipio que gana población tras diez años en caída libre
16 mar 2023 . Actualizado a las 00:32 h.Hace un año que Carlos Alberto Villar y Rosa Ana Fernández se asentaron en el pueblo. «En Vigo no hay casas en alquiler por menos de 800 euros y, teniendo mascota, ya es imposible», explica él. Lo intentaron hace tres años, pero tuvieron que volver a Pontedeume, hasta que encontraron un piso que se alquilaba en Mos. Luego llegó el flechazo. «Lo de Fornelos fue amor a primera vista. Vimos por internet la casa y nos enamoramos del lugar, así que esperamos poder llegar a comprar y a jubilarnos aquí», dicen. El alquiler les ha bajado de 650 a 450 euros.
«El ahorro no es mucho porque gasto más en gasolina, pero la comodidad de vivir en el rural no tiene precio. El único sacrificio es madrugar, son dos horas más al día fuera de casa, pero cuando vuelvo estoy en el paraíso. ¡Nos encantan las montañas!», reconoce Carlos entusiasmado.
Son dos de los 27 nuevos vecinos que protagonizan el repunte demográfico de Fornelos de Montes, un municipio de solo 1.621 habitantes que tiene el mayor crecimiento porcentual del área de Vigo (1,6 %). Este y otros diecinueve concellos en el entorno de la ciudad han ganado población durante la pandemia. Fornelos es de los mayores en extensión y el que más foráneos ha recibido.
El alcalde, Emiliano Lage (PSOE), considera que no estamos ante un espejismo como el del 2011, el único ejercicio en el que se consiguió frenar la sangría poblacional, que entró en caída libre hace poco más de una década cuando bajaron de los 2.000 vecinos. «No se trata solo de un pico, sino de que comienzan a surtir efecto las mejoras que se van implementando y el municipio va a seguir fijando población. La pandemia ha hecho que la gente conozca el rural y se quede», considera Lage.
El regidor argumenta que en el último año se han incrementado considerablemente las licencias de obra, tanto para arreglo de casas antiguas como de nueva construcción, dato que avala la tendencia al alza que defiende para los próximos años. «Somos un pueblo pequeño, pero, poco a poco, hemos conseguido tener los servicios que precisa una ciudad y eso llama a la gente. También fue decisivo el arreglo de la PO-250 porque, aun siendo interior, estamos a veinte minutos de Vigo o Pontevedra y a quince de Redondela», destaca.
En el pueblo presumen de un atractivo natural del municipio, que hace frontera con otros siete. Es un aliciente fundamental en el que también han trabajado «y hay muchas rutas de senderismo y espacios de ocio en la naturaleza», apunta su alcalde. Destaca, además, la apertura de nuevos pequeños negocios, como bares, supermercados o pastelerías, «que asientan la fijación de población».
Los cinco municipios del sur de la provincia de Pontevedra que más crecieron proporcionalmente son Salceda de Caselas, Mondariz, O Rosal y O Covelo. En el lado opuesto de la balanza, se encuentran Crecente, Oia, As Neves, Vigo y Redondela, que han acusado una nueva caída demográfica.
Carlos Rada y Carmen Pilar Santa Cruz desembarcaron de Colombia casi directamente. En junio llegaron a Madrid en busca de un destino más seguro también para sus dos hijas y comenzaron a buscar posibles emplazamientos para comenzar su nueva vida.
«Conocimos Galicia y decidimos que era el lugar idóneo por el paisaje, la hospitalidad de la gente y la calidad de vida», explica Carlos Rada
Alquilaron en Vigo, «pero los precios nos parecieron algo caros para el tamaño de los pisos», así que siguieron buscando hasta dar con la casa idónea. «Compramos en San Adrián de Calvos y, a finales de mes ya nos trasladamos porque acaba la reforma», indican. El cambio es brutal ya que pasan de Bogotá a Fornelos de Montes, «pero nuestra prioridad es la sensación de seguridad y tranquilidad. Es una zona cercana a todo y, a la vez, tranquila y acogedora», considera esta médico de 63 años enamorado de Galicia como su familia.