Aún hay en Galicia playas que nadie pisa

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CARMELA QUEIJEIRO

Tesoros escondidos. Son nuestros verdaderos paraísos. Pequeñas calas de arena blanca y aguas cristalinas en las que apenas hay gente y la palabra aglomeración desaparece con la marea

18 jul 2020 . Actualizado a las 22:56 h.

Aguas cristalinas, arena blanca y playas casi desiertas. Es el paraíso de Galicia. Y lo que todos buscamos, sobre todo este año en el que las aglomeraciones nos producen urticaria. Pero, ¿todavía existen? Claro que sí. Los cerca de 1.300 kilómetros de litoral gallego aún esconden tesoros como los que presentamos. Pequeñas calas en los que la masificación todavía no ha hecho acto de presencia y que disfrutan tan solo unos pocos privilegiados, principalmente los vecinos de la zona.

Playa de Couso, Ribeira. 
Situada entre el mar abierto y la entrada norte de la ría de Arousa, esta cala apenas cuenta con bañistas. Cuando sube la marea, el agua se traga este bello paraíso de arena blanca y aguas cristalinas, que está muy recogido por las rocas.
Playa de Couso, Ribeira. Situada entre el mar abierto y la entrada norte de la ría de Arousa, esta cala apenas cuenta con bañistas. Cuando sube la marea, el agua se traga este bello paraíso de arena blanca y aguas cristalinas, que está muy recogido por las rocas. CARMELA QUEIJEIRO

Uno de esos tesoros es Praia do Couso, en la parroquia de Aguiño (Ribeira). Este arenal es relativamente conocido, pero hay un rincón oculto hacia el final que solo se descubre con la bajamar. Además, el polígono que se encuentra a sus pies puede despistar a los visitantes. Situada en punta Couso, entre el mar abierto y la entrada de la ría de Arousa, esta pequeña cala apenas tiene gente. El que va la puede disfrutar prácticamente en la intimidad. Influye, sobre todo, que solo se puede ir cuando la marea lo permite. De ahí que sea un arenal casi en exclusiva para los vecinos de la zona. Pero, en cambio, sí cuenta con una zona de aparcamiento muy cerca. «Yo la descubrí por casualidad», asegura una de las escasas usuarias del arenal que destaca su belleza: «Está además en una zona muy recogida por las rocas, a pesar de encontrarse en la punta», asegura Carmen, que define el lugar como «espectacular». Ideal si se busca tranquilidad para pasar una jornada playera solo con la compañía que tú elijas. Además, desde esta cala también puedes acceder a otras playas que tienen peor comunicación, como Praia Penisqueira, otro lugar para perderse en la intimidad.

Playa de Covelo. Bueu. 
En la ría de Pontevedra quedan pocos tesoros por descubrir sin aglomeraciones. Uno de ellos es este. Entre las concurridas playas de Lapamán y Portomaior se encuentra esta cala de arena fina y blanca y aguas cristalinas.
Playa de Covelo. Bueu. En la ría de Pontevedra quedan pocos tesoros por descubrir sin aglomeraciones. Uno de ellos es este. Entre las concurridas playas de Lapamán y Portomaior se encuentra esta cala de arena fina y blanca y aguas cristalinas. Ramón Leiro

Cuanto más al sur, más complicado es hallar estos lugares con encanto y casi privados. Pero habelos hainos. Otro de estos tesoros se encuentra en el municipio costero de Bueu. Situado entre los grandes y bellos arenales de la parroquia de Cela, como el de Lapamán y Portomaior. Justo entre estas dos playas, hay una pequeña cala que pasa desapercibida para los turistas. Solo los vecinos de la zona saben de ella, y aunque cada vez hay más gente en este pequeño arenal, sigue siendo un lugar poco concurrido a pesar de encontrarse en el corazón de la turística ría de Pontevedra. La playa de Covelo es el nombre que recibe esta cala y cuenta con un acceso muy discreto. Deberás aparcar cerca de la carretera nacional —ten cuidado porque si aparcas en el arcén de esta vía corres el riesgo de que te multen— y desde ahí, tendrás que bajar a pie a esta playa de aguas cristalinas, frondosa vegetación y arena blanca. Además, cuando hay bajamar podrás acceder por las rocas a la cala de O Muíño Vello y, de ahí, a la conocida playa de Lapamán.

MUY CERCA DE COVELO

Muy cerca de Covelo también se encuentra otro arenal mucho menos conocido aún. Se trata de A Ribeira, situado en la parroquia de Ardán, en Marín. A pesar de que hace unos años que el Ayuntamiento acondicionó su acceso, el elevado número de piedras que tiene convierten este lugar en un paraíso íntimo, pero demasiado incómodo para el común de los mortales, y un lugar idílico para sus escasos bañistas. Como suele ocurrir con estas calas, la pleamar las reduce al mínimo y los pocos centímetros de arena que tienen se quedan bajo el agua. Pero la ventaja de este arenal es que cuenta con algunas rocas de grandes dimensiones en las que podrás tostarte al sol y, por qué no, también darte algún chapuzón mientras esperas a que la marea te devuelva la playa. Además, las lanchas de pescadores que salpican el mar y el islote que sirve de protección natural de este enclave lo convierten en un sitio con mucho encanto. Sin apenas ruido y con unas preciosas vistas a la ría. Si vas tanto a la playa de A Ribeira como a Covelo, no dudes en aprovechar los últimos rayos de sol del día. Contemplarás unas puestas de sol mágicas al perderse Lorenzo por el ocaso. Es otra de las ventajas de la orientación de esta parte de la ría de Pontevedra.

Playa de San Bartolo.Barreiros.
En este municipio mariñano se encuentra esta playa, entre los arenales de Altar y Acantilado. Cuando baja la marea se forma una sola línea del litoral sin interrupciones de casi cuatro kilómetros hasta la playa de Lóngara. En la pleamar, este arenal queda engullido.
Playa de San Bartolo.Barreiros. En este municipio mariñano se encuentra esta playa, entre los arenales de Altar y Acantilado. Cuando baja la marea se forma una sola línea del litoral sin interrupciones de casi cuatro kilómetros hasta la playa de Lóngara. En la pleamar, este arenal queda engullido. PEPA LOSADA

Mucho más al norte, se encuentra la playa de San Bartolo, en el municipio mariñano de Barreiros. Porque entre O Vicedo y Ribadeo hay mucho más que As Catedrais y Fuciño do Porco, lugares para los que la Xunta ya había habilitado un servicio de reserva previa para protegerlos y evitar aglomeraciones en los accesos antes de los últimos rebrotes de A Mariña. Pero incluso en la época en la que no existía la palabra confinamiento, esta playa nunca ha estado llena. Más bien todo lo contrario, «podes estar só perfectamente», comenta Troski, uno de los socorristas del municipio, que está deseoso de que se levanten las restricciones en toda la comarca. Ubicada entre la playa Altar y Acantilado-Remior esta cala es casi de uso exclusivo para los residentes de la zona: «Máis ben van as persoas das urbanizacións que viven preto», explica este experto en playas, mientras reconoce que el motivo por el que no acuden más bañistas es porque hay que controlar las mareas: «É unha cala que cando sobe a marea queda sen praia, e agora que as mareas son máis grandes, pois aínda máis». Pero mientras dura la bajamar, este arenal de arena blanca y aguas tranquilas, a pesar de ser mar abierto, es un auténtico paraíso en el que disfrutar sin nadie que te moleste. Además, cuando la marea lo permite, se crea un paseo natural hasta la playa de Lóngara, pasando por los arenales de Remior, Benquerencia y Fontela. Se forma una sola línea de litoral sin interrupciones de casi cuatro kilómetros de longitud.

No hay problemas de aparcamiento en este enclave, pero sí es cierto que tienes que saber de la existencia de San Bartolo para llegar porque la playa está casi oculta por la urbanización que hay en la zona. En sus inmediaciones hay un paseo marítimo y una área recreativa para pasar un día perfecto en contacto con la naturaleza si la pleamar impide bajar hasta la arena. Este, sin duda, es un lugar perfecto para disfrutar al aire libre lejos de aglomeraciones y si las autoridades sanitarias lo permiten en este verano tan atípico que nos ha tocado vivir.

UN RINCÓN EN O VICEDO

La comarca de A Mariña cuenta con más de 50 playas para elegir y poder mantener la distancia de seguridad, una vez que se eliminen las restricciones. Destaca la playa de Area, en Viveiro; Llas, en Foz; Xilloi, en O Vicedo y Esteiro, en Ribadeo, según informa Lucía Rodríguez. Pero para estar en la intimidad, además de San Bartolo también hay otro rincón íntimo en el municipio mariñano de O Vicedo. Se trata de la playa de Caolín, «cuyo acceso entre frutales es una delicia». Otra de estas calas que apenas tiene gente es la de Rochas Brancas, muy próxima al Faro de Illa Pancha y a la que también la pleamar le juega una buena o mala pasada, según se mire, porque si bien la deja casi sin arena, también esto le permite alcanzar la intimidad tan deseada por todos.

EN LA COSTA DA MORTE

Playa de A Barda. CORME (PONTECESO).
Muy próxima a O Roncudo se encuentra este lugar solitario e ideal para pasar una jornada tranquila en contacto con la naturaleza. Rodeada de grandes acantilados, es la imagen idílica que nos deja A Costa da Morte
Playa de A Barda. CORME (PONTECESO). Muy próxima a O Roncudo se encuentra este lugar solitario e ideal para pasar una jornada tranquila en contacto con la naturaleza. Rodeada de grandes acantilados, es la imagen idílica que nos deja A Costa da Morte ANA GARCIA

En este reportaje no podía faltar alguna de las maravillosas playas que hay en la Costa da Morte. Cogemos el coche y nos vamos hasta Ponteceso. Tienes que tomar la AC-424 que une esta localidad con Corme y luego desviarte por una pista hasta alcanzar la playa de A Barda. Al llegar deberás buscarte un poco la vida para aparcar, porque no existe una zona específica para dejar el coche, aunque normalmente no hay problema porque es una playa muy poco concurrida. Eso sí, en cuanto pones la toalla en la arena, la naturaleza cobra especial protagonismo. Es precioso, y está situado en un entorno típico de esta costa bañada por acantilados. También está próxima al cabo de O Roncudo. Y tiene unas aguas transparentes, aunque deberás estar alerta de las corrientes y no descuidarte: «É a típica praia onde podes ir a abstraerte. Un espazo para gozar da natureza, solitario e tranquilo. Con augas absolutamente limpas e claras. É un sitio típico da Costa da Morte, discreto e moi bonito», así la describe Xosé, que conoce el enclave a la perfección. Ya dan ganas de coger el bañador y tumbarse en este rincón paradisíaco. Si este verano no sales de Galicia, aquí dejamos un buen plan.