
HEMEROTECA | 30.000 personas llenaron Castrelos hace 23 años para ver a los Gallagher y el grupo de Eladio Santos fue el telonero
22 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.A mediados de mayo del 2002 el Concello de Vigo anunciaba el bombazo musical del verano, el concierto que el grupo británico Oasis ofrecería en el Parque de Castrelos el 24 de julio, una víspera del Día de Galicia con acento de Manchester. Hasta entonces, se gastaron considerables litros de tinta para ir contando todo tipo de detalles sobre los hermanos Gallagher e ir descontando, sobre todo, los días que faltaban para el evento.
La entonces concejala de Fiestas, Isaura Abelairas, se anotaba un tanto espectacular y defendía, además, la música local. «Tras destacar la complejidad de la operación, la responsable de las fiestas comentó que ahora trataban de conseguir que el grupo permitiese que una banda viguesa actuara como telonera en el concierto como se venía haciendo. ‘Aínda que eles traerán o seu propio grupo, intentaremos negociar a presencia dun grupo vigués no concerto'», comentaba consciente de la dificultad de lograr el trato la edila socialista, fallecida hace cuatro años. Pero también lo consiguió.
La banda de los reyes del britpop contaba en aquella gira con dos grupos teloneros, los británicos The Charlatans y los americanos Black Rebel Motorcycle Club, pero en Vigo, no. Los encargados de caldear Castrelos fueron Starlux, descrito como «un potente trío vigués de futuro prometedor liderado por Eladio Santos (ex Brandell Mosca), que acaban de ser fichados por la discográfica Dro y que grabarán en Castrelos un vídeo y un audio» y después saldrían los catalanes Bondage. Eladio Santos siguió haciendo su propio recorrido con Los Seres Queridos y creciendo como autor (acaba de grabar con Eva Amaral cantando en gallego). Y de Bondage nunca más se supo.
Vigo ya estaba cómodamente situada en el circuito de las ciudades que las productoras de espectáculos internacionales tenían en cuenta, pero en el complicado mundillo del showbusiness siempre deja ese resquicio de duda que solo se disipa cuando el artista de turno —y más cuando se trataba de los volubles hermanos Gallagher— salta a la cancha.
De hecho, las hubo y así se contó en La Voz a unas horas del concierto del verano: «Una faringitis de Liam Gallagher hizo peligrar ayer el concierto de Oasis previsto para esta noche en Castrelos. Por la mañana, el grupo anunció la suspensión del recital previsto en Salamanca. Por la tarde, los hermanos Gallagher fueron vistos en un céntrico hotel de Vigo. La organización confirmó que el concierto de hoy no se suspenderá, aunque los médicos recomendaron a Liam un reposo de 24 horas. El lleno está garantizado». Era un párrafo lleno de sobresaltos para poner el corazón en la boca a los fans del grupo, pero con final feliz.

Y es que además del encuentro con el público en el concierto, unos pocos tuvieron la oportunidad de estar a unos centímetros de distancia de sus ídolos. La Voz también daba cuenta de las horas de espera de los seguidores más persistentes. «Algunos fans del grupo británico Oasis llegados de toda Galicia, varias ciudades españolas y hasta del extranjero, esperaban ayer al mediodía en la puerta del hotel NH Palacio de Vigo a que sus ídolos les firmasen fotos, prendas de ropa e incluso en su propia piel. La espera mereció la pena, finalmente lograron su objetivo. Noel Gallagher, Liam Gallagher y Alan White atendieron a las llamadas de sus seguidores y se dirigieron a la entrada del hotel donde les aguardaba una lluvia de flashes y numerosos papeles que dedicar a la persona correspondiente. Aunque no sonrieron demasiado, llenaron durante unos minutos de emoción la puerta del número 17 de la calle García Barbón».

Esa emoción multiplicada por más de 30.000 personas que llenaron Castrelos la víspera del Día de Galicia hace 23 años quedó plasmada en la crónica de La Voz: «Los conciertos de Oasis son imprevisibles, tanto que el de ayer comenzó cinco minutos antes de lo previsto. De casi todos los músicos que en el mundo giran, la audiencia puede esperarse que sigan —más o menos— el guion previamente pactado, que toquen un bis más o menos, que se enrollen con el público más o menos, o que hagan un espectáculo más o menos bueno. Pero con Oasis es complicado porque el carácter de los Gallagher, puede estropear la noche con alguno de sus golpes de efecto».

Afortunadamente, en aquella ocasión hubo suerte y brilló la buena sintonía: «Con un «¡Hola, Vigo!», se ganaron desde el inicio al público que comprobó como el grupo lanzaba un guiño de su futuro con la palabra exist (existencia) en el telón del escenario. Noel y Liam, con Gem Archer, Andy Bell y Alan White, tocaron para abrir boca Hello, The hindu times y continuaron desgranando los temas de Heathen Chemistry y repasando los éxitos que los convirtieron en dioses. Y todos contentos», zanjaba.
Costó 120.000 euros
El caché de Oasis fue de 120.000 euros (20 millones de pesetas) y las entradas se despacharon al precio de 12 euros en venta anticipada en Elepé y la Central de Espectáculos o por teléfono en el Corte Inglés y Servicaixa, y 15 en la taquilla de Castrelos. Entre otras cosas, la banda inglesa pidió a la promotora local además de moqueta en el suelo del camerino, «mucha cerveza japonesa, gran cantidad de bebidas energéticas Red Bull, varios botes de miel pura, patatas fritas, chocolatinas, chicles y tabaco inglés de la marca Benson & Hedges».