Un edificio habitado de 27 pisos no logra la licencia de primera ocupación en Vigo

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Los promotores hicieron cambios no previstos en el proyecto durante las obras del inmueble

20 mar 2023 . Actualizado a las 23:26 h.

Vivir en un piso que carece de licencia de primera ocupación crea una situación de inseguridad jurídica a sus propietarios. Aunque en la práctica no sucede, legalmente no tienen derecho a recibir suministros como el agua o la electricidad. Su precio se devalúa porque nadie quiere asumir los altos costes del mercado por unas viviendas que no tienen todos los permisos en regla. Hay varios edificios en Vigo que se encuentran en esta situación. Un caso que recientemente ha abordado la Gerencia de Urbanismo es el del número 2 de la calle Tarragona. Se trata de un inmueble de cuatro plantas y bajo cubierta con 27 viviendas que cuenta con una licencia de construcción que data del 2004 y que lleva más de seis años habitado. Por tercera vez, el Concello ha denegado la licencia de primera ocupación.

El bloque pertenece a un único propietario, la empresa Atención Integral a la Tercera Edad, cuyo representante legal es un exconsejero delegado de Povisa, centro hospitalario que se encuentra, precisamente, en la parcela contigua. Una vez construido con una inversión de 895.000 euros, los pisos no se pusieron a la venta sin haber logrado el sello final de legalidad del Ayuntamiento. Todos los inquilinos que residen en este inmueble son arrendatarios y viven completamente ajenos a los problemas urbanísticos que arrastra la propiedad. Los bajos comerciales que podrían estar siendo explotados si el inmueble fuese legal permanecen cerrados con planchas metálicas. En su situación actual, los negocios que se podrían poner allí en marcha jamás obtendrían la licencia de actividad por parte de la administración municipal. 

Irregularidades

La culpa de no conseguir legalizar el edificio una vez terminadas las obras la tiene el haber hecho cambios sobre la marcha alejándose de las condiciones establecidas en la licencia. Los técnicos municipales acuden al inmueble y comprueban que lo que se ha construido es lo que se ha autorizado y, entonces, conceden la licencia de primera ocupación que permite a los promotores comercializar las viviendas y contratar los suministros. En este caso, durante la ejecución de las obras se introdujeron diversas modificaciones no recogidas en las memorias presentadas, implicando cambios no autorizables. Concretamente se incumplieron anchos mínimos en los espacios de circulación de las plantas, la altura mínima en un tramo de las escaleras, las condiciones de profundidad máxima de los salones y la ventilación e iluminación conforme a la normativa de habitabilidad. El Concello notificó todas las deficiencias a la propiedad en dos ocasiones para que las subsanara y poder así legalizar el edificio. En lugar de ello, la empresa propietaria dejó pasar el tiempo para dirigirse nuevamente al Ayuntamiento alegando su derecho a obtener la licencia por ser un acto reglado y al pasar el plazo establecido. Argumentaban que transcurrieron seis años desde la terminación de las obras, durante los cuales el edificio viene siendo habitado sin interrupción alguna «y sin que la administración municipal haya llevado a cabo actuación alguna en materia de reposición de la legalidad urbanística a los efectos de requerir la adaptación de las obras ejecutadas a las en su día autorizadas».

El Concello rechaza las alegaciones. Apunta que, precisamente el carácter reglado de las licencias «é o que impide otorgar o título solicitado, toda vez que a obra non foi executada conforme á autorización outorgada no seu día». Sobre el plazo de tiempo transcurrido, señala que la oficina de licencias requirió dos veces la subsanación de las deficiencias que impedían otorgar la licencia de primera ocupación, advirtiéndole en ambas que no podría ser obtenido mientras no se cumplieran todos los requisitos del permiso municipal.

Carlos Pérez Parga, abogado: «Un comprador puede pedir un precio muy a la baja»

El abogado Carlos Pérez Parga, del despacho profesional Cumlaude, señala que la falta de la licencia de primera ocupación afecta a muchos edificios de la ciudad, incluso manzanas enteras con pisos vendidos y ocupados por sus legítimos propietarios.

Una vez que terminadas las obras, los técnicos pasan a supervisar que la ejecución material coincida con lo autorizado en la licencia. Comprueban la edificabilidad resultante, el uso del bajocubierta, por ejemplo, si está destinado a trastero y se ha convertido en vivienda y otros parámetros. Si el Concello observa que no se adecúa, no otorga la licencia de primera ocupación. «Me consta que se está intentando adaptar viviendas sin licencia de primera ocupación en las zonas que tienen encaje en el Plan Xeral en tramitación», señala este letrado. 

Desventajas

En la práctica, ser propietario de un piso sin licencia de primera ocupación supone una desventaja. «El comprador va a pedir un precio muy a la baja, puesto que se expone a tener problemas en el futuro», señala. A los promotores les resulta favorable la opción de poner las viviendas en alquiler en lugar de venderlas, puesto que la licencia de primera ocupación no es asunto que se trate en los contratos de arrendamiento y no afecta a los inquilinos.

Por otra parte, en el caso de producirse una desgracia, como un derrumbe, los afectados no tendrían derecho a recibir indemnizaciones, aunque es poco probable que esto ocurra. Pese a que, legalmente, estos inmuebles no podrían estar dados de alta en los suministros básicos, en la práctica se consiguen.