
«Sobra trabajo», dice Antonio Pereira, con 40 años de experiencia
19 jun 2025 . Actualizado a las 13:38 h.La falta de albañiles en Vigo se ha convertido en un problema real para quienes necesitan cualquier tipo de reforma. Antonio Pereira, profesional del sector desde hace más de cuatro décadas, reconoce que la demanda supera con mucho la capacidad de respuesta de los autónomos que trabajan en la ciudad «Ya no estoy dando presupuestos hasta después de agosto. El que quiera esperar que espere», resume con la sinceridad de quien conoce bien el oficio.
La situación actual, lejos de ser puntual, viene de lejos y tiene sus raíces en el cambio de mentalidad y oportunidades laborales. «La razón es que nadie quiere trabajar de albañil. Antes trabajabas en esto porque no había otra cosa. Ahora, gracias a Dios, pienso que hay trabajo. El que quiere labrarse un futuro, encuentra trabajo», señala Pereira, que comenzó en el sector a los 19 años y hoy, a los 60, trabaja en solitario en varias obras a la vez.
«Ahora mismo estoy trabajando en tres sitios a la vez. Estoy preparando una nave en San Andrés de Comesaña, reformando un piso en la urbanización Santa Clara de Lavadores y tengo otra vivienda en Teis para reforma, que también ya la empecé. Trabajo por la mañana de forma intensiva y después por la tarde voy a otro lado», afirma.
El tipo de trabajo también ha cambiado para los albañiles. «Ahora se restaura mucho más que estar en una obra de vivienda nueva. Antes se hacía más vivienda nueva y ahora se hacen muchos más trabajos de reforma y rehabilitación», explica. Se trata de una tendencia que, tras la aprobación del futuro Plan Xeral, experimentará un cambio de rumbo: el nuevo planeamiento recientemente aprobado y que está a punto de entrar en vigor sienta las bases para la construcción de más de 51.000 nuevas viviendas en la ciudad.
Aunque hay cursos de albañilería, Pereira reconoce que «la gente no escoge albañilería. Hay que tener ganas y paciencia y es un trabajo duro. «A veces hay trabajos fáciles y otros son de pico y pala, como digo yo. No hay trabajos de estar relajado todo el día. La mayoría de los encargos que tenemos que afrontar son difíciles», explica. Muchos jóvenes interesados en adentrarse en este mundo de las obras optan por marcharse al extranjero en busca de mejores salarios y una mayor estabilidad laboral.
Emigración
La visión desde el mundo técnico la aporta Alejandro Martínez García, arquitecto al frente del estudio Alexo, que confirma el déficit de oficios en el sector de la construcción. «La juventud, a raíz de la crisis del 2008, no volvió al ladrillo por falta de confianza. Ahora, aunque duela, debemos reconocer que algo debemos estar haciendo mal para que un joven de 25 años llegue al aeropuerto de Vigo, duerma toda la noche en Barajas, vuele a Alemania y coja dos trenes hasta el centro de ese país para trabajar de peón colocando adoquín por 3.800 euros al mes durante ocho meses, con alojamiento pagado. Es para hacérselo ver a este país; la juventud no es vaga, lo que no quiere es esta inestabilidad insoportable para iniciar su vida laboral», afirma.
El resultado es un cuello de botella que condiciona las reformas en la ciudad, con tiempos de espera cada vez más largos, cuando hay un futuro muy prometedor para un oficio esencial muy demandado.