La heredera del marqués de Alcedo quiso recuperar el pazo de Castrelos en 1952

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La marquesa de San Carlos alegó que no se habían cumplido las condiciones de la donación realizada en 1925

18 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Tan solo 27 años después de que el marqués de Alcedo donara al pueblo de Vigo el pazo y la finca de Castrelos, una hija suya, la marquesa de San Carlos, reclamó al Concello la nulidad de la donación. Fue a través de una instancia firmada por el procurador Celso Pérez Fernández, que fue leída en el pleno de la corporación desarrollado el 30 de julio de 1952.

A través de aquel escrito, Antonia Micaela Quiñones de León reclamaba la nulidad de la donación realizada por su padre, Francisco Quiñones de León, de la finca denominada «Palacio de Castrelos», donación aceptada por el Concello de Vigo el 1 de mayo de 1925 ante el notario vigués José Sánchez Platero.

La reclamante alegaba en su solicitud que el Concello de Vigo había incumplido las condiciones del donante. Se refería al hecho especificado en la escritura de que la finca debería denominarse Parque Quiñones de León y que en el vestíbulo del palacio debería colocarse una lápida que recordará la donación, sus fines y los nombres del marqués de Alcedo y de su hijo, el marqués de Mos. Además, se indicaba en el documento de donación que la finca no saldría nunca del dominio del Concello de Vigo y debería ser destinada a acoger un museo.

Añadía la marquesa de San Carlos, y quizá esa fuese la razón principal de su reclamación, que cuando falleció su padre «los restantes bienes del mismo no alcanzaron para pagar lo que por legítima correspondía a sus hijos, computado el valor de aquella donación por lo que, en el peor de los casos, según se alegará subsidiariamente en la litis a promover habría que reducir la donación por inoficiosa conforma a los artículos 636 y 655 del Código Civil».

Los informes reclamados por el Concello a su gabinete jurídico llevaron a la corporación a señalar que esas alegaciones no era ciertas, añadiendo que se habían cumplido escrupulosamente todas las condiciones del donante «e incluso en lo que a testimonio de gratitud afecta fue el Ayuntamiento más allá del deseo del donante al recabar el Ayuntamiento para este la grandeza de España, cuyos derechos sufragó el erario municipal». Entre unas cosas y otras, el Concello de Vigo pagó cerca de 200.000 pesetas en los trámites relacionados con la donación del parque.

Recordaba también que se había encargado un busto del marqués de Alcedo y que en todos los documentos oficiales se le daba a la finca el nombre de Parque de Quiñones de León, así como se recordaba que existía la lápida en el vestíbulo recordando al donante y a su hijo.

El Concello calificaba la demanda de «absurdo propósito» y recordaba que era su deber hacer prevalecer la voluntad del marqués de Alcedo «sobre cualquier afán encaminado a tergiversar u oscurecerla». Así que aquella reclamación no tuvo recorrido, aunque en la prensa de la época, especialmente El Pueblo Gallego, hizo alusión a que algunas de aquellas condiciones no se habían cumplido.

En cualquier caso, el gobierno municipal no quiso dejar ningún aspecto al descubierto. La corporación presidida por Tomás Pérez Lorente comenzó la construcción del auditorio al aire libre, siguiendo el proyecto del arquitecto Emilio Bugallo. Este espectacular espacio fue abierto a la programación cultural en el verano de 1954. La compañía Lope de Vega estrenaba los espectáculos de pago en Castrelos con El alcalde de Zalamea, dirigida por José Tamayo, e interpretada, entre otros, por Manuel Dicenta.

Y al año siguiente, en la sesión plenaria del 31 de mayo de 1955 se adjudicaban las obras de reforma del pazo y el museo por valor de 230.800 pesetas. Desde entonces, este espacio ha experimentado diversas reformas, aunque sigue llevando por nombre Parque Municipal de Quiñones de León.