
EL ACCIDENTE QUE CAMBIÓ SU VIDA Newman demostró con creces su talento en más de medio siglo de carrera. Pero el empujón llegó con un papel que tendría que haber interpretado James Dean
17 oct 2015 . Actualizado a las 06:36 h.No era para él. Fue su primer paso hacia el estrellato, pero no era para él. Aquel papel del boxeador Rocky Graziano estaba destinado para alguien que ya era una estrella, con solo tres películas. Pero un Porsche, la velocidad y un volantazo acabaron con la vida de James Dean. Y el papel fue para Paul Newman. Hace 60 años del accidente que convirtió a Dean en un mito. Y hace 60 años que a Newman le ofrecieron Marcado por el odio.
UNIVERSOS PARALELOS
Los dos habían estudiado en el Actors Studio. Los dos procedían de la televisión. Los dos habían hecho pruebas para «Al este del Edén». Uno trabajó con Pier Angeli. El otro se lió con ella. Y ahí finaliza el juego de los parecidos razonables entre los dos actores. En aquella prueba de cámara para la película de Kazan, Dean abrió su propia trilogía del éxito, brevísima carrera de apenas dos años estrellada contra un Ford.
Pero antes, Dean y Newman estaban pendientes de un trabajo en televisión que iban a hacer juntos: The Battler, una adaptación de una pieza de Hemingway en la que Newman interpretaría a un sosias del escritor, en su encuentro con un boxeador en decadencia, Ad Francis, al que daría vida James Dean. Dos semanas antes de que se emitiese la película, Dean se mató. Pero como cuenta Shawn Levy en su fantástica biografía de Paul Newman, el proyecto siguió adelante. ¿Cómo? Ofreciendo a Paul el papel del boxeador. Él lo rechazó. Dijo que no podía hacerlo «por razones emocionales». Pero lo convencieron. Y aunque la película no tuvo las mejores críticas, abrió la puerta a otro boxeador que cambiaría su carrera.
Cuando Rocky Graziano publicó la historia de su vida y la Warner compró el libro, se puso en marcha el proyecto para que Robert Wise dirigiese la cinta. Y para el papel protagonista, James Dean era el candidato perfecto. Pero fue Newman el que se subió al ring. Años más tarde, el actor diría: «Sigo convencido de que si Jimmy hubiera protagonizado «The Battler», también le habrían dado el papel de Graziano en «Marcado por el odio», según recoge Levy en su libro. Aquella confluencia de planetas girando en órbitas paralelas la cerraba la protagonista de la película: Pier Angeli, la misma que Newman presentó a Dean. La misma que vivió aquella breve historia con Jimmy. Y Sal Mineo, eterno secundario de Dean con aquellos ojos tristes que lo seguían en Rebelde sin causa, o desde el otro lado de la valla en Gigante. Antes de que todo acabase convertido en chatarra.
RESPETO DE LA CRÍTICA
El éxito de Marcado por el odio dio un cambio de rumbo a la carrera de Newman. Aunque tardaría años aún en conseguir el respeto de la crítica en el cine (los mismos que tardó en limar cierta rigidez y explotar un físico cada vez más sexual y menos puro, algunos más de los que tardó en comprar su libertad a la Warner), la televisión y el teatro siguieron apostando por él. Y sobre todo ella. Joanne Woodward no solo le dio un matrimonio sólido y tres hijas. Le dio su carrera. Con un Óscar debajo del brazo por Las tres caras de Eva, nunca fue una estrella. Era otra cosa. Era actriz. Y decidió trabajar solo con él.
En la década de los 60, Newman dejó atrás la losa de ser un Marlon Brando de segunda. De haber conseguido el éxito de rebote. Y rodó algunas de sus mejores películas. Fue El Buscavidas, Harper investigador privado, Cool Hand Luke en La leyenda del indomable. En pleno cambio, en los 70, supo dotar a Butch Cassidy del aire de los antihéroes del nuevo cine americano. Aquel aire cansado que retomaría 25 años después con un acabado Eddie Felson, la mirada oculta y la sonrisa irónica más hermosa de Hollywood.