No eres famoso si no las llevas. Una afirmación que no siempre se cumple. Detrás de los cristales más reconocidos del panorama artístico se esconden problemas de visión o un sistema de autodefensa ante agresiones
17 feb 2020 . Actualizado a las 10:17 h.Hace casi un año que el mundo de la moda vive sin uno de sus genios. Karl Lagerfeld, el hombre que revolucionó Chanel, una de las firmas más emblemáticas del buen vestir y de la elegancia. Su imagen, en cambio, fue durante muchos años invariable. Levita larga negra, corbata negra, pantalones del mismo color y camisa de cuello alto blanca. ¡Ah! y unas gafas de sol de pasta negra que no se quitó en público durante más de 50 de años. ¿La razón? Las llevaba puestas cuando el novio celoso de una amiga suya le dio con un cristal. Afortunadamente, sus gafas evitaron que le hiciera daño en un ojo. Él mismo lo contó en el diario alemán ZEITmann: «Estaba con una amiga en un club cuando, de repente apareció un hombre con el que ella había tenido un lío amoroso. Cuando me vio con ella, le quiso derramar la copa por la cabeza. Durante ese movimiento me dio con el vaso en el ojo. Ese día tenía por casualidad unas gafas porque soy ligeramente miope [...] Entonces me di cuenta de que los ojos son lo más preciado que tengo. Y desde entonces no salgo más de casa sin gafas». Una anécdota que ocurrió en 1967.
DELANTE DE ISABEL II
Otra de las grandes en el mundo de la moda es Anna Wintour, editora jefa de la edición estadounidense de la revista Vogue desde 1988, y tampoco se separa por mucho tiempo de sus gafas de sol. Sus cuidados estilismos y su corte de pelo al estilo bob con flequillo casi siempre tienen un denominador común, unas lentes de cristal y montura negras. Aunque, al contrario de Karl, a ella se le conoce el color de sus ojos, pero sus gafas comienzan a ser imprescindibles en sus looks. Incluso las llevaba en febrero del año pasado en la London Fashion Week en presencia de la reina Isabel II. Se sentó al lado de ella y no se las quitó: «Son increíblemente útiles. Así evitas que los demás descifren lo que estás pensando [...] Me ayudan mucho cuando me siento cansada o con sueño... quizás ya se convirtieron en parte de lo que soy», reconoció en una entrevista a CNN, para luego confesar: «Seré muy honesta contigo: he estado increíblemente enferma esta semana. Además, me acabo de operar los ojos, así que esas son las verdaderas razones por las que las llevo hoy».
No hay gafa que se le resista al cantante británico más extravagante. Se le puede ver con los modelos más disparatados, aunque a él siempre le sientan bien. Elton John no es fiel a ningún modelo, aunque tiene preferencia por las gafas redondas. Hace 20 años ya tenía más de 20.000 modelos. Se las puso en honor a un ídolo de la infancia, Buddy Holly, que murió en un accidente muy joven. Y reconoció que después de un tiempo llevándolas, ya no podía «ver bien sin ellas». Dispone de un enorme armario en su casa donde guarda su colección de gafas y durante una gira en Brasil solicitó que fueran almacenadas en una habitación de hotel.
POR UN GLAUCOMA
¿Qué es lo que lleva al cantante de la mítica banda U2 a llevar siempre gafas de sol? Al contrario de lo que parece no es una seña de identidad. Detrás de sus lentes se esconde un grave problema de visión que padece desde hace 25 años. Bono confesó hace seis años en la BBC que sufre glaucoma ocular, una enfermedad que en su fase más avanzada puede causar ceguera y que provoca que su nervio óptico tenga una sensibilidad extrema. También la padece Andrea Bocelli: «No te preocupes, tengo buenos médicos y voy a estar bien [...] Ahora no os vais a quitar jamás esto de la mente y estaréis pensando continuamente en el pobre, viejo y ciego Bono».
Nuestro director de cine más internacional también es otro habitual de las gafas oscuras. Pedro Almodóvar rara vez se las quita. Una de esas ocasiones fue durante sus intervenciones en la pasada edición de los premios Goya. Cada vez que reaparece el manchego en algún acto público le llueven las críticas de por qué las lleva puestas. Pues, al contrario de lo que mucha gente piensa, no lo hace por estilismo, sino porque tiene fotofobia. Una enfermedad que le provoca intolerancia a la luz. Es como un deslumbramiento permanente en una situación de iluminación excesiva. También está muy relacionada con las migrañas, una dolencia que, según reconoció su propio círculo, él también sufre.