«Cuando vi a Bustamante en Operación Triunfo dije: yo quiero cantar»

Virginia Madrid

YES

cedida

Nos conquistó con Pedro, el chico de los recados en «Velvet», después reinó como Jorge VI en «El discurso del rey» y hoy canta y baila en el musical «Billy Elliot». «Hay que estar preparado, nunca sabes cuándo te llegará otra buena ola», asegura.

13 ene 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

El que la sigue, la consigue. Así, sin rendirse jamás y echándole, mucha pasión, entusiasmo e ilusión Adrián Lastra (Madrid, 1984) se ha convertido en el chico de moda. Brilla con Pedro en Velvet Colección, nos ha hecho reír en la gran pantalla en Toc Toc y ahora canta y baila cada noche en el musical Billy Elliot. Todo lo que he ido sembrando estos últimos años, me está dando los frutos ahora y me siento muy orgulloso. Pero el madrileño matiza: «¡Cuidado! Que no he tenido suerte. Detrás hay mucho trabajo y mucha dedicación». Sin embargo, el chico de barrio, que huye del postureo y al que le encanta irse de cañas con sus amigos, no siempre encadenó un proyecto con otro: «Cuando empecé, si me presenté a cincuenta cástings, en cuarenta y siete me dijeron que no. Fue una racha difícil, pero seguí adelante. Es verdad que el No resta, pero cuando te dicen Sí, multiplica y así pillas impulso», confiesa.

-No paras. «Velvet Colección», la película «Toc Toc» y ahora el musical «Billy Elliot». ¿El 2017 ha sido tu gran año?

-Sí. El 2017 ha sido un año muy bonito y redondo. He vivido una experiencia maravillosa con proyectos que se han consolidado como Velvet Colección y otros que me han supuesto una oportunidad como volver a hacer cine y el sueño increíble de Billy Elliot.

-Seguro que en los últimos meses te has pellizcado, porque pensabas que todo lo que estabas viviendo era un sueño. ¿A que sí?

-Estoy muy contento y me siento muy orgulloso, pero todo esto de lo que estoy disfrutando ahora, no ha sido de un día para otro. ¡Cuidado! Que no he tenido suerte. Hay mucho esfuerzo, mucho trabajo y dedicación detrás. Todo lo que he ido sembrando estos últimos años, me está dando los frutos ahora y estoy feliz.

-¿Con qué sueñas recién estrenado el 2018?

-Este oficio es un maratón en el que vamos pasando por diferentes etapas. Mi sueño es poder vivir toda la vida de la interpretación. Poder decir, soy actor y trabajo de actor a medida que vayan pasando los años. Tengo compañeros que son buenos actores y no les queda otro remedio que trabajar de lo que les surge. Esta profesión es muy complicada y muy inestable.

-Pero parte de ese sueño se ha cumplido. Eres actor y vives de ello.

- Yo me siento un currante. Actor o cantante son palabras muy grandes que le van perfectamente a Carlos Hipólito o a José Sacristán. Yo acabo de llegar, yo estoy en pañales y todavía necesito el biberón. Es cierto, que tengo ambición sana y voy a seguir trabajando duro para convertirme en actor y labrarme una buena carrera.

-Vas a por todas. ¿Cuáles dirías que son tus puntos fuertes?

- La intuición sobre todo. Soy muy intuitivo en lo personal y profesional. Para abordar un personaje nuevo siempre realizo un trabajo de campo. Me planteo: ¿Cómo respiraría? ¿Cómo sentiría? ¿Cómo se comportaría? A partir de ahí, construyo una silueta y poco a poco lo voy perfilando.

 -¿Y tus carencias o debilidades?

-La inseguridad. Es una tara. Cuando voy a empezar un trabajo, siempre pienso que me van a echar. Esto me viene de cuando me seleccionaron para hacer el musical Queen. Yo tenía dieciocho años y después de estar catorce días ensayando, me dijeron que no servía para esto y me echaron del espectáculo. Fue muy duro, pero seguí adelante, porque sabía que yo valía, que tenía que perseguir mi sueño y aquí estoy.

 -¿El que la sigue, la consigue?

-¡Claro! Se trata de perseverar, de no rendirse y de confiar en uno mismo. Cuando empecé a moverme como actor, si me presenté a cincuenta cástings, en cuarenta y siete me dijeron que no. Fue una racha difícil, porque te desanimas, pero seguí echándole entusiasmo, energía y emoción. Es verdad que el No resta, pero cuando te dicen Sí, multiplica y así pillas impulso. Además, nadie dijo que fuera fácil.

-Regresas al musical y por la puerta grande de la mano de «Billy Elliot» donde interpretas a Tony.

