Fausto, el Pavarotti de la calle del Príncipe que pudo cantar en Il Divo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El tenor gijonés es feliz en Vigo sin escenarios después de 51 años en ellos

04 ago 2023 . Actualizado a las 00:29 h.

En agosto del 2020 (el primer verano de la pandemia), Fausto López se echó a la calle para cantar. Por primer vez en más de 40 años de carrera en teatros, platós de televisión, hoteles y eventos, cambió los escenarios por el empedrado granítico de la calle del Príncipe, sin contrato, sin focos y sin más público que el que lo escucha en tránsito o quien decide parar a que termine la canción que le pille de paso. «Nunca hasta entonces se me había ocurrido, pero un colega de profesión me lo había sugerido no hacía mucho tiempo y cuando me vi en Vigo atrapado durante la cuarentena me decidí. Probé ¡y estoy encantado!», asegura.

Fausto es el nombre artístico que eligió Faustino Eduardo López Catalina (Gijón, 1960) para su faceta como cantante lírico. «Pegaba más», argumenta el artista, que suele ir cambiando de sitio dentro de la misma céntrica vía comercial «para no molestar siempre a los mismos», dice con humildad, pensando en que habrá comerciantes que terminen hasta las narices del Nessun Dorma, de Puccini, el Carusso de Pavarotti y el resto del repertorio en el que no falta la popular tonada napolitana O sole mío; La mañana, de Albano; Por ti volaré, de Andrea Bocelli, «y mi querido Violetas imperiales», apunta. «Al principio cantaba con micro, pero luego lo dejé porque había gente que decía que era una grabación, así que para que no quede ninguna duda, canto siempre a capela», explica.

Hace unos meses tuvo por primera vez un percance desagradable cuando un chorizo le cogió la recaudación y huyó a la carrera con sus ganancias de la jornada. «Sé que la policía lo detuvo, pero como era poco dinero, no pasó el tema a mayores. Se dijo que pasaba de cien euros pero yo no sé cuánto había porque aún no lo había contado», zanja sobre un asunto que no le gusta nada abordar porque es una persona más acostumbrada al aplauso que a episodios violentos. Respecto a los ingresos que consigue con su trabajo, asegura que le da para vivir muy bien, pero lo combina con otros empleos en el sector del espectáculo, el próximo, el 26 de septiembre en un teatro en la Gran Vía madrileña.

Vigo es ahora una ciudad más turística y eso le beneficia para su faceta de tenor callejero, que alterna con intervenciones en fiestas, programas de televisión y contratos para cantar en bodas y otros eventos.

El artista lírico está más que curtido tras más de medio siglo de experiencia. Recuerda que con 12 años empezó a cantar en la Agrupación Artística Gijonesa, «pero llevo casi toda la vida aquí, me vine a Vigo en 1975, a casa de mi hermana, en Poboadores y empezaron a surgir contratos». Ocho años en la Orquesta Sintonía, dos en la Verano Azul, otros dos en Caravana Sur de Marín, cinco en Talismán «y un largo etcétera», resume, pero apunta que debutó haciendo televisión en 1984, en el programa Gente Joven en 1984, el Operación Triunfo de la época. «El resultado, primer puesto para Carlos Marín, uno de los cantantes del grupo Il Divo, recientemente fallecido, y el segundo para mí, que entonces me hacía llamar Eduardo López. El concurso duraba un año entero y quedé primero en la clasificación general y también en semifinales, era el favorito para ganarlo pero...», y calla. «Más tarde le gané en el Festival de Santander», subraya, aunque sin rencor. Fausto solo se arrepiente (pero no mucho porque las cosas le van bien) de haber rechazado un contrato discográfico con Zafiro que no sabe a dónde le habría llevado. Siguió su trayectoria en Tenerife, Valencia y en complejos turísticos como Marina D’or, pero ha seguido cerca de las cámaras, con Marta Sánchez como tenor solista en La batalla de los coros, como finalista en Tú si que vales, como actor de doblaje para musicales además de dar clases de técnica vocal.