Las casas comunes son de lo más diferente

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Los edificios consistoriales del área metropolitana de Vigo son variados en estilos y cronología

24 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Las casas consistoriales nacieron como lugares de reunión de los representantes de los ayuntamientos y, con el paso del tiempo, fueron acogiendo los distintos servicios que ofrece en la actualidad la administración municipal a sus ciudadanos. En 1835 fue cuando el Gobierno de España definió las funciones municipales y, salvo algunas excepciones, diseñó el actual mapa de ayuntamientos. Nacieron algunos municipios nuevos y otros, con una mayor trayectoria histórica, vieron incrementados su territorio. De esa época es el edificio municipal de A Guarda, situado en la plaza del Reló. El antiguo estaba situado junto a la torre promovida por el obispo Diego de Torquemada en el siglo XVI. En 2019, el consistorio se trasladó a otra casa histórica, la conocida como Casa dos Alonso, construida en los años treinta del siglo XIX por una familia de emigrantes retornados de México.

El Concello de A Cañiza nació tras el retorno de Fernando VII a España. Su edificio original era de dos plantas y no solo acogía las dependencias municipales sino también la cárcel del partido judicial. Posteriormente se le añadió un tercer piso presidido por una galería corrida.

Pero, la gran joya de la arquitectura municipal en el sur de la provincia de Pontevedra es la casa consistorial de O Porriño. Fue diseñada y levantada por el arquitecto local Antonio Palacios entre 1919 y 1924. El conjunto es un canto virtuoso a la cantería, interpretado desde parámetros historicistas. En 1976 sufrió un incendio de considerable magnitud. En años posteriores, las distintas administraciones pusieron los medios para recuperar este referente internacional de la arquitectura.

Más modesto es el edificio que acoge la administración de Tomiño. Fue construido en 1945 por Robustiano Fernández Cochón. Es un edificio de piedra de dos plantas, presidido por un reloj. En esa misma línea se sitúa el consistorio de Oia: un edificio de piedra de dos alturas, de planta rectangular.

La corporación de Baiona se reúne en un edificio del siglo XVIII atribuido a Juan Portela. Se trata del palacio neoclásico de Correa de Araújo, en el que se aprecian los blasones de las familias Correa, Sotomayor y Troncoso.

Ponteareas también tiene una casa consistorial con pedigrí. Fue diseñada a finales del siglo XIX por Alejandro Rodríguez-Sesmero, el autor del palacio de la Diputación en Pontevedra. Como se prolongó bastante su construcción, experimentó modificaciones posteriores ideadas por el arquitecto Felipe Quintana. La parte de carpintería fue creada por los maestros Benito Barreiro, Rafael Candera, Pedro Estévez y Teodomiro Montenegro.

Jenaro de la Fuente Domínguez fue quien planificó el consistorio de Gondomar. Es un bello edificio concluido en 1905, que está catalogado por la Xunta de Galicia y fue restaurado en 1979 por José Luis Pereiro. Otro de los grandes nombres de la arquitectura del siglo XX en Galicia, Manuel Gómez Román, fue el responsable del edificio municipal de Mos, construido a mediados de los años cuarenta de la centuria pasada ya durante su etapa creativa incluida dentro del regionalismo.

El pequeño municipio de Mondariz-Balneario tiene una peculiar casa común en la que sobresale de forma extraordinaria un soportal de inusual altura, ya que barca dos plantas del edificio. Fue concebido para acoger un comercio de moda. Menos llamativo y más moderno es el de Mondariz. Entre los ayuntamientos con casas consistoriales recientes destacan Cangas y Moaña. El primero fue concluido en 1995 por el arquitecto Alberto Noguerol y la licenciada en Bellas Artes Pilar Díez. Fue el resultado de un concurso público en el que se demandaban una serie de necesidades espaciales, satisfactoriamente resueltas. A comienzos del presente siglo se abandonaba la antigua casa consistorial de Moaña, en Ramón Cabanillas, y se levantaba un moderno y funcional ayuntamiento firmado por el arquitecto Arturo Dapena Barros.

En Salvaterra de Miño llama la atención la escalinata de acceso a la plaza, más baja que el edificio, y en Tui, sobresale, la escalera interior del consistorio. En As Neves, el edificio se construyó en 1950 y, veinte años antes, en Arbo, aunque el lenguaje arquitectónico es más propio del siglo anterior. En julio de 1956 se inauguraba la casa consistorial de Redondela, obra de Emilio Bugallo, el mismo arquitecto que diseñó el desaparecido restaurante de El Castillo, en Vigo. En O Rosal poseen un edificio antiguo que ha sido relacionado con el siglo XVIII. El de Soutomaior fue construido en los años cuarenta por Agustín Portela, padre de César Portela.

Y después, está el edificio municipal de Vigo. Independientemente de su concepción arquitectónica, el edificio carga con el pecado de haber sido construido tras la destrucción de la mitad del castillo de San Sebastián, del siglo XVII. La anterior casa consistorial viguesa había sido levantada en 1861, cuando la ciudad comenzaba a ver caer las antiguas murallas. La expansión demográfica y territorial experimentada por Vigo llevó a que aquella casa se quedase pequeña muy pronto. Una vez desmilitarizado el monte de O Castro, a mediados de los sesenta del pasado siglo, el Ayuntamiento de Vigo emprendió, en una de sus laderas, el proyecto de la nueva casa consistorial. Este fue firmado por el colectivo de arquitectos vigueses del momento, menos Xosé Bar Bóo. Ahora, ya hay un proyecto de modernización que debería ponerse en marcha a lo largo del nuevo mandato municipal.