El extripulante del Halcón Milenario vuelve a volar

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

David Blanco Lobato, uno de los fundadores del efímero colectivo cultural vigués, sigue dando rienda suelta a la creatividad a través de la pintura, que exhibe tras cinco años sin exponer

24 oct 2024 . Actualizado a las 01:59 h.

Hubo una vez en Vigo un espacio artístico gestionado por un grupo de amigos, que en siete años de actividad dejó más poso cultural que muchos de los museos moribundos que pueblan este país. El local era el piso de uno de los implicados en aquella aventura que se llamó El Halcón Milenario, como la nave espacial de Star Wars. Uno de aquellos emprendedores de la creación autogestionada era David Blanco Lobato (Vigo, 1975), que recuerda cómo se gestó: «El que se iba del piso se lo pasó a un tatuador y le sobraba tanto espacio que lo ofreció y decidimos montar una exposición. La primera fue Viejóvenes Valores, haciendo un guiño a una que se hace en Pontevedra y fue tal exitazo que nos constituimos como asociación e hicimos cantidad de actividades culturales de todo tipo: conciertos, teatro, presentaciones de libros...»

El artista lamenta con nostalgia y pena el final del Halcón: «Al propietario le embargaron el piso y Hacienda se lo vendió a un fondo buitre, que nos echó».

Lobato, como le llaman, lleva toda la vida dibujando, también pintando y haciendo escultura «pero básicamente, dibujando, que era a lo que me dedicaba cuando tenía que estudiar», reconoce admitiendo que quizás tendría que haberse matriculado en Bellas Artes, pero no lo hizo. «Me dejé llevar y me gustaba ser autodidacta», cuenta. De todas formas, al final terminó rondando ese mundo y se formó en Pontevedra como restaurador de obras de arte, especializado en arqueología. «Es a lo que me dedico profesionalmente, pero siempre me quedó el gusanillo y sigo dibujando y pintado por puro placer. Como no vivo de ello, eso me da mucha libertad a la hora de elegir temáticas y técnicas, no estoy encorsetado por nada y sinceramente, me da igual vender o no vender», asegura. Pero eso no quita para que le guste compartir su obra con la mirada ajena que se posa sobre un estilo radical que bebe de muchas fuentes reconocidas por él, desde el cómic underground de los 70 a los 90, algo de neoexpresionismo con Basquiat como gran influencia a la cabeza, retazos de pop y mensajes potentes de crítica social tras todo ello.

«No tengo mucho tiempo, lo hago como método de relajación, soy autónomo y cuando llego a casa y saco algunos minutos, me pongo a dibujar o a hacer una talla de madera», explica sobre su dedicación. La última exposición fue en el 2019, antes de la pandemia y la actual, en La Contenedora, —un espacio único en Vigo donde cabe la moda, el arte, el café take away y el coworking (Eduardo Iglesias, 11)— es el fruto de cinco años de trabajo robado en ratos libres, saltando de una obra a otra.

En la muestra, abierta hasta el 11 de noviembre, se aprecian estilos diferentes según qué soporte utilice: «Hago de todo desde siempre, en esta exposición en casi todas las obras pictóricas hay técnica mixta, y llevo un par de esculturas, pero la talla es algo más personal, no es algo que enseñe normalmente, nunca he hecho una exposición centrada en esta vertiente y tengo pendiente hacer una en el futuro, porque es lo que más me gusta», afirma y aclara que si en el dibujo le sirve para hacer denuncia social de todo tipo de asuntos que le preocupan (racismo, paro, vivienda, guerras...), la escultura es más íntima, «más mío y de mis paranoias», reconoce.

Su empresa de restauración trabajó en el Teatro Fraga y en el Círculo Obrero

Hoy en día, si se hubiera dado el caso, David Blanco Lobato podría haber rehabilitado el inmueble del que El Halcón Milenario tuvo que salir volando. El vigués es el responsable de la empresa Troa Conservación e Restauración. «Tengo la especialidad de arqueología, pero hacemos cosas muy diferentes, desde restauración de retablos a recuperación de estructuras de madera en edificios en rehabilitación, trabajos en yacimientos arqueológicos, tratamientos de la madera y de plagas en este material. Hacemos muchas cosas porque si te especializas no sales adelante», asegura. Así, en la lista está el molino de Porto do Molle, en Nigrán, varias cabañas del yacimiento castreño de O Castro o interiores decorativos del Teatro Cine Fraga como la bóveda, las escayolas o los techos. «Quedaron muchas cosas por hacer y el arquitecto parece que será el mismo, César Portela. Lo ideal es que contaran con nosotros, pero no lo sé», comenta el artista, que trabaja ahora en la restauración de un singular mural cerámico en Sada. «En Vigo también restauramos vidrieras, retablos y el presbiterio de la Colegiata, y en el edificio del Círculo Católico Obrero recuperamos todas las molduras exteriores, parte de la decoración interior y columnas del auditorio que tenía dentro, que no se conservó».