«Los niños me dan mucho más de lo que yo les doy»

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MARCOS MÍGUEZ

22 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ella es una de las imprescindibles de la Compañía de María de A Coruña. Encarna Olveira da los buenos días saltando a la comba. Esa es su particular forma de saludar a los alumnos que acuden a madrugadores. De esta forma consigue que se diviertan y que los padres se vayan tranquilos a sus trabajos: «Surgió porque me di cuenta de que hoy en día los niños se dedican a correr unos detrás de otros sin sentido, entonces les pedimos a los Reyes Magos una cuerda y una goma para saltar, y nos las trajeron. Y así todos juntos pueden jugar, los más pequeños con los mayores. El primer día te preguntan cómo se hace, pero luego ya van solos», reconoce esta mujer que asegura sentir pasión por los peques: «Me encantan. Y los más pequeños son una pasada. Ellos me dan mucho más de lo que yo les doy a ellos. Es maravilloso. Te dan tanto cariño...», confiesa esta mujer que es pura vitalidad.

Entre las tareas que tiene asignadas está la de madrugadores, pero puntualiza que fue la madre Socorro quien comenzó con esta labor tan necesaria para los padres y que además es un servicio que ofrece el colegio de manera gratuita. Luego tomaron el relevo, María Hermida, que es la actual directora, y Encarna, que ahora cuenta con la inestimable ayuda de Elsa, una de las profesoras del centro. Es un gran apoyo para ella. Tampoco se olvida de María, la bibliotecaria, de la que también destaca su buen hacer con los niños para estimularles en la lectura.

CONTROL DE CALIDAD

Hace 15 años que esta técnica de control de calidad, en análisis clínicos y auxiliar de enfermería aterrizó en la Compañía de María. Y desde entonces supo que su sitio estaba ahí, al lado de los niños: «Yo antes trabajaba en una empresa y viajaba siempre. Tengo una hija que ahora tiene 25 años y no la pude cuidar como a mí me gustaría. Tenía una chica y lo pasaba fatal cada vez que me iba a trabajar y mi hija se quedaba llorando. Por eso para mí es tan importante que ellos, los niños, no sufran, que se queden contentos, que sepan que sus padres tiene que ir a trabajar y no pasa nada, que van a venir pronto a recogerlos. Eso para mí es supergratificante y muy importante», dice.

"Noto que me aprecian, que me quieren, y eso para mí es muy importante. Además, se portan genial. No se pelean y unos cuidan de otros”

Encarna abandonó su carrera profesional por estar al lado de su hija, una decisión de la que nunca se ha arrepentido, todo lo contrario: «Cuando mi hija cumplió once años decidí que tenía que dejarlo porque no la disfrutaba. Yo además viajaba mucho, me iba a Madrid y hacíamos cursos, además de estar todo el día fuera. Y empecé trabajando aquí en la limpieza», un auténtico cambio de vida que, aunque certero, le resultó en un primer momento algo difícil: «Al principio fue duro porque si elegí mi carrera era porque me encantaba, pero después cuando ya estaba en madrugadores empecé a tener relación con los niños, y ahí sí que me sentí mucho más realizada, aparte de que tengo una ventaja muy grande porque la dirección siempre me ha apoyado muchísimo, no solo a mí, sino también a los padres», comenta esta todoterreno que además de llevar el servicio de madrugadores, también está en el comedor con los pequeños y en la siesta con los niños de tres años, organiza la despensa y atiende las necesidades de los alumnos con problemas especiales. Es una figura imprescindible en el colegio, aunque a ella le cuesta reconocerlo.

Lo que sí nota es el cariño de los pequeños y de los padres: «En estos 15 años nunca tuve ningún problema. Nunca. Noto que me aprecian, que me quieren, y eso para mí es muy importante. Además, los niños se portan genial. No se pelean, se acostumbran a cuidar unos de otros, los mayores están muy pendientes de los pequeños. Y me ayudan un montón. Siempre me pusieron todo superfácil», explica quien quiere también valorar la labor que hace el profesorado en el colegio.

Encarna se involucra tanto en el cuidado de los pequeños que no puede evitar que le afecte todo lo que les pasa: «Es un arma de doble filo. Me entero de todos los problemas que tienen y sufro muchísimo. Sobre todo, cuando los padres se separan y a veces los ves que lo están pasando mal. Y te preguntan: ‘Encarna, ¿hoy quién me viene a recoger: mamá o papa?’ A mí eso me pone fatal. Para mí es muy duro. Y luego los padres también te lo cuentan, porque soy muy habladora, y me involucro un poco también con ellos y te cuentan sus problemas».

Pero a pesar de ello, asegura ser muy feliz donde está: «Mi hija alucina con lo que me gusta estar aquí. Yo le digo a mi marido que quiero tener otro niño, y él me dice: ‘Con la cantidad de niños que tienes en la Compañía... Aprovéchalos, no hay más’. Se lo digo en plan coña, pero creo que me tendré que quedar con los 75 nuevos que entran cada año», bromea.