-¡Es un pedazo de espectáculo! Hace poco aproveché uno de los días que no me tocaba actuar y lo viví como espectador y aluciné. Me impactó muchísimo la fuerza, la energía que desprende todo el elenco desde el escenario, fue tan emocionante. Esa noche entendí, por qué la gente lo flipa. Y mi personaje es un regalazo, canto, bailo e interpreto. ¿Qué más puedo pedir? Cada noche disfruto como un niño chico.

 -¿Habías visto la película?

-He visto la película y el musical y la historia es fantástica, porque todos nos podemos sentir identificados con el protagonista. Ve en busca de tu sueño, pese a las dificultades y no pares hasta hacerlo realidad.

  -Antes, habías participado en los musicales «Hoy no me puedo levantar», «40 el musical» y poca gente sabe que cantaste con el grupo La Década Prodigiosa.

-Eso es. Cuando vi a David Bustamante en Operación Triunfo, dije yo también quiero cantar. Me encantaba como cantaba. Una vez me invitó a subir al escenario a cantar con él. Fue increíble.

-Ahora me dirás que cantas en la ducha.

-¡Por supuesto! No sabes cómo lo sufren mis vecinos. ¡Ja,ja,ja!

  -Nos conquistaste con Pedro, el chico de los recados de «Velvet». Un secundario pequeño que le has hecho grande a base de mucha ternura y sentido del humor.

-Pedro creció gracias a Rita, su pareja y a quien daba la réplica. Entre Cecilia (Freire) y yo hemos hecho brillar a Pedro. Alguien dijo que no existe un personaje pequeño, sino un actor mediocre y estoy totalmente de acuerdo. Cuando estoy rodando tengo un peligro y es que si no dicen corten, yo sigo con la secuencia y como Cecilia, me seguía el juego; pues así, poco a poco, y con guiños que vimos que funcionaban, Pedro fue creciendo hasta convertirse en el que es hoy.

  -¿Qué te ha regalado el personaje de Pedro en «Velvet»?

-Me ha regalado una nueva vida profesional. Pedro me ha dado mucha visibilidad y el trabajo llama al trabajo en esta profesión. Me ha abierto puertas. A raíz de este personaje, me surgió hacer El discurso del rey en el Teatro Español de Madrid, que fue increíble, y también varias películas en cine.

-Seguro que por la calle, la gente te saluda llamándote Pedro.

- Cuando empezó la serie, continuamente. Mi personaje se hace querer. Ahora, poco a poco, cada vez voy escuchando más mi nombre, Adrián y me gusta.

 -Tu familia se sentirá muy orgullosa de ti. ¿Verdad? Seguro que son tus fans más incondicionales.

-Mis padres y mis hermanos alucinan. Al principio, estaban impresionados de que su hijo estuviera en Velvet, la serie de la que todo el mundo hablaba. Y ahora con el musical, imagínate. Están encantados de que me vayan tan bien las cosas. Presumen de hijo. ¡Ja,ja,ja!

 -¿Cómo llevas la popularidad?

-Bueno, forma parte de mi profesión. Mis amigos lo llevan fatal. No llevan bien el que no me quiten los ojos de encima cuando vamos por la calle, que me pidan fotos continuamente, que te observen para ver cómo te comportas mientras te tomas una caña... Ellos se agobian, yo procuro llevarlo con normalidad y ser yo mismo. Con los años, uno aprende a relajarse.

  -¿Es quizá la parte menos atractiva de tu oficio?

-Es el resultado de hacer un personaje que brille en una serie de éxito o en un musical como el que estoy haciendo. Cuando me piden una foto, también es mi trabajo, pero siempre pido educación, sin avasallar y respetando a las personas que me acompañen. Hay que aprender a manejar estas situaciones igual que nuestra presencia en las alfombras rojas y galas.

 -Precisamente, luces muy elegante en las alfombras rojas y photocalls.

-Se hace lo que se puede. Me dejo aconsejar. La gente piensa que la vida de los actores es todo glamur y fiestas y trajes de marca muy caros y no, se equivocan. Las alfombras rojas duran solo unas horas y al día siguiente toca madrugar mucho para ir a rodar. Eso el que tiene suerte y está trabajando. Que la mayoría de los actores no tienen trabajo.

-¿Algo pendiente?

-¡Uf! Tantas cosas. Estudiar idiomas. Me gustaría aprender francés e italiano para poder trabajar fuera y moverme. El mundo es muy grande y quiero explorarlo. Abrir puertas. Hay que aprovechar los momentos, y estar preparado, porque nunca sabes cuándo te llegará otra buena ola.

 - Si te digo Adrián Lastra. ¿Qué te viene a la cabeza?

-Buen rollo, cercanía, poco postín y un tipo de calle